Proseguimos con el poema de 1904 Deslealtad (Απιστία), que se inicia con un fragmento de la República de Platón. La cita de la República de Platón (II, 383ab) no está, sin embargo, completa, ya que Kavafis omite esta frase: τὴν τοῦ ἐνυπνίου πομπὴν ὑπὸ Διὸς τῷ ᾿Αγαμέμνονι(el mensaje que, mientras duerme Agamenón, le envía Zeus). Platón, en la frase que Kavafis omite, se refiere a Ilíada II, 1-34:
Las demás deidades y los hombres que en carros combaten durmieron toda la noche, pero Zeus no probó las dulzuras del sueño, porque su mente buscaba el medio de honrar a Aquileo y causar gran matanza junto a las naves aqueas. Al fin, creyendo que lo mejor sería enviar un pernicioso sueño al Atrida Agamemnón, pronunció estas aladas palabras:
-Anda, pernicioso Hipno, encamínate a las veleras naves aqueas, introdúcete en la tienda de Agamemnón Atrida, y dile cuidadosamente lo que voy a encargarte. Ordénale que arme a los aqueos de larga cabellera y saque toda la hueste: ahora podría tomar a Troya la ciudad de anchas calles, pues los inmortales que poseen olímpicos palacios ya no están discordes, por haberlos persuadido Hera con sus ruegos, y una serie de infortunios amenaza a los troyanos.
Tal dijo. Partió el Hipno al oír el mandato, llegó en un instante a las veleras naves aqueas, y hallando dormido en su tienda al Atrida Agamemnón – alrededor del héroe habíase difundido el sueño inmortal- púsose sobre la cabeza del mismo, y tomó la figura de Néstor, hijo de Neleo, que era el anciano a quien aquél más honraba. Así transfigurado, dijo el divino Hipno:
-¿Duermes, hijo del belicoso Atreo domador de caballos? No debe dormir toda la noche el príncipe a quien se han confiado los guerreros y a cuyo cargo se hallan tantas cosas. Préstame atención, pues vengo como mensajero de Zeus; el cual, aun estando lejos, se interesa mucho por ti y te compadece. Armar te ordena a los aqueos de larga cabellera y sacar toda la hueste: ahora podrías tomar la ciudad de anchas calles de los troyanos, pues los inmortales que poseen olímpicos palacios ya no están discordes, por haberlos persuadido Hera con sus ruegos, y una serie de infortunios amenaza a los troyanos por la voluntad de Zeus. Graba mis palabras en tu memoria, para que no las olvides cuando el dulce sueño te abandone.
La traducción es de Luis Segalà.
La referencia a Esquilo nos lleva al Fragmento 340 (o 350), versos 1-9, en la edición de Nauck (Tragicorum Graecorum Fragmenta).
Nauck aporta este fragmento:
ὁ δ᾿ἐνδατεῖται τὰς ἑμὰς εὐπαιδίας
νόσων τ᾿ ἀπείρους καὶ μακραίωνας βίου,
ξύμπαντά τ᾿ εἰπὼν θεοφιλεῖς ἐμὰς τύχας
παιᾶν᾿ ἐπηυφήμησεν, εὐθυμῶν ἐμέ.
κἀγὼ τὸ Φοίβου θεῖον ἀψευδὲς στόμα
ἤλπιζον εἶναι, μαντικῇ βρύον τέχνῆ.
ὁ δ᾿, αὐτὸς ὑμνῶν, αὐτὸς ἐν θοίνῃ παρών,
αὐτὸς τάδ᾿ εἰπών, αὐτός ἐστιν ὁ κτανὼν
τὸν παῖδα τὸν ἐμόν.
El primer verso es acomodado por Platón a su propia redacción: ὅταν φῇ ἡ Θέτις τὸν Ἀπόλλω ἐν τοῖς αὐτῆς γάμοις ἄδοντα «ἐνδατείσθαι τὰς ἑὰς εὐπαιδίας.
El fragmento 284 a de la Tetralogía 29, tragedia 1ª, versos 1 a 9, en la versión de Stephanus es éste. Habla Tetis:
<ΘΕΤ.> τὰς ἐ<μ>ὰς εὐπαιδίας νόσων τ᾿ ἀπείρους καὶ μακραίωνας βίου,
ξύμπαντά τ᾿ εἰπὼν θεοφιλεῖς ἐμὰς τύχας
παιᾶν᾿ ἐπηυφήμησεν, εὐθυμῶν ἐμέ.
κἀγὼ τὸ Φοίβου θεῖον ἀψευδὲς στόμα
ἤλπιζον εἶναι, μαντικῇ βρύον τέχνῆ.
ὁ δ᾿, αὐτὸς ὑμνῶν, αὐτὸς ἐν θοίνῃ παρών,
αὐτὸς τάδ᾿ εἰπών, αὐτός ἐστιν ὁ κτανὼν
τὸν παῖδα τὸν ἐμόν. < >᾿
Papiro de Oxirrinco 2257, fragmento 4.
El poema de Kavafis parece recoger la edición de John Burnet, en Oxford: νόσων τ᾿ ἀπείρους καὶ μακραίωνας βίους quien en el aparato crítico escribe:
μακραίωνος βίου Eusebius
μακραίωνας βίου ci. Stephanus
Kavafis omite, sin embargo, estas palabras:
αὐτὸς ἐν θοίνῃ παρών, αὐτὸς τάδ᾿ εἰπών, y lo marca con puntos suspensivos.
El anónimo del De figuris 3436 (Rhetores Latini minores, edición de Halm página 64) escribe:
ἐπαναφορά
est “repetitio”, cum verbo saepe incipio uno:
“ipse epulans, ipse exponens l<a>eta omnia nuptae,
ipse patrem prolemque canens, idem ipse peremit”.
que se refiere a los versos 7 y 8 de la cita esquílea de Platón:
ὁ δ᾿, αὐτὸς ὑμνῶν, αὐτὸς ἐν θοίνῃ παρών,
αὐτὸς τάδ᾿ εἰπών, αὐτός ἐστιν ὁ κτανὼν
Ya nos hemos referido al fragmento de la República de Platón que el alejandrino hace anteceder a su poema y hemos indicado la procedencia de esas palabras de Platón (Homero y Esquilo). Nos parece oportuno ofrecer la traducción de Conrado Eggers Lan de este fragmento de la República (383ab), para compararla con la que hace Ramón Irigoyen dentro del poema de Kavafis. La traducción incluye los fragmentos que Kavafis no recoge:
Aun cuando alabemos muchas cosas en Homero, no elogiaremos el pasaje en que se refiere al mensaje que, mientras duerme Agamenón, le envía Zeus, ni tampoco aquellos versos de Esquilo en los cuales Tetis dice que Apolo, cantando en sus bodas,
Exaltó mi feliz progenie
con vidas extensas, libres de enfermedades.
Y tras decir todo esto, celebró mi fortuna, cara a los dioses,
Con un peán con que deleitó mi corazón.
Y yo no imaginaba que la boca divina,
plena del arte de la profecía, fuera mentirosa.
Pero este mismo dios que cantaba, el mismo que asistió al festín
en persona, y que había predicho todo aquello fue
quien asesinó a mi hijo.
El poema debe su título, sin duda, a la conducta del dios Apolo. Éste, en efecto, en las bodas de Tetis y Peleo, se levantó y auguró un magnífico futuro a Aquiles, el hijo de la pareja, aún por nacer. Aquiles crecía en belleza y gloria y su madre recordaba las palabras de Febo el día de su boda. Pero la noticia de la muerte de Aquiles en la guerra de Troya la sume en un profundo dolor y pregunta dónde está aquel dios, Apolo, que había predicho una vida longeva a su hijo y le había anunciado que los dioses le eran propicios. El final del poema es demoledor: los mensajeros que han comunicado a Tetis la muerte de su hijo le informan asimismo de que el autor de la muerte ha sido el propio Apolo, en connivencia con los troyanos.
Sobre la muerte de Aquiles hay dos versiones: la de quienes dicen que fu el propio Apolo quien le causó la muerte y quienes dicen que murió asaeteado por Paris, aunque quien dirige la flecha es Apolo.
