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Musik ist eine heilige Kunst (XII)

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heroidasalianza

Seguimos con la Carta X de las Heroidas de Ovidio en la traducción de Diego de Mexía, dentro de esta serie dedicada a la ópera Ariadne auf Naxos, con motivo del 150 aniversario del nacimiento del compositor germano.

¿Qué haré? ¿dónde sola partir puedo? No hay vestigios de gente y de ganado; todo es horror, asombro, espanto y miedo. La isla es despoblada, el mar hinchado la ciñe, no hay piloto ni navío que siga rumbo tan inusitado. Mas finge y piensa que por gusto mío se me concede dulce compañía, vientos y nave, todo á mi albedrío. ¿Dónde pondré la proa? ¿por qué vía navegaré? pues la paterna tierra sus puertos, yendo allá, me negaría. Y aunque las ondas no me diesen guerra. Ni el viento, seré siempre desterrada: tanta miseria y mal en mí se encierra. No te merezco ver, oh Creta amada, en cien grandes ciudades dividida Y por Jove y su infancia celebrada. Que á mi padre y á ti, que eres regida del justo padre mío, daño he hecho con mi traición infanda y torpe vida. ya los nombres de todo humano pecho reverenciados, yo les fui traidora, de adonde me resulta este provecho. Y esto fué cuando (en fin como amadora) te di el ovillo de la cuerda recia que tus pasos rigiese cual tutora; porque en la casa revoltosa y necia vencido no murieses, y seguro gozases de quien huyes y te precia, y cuando me decías: «yo te juro por los peligros fuertes y excesivos que me amenazan para lo futuro, que en tanto que los dos fuéremos vivos has de ser mía, y quemaré en tu llama mis pensamientos célebres y altivos.»

TeseoMinutauroIrenePaz

Teseo y el Minotauro, ilustración de Irene Paz

Yo vivo y no soy tuya, si una dama vive, oh Teseo, que en la sepultura está por la traición del que más ama. Ojalá fuera tanta mi ventura que con aquella clava con que heriste a mi hermano, me dieras muerte dura! Que así la fe y palabra que me diste conmigo fuera muerta y sepultada, y no que en vida viva y muera triste. No solamente me es representada la angustia que me espera, mas contemplo cuánto puede venir á una olvidada.

Ocúrreme un ejemplo y otro ejemplo, todos de muerte, y fuera menos pena la muerte, que esperar verme en su templo ya me parece que á esta parte suena, ya á esotro lado el lobo codicioso, que con sus dientes deshacerme ordena. Y quizás este suelo riguroso leones fieros, tígueres sanguinas produce como inculto y espantoso. También expele el mar bestias marinas, según se dice, horríficas, extrañas, bravas, insaturables y caninas. Y cuando aquí faltasen alimañas, ¿quién veda que la espada fiera, esquiva, de algún extraño rompa mis entrañas? No me será el morir pena excesiva, con tal que maniatada no me vea con ásperas cadenas y cautiva, y que á mi ama detestable y fea, porque toda desgracia y mal me cuadre, como sierva le hile mi tarea. Yo á quien el grande Minos es mi padre y á quien la excelsa hija, y poderosa, del Sol es mi querida y dulce madre; y lo que más estimo, y como cosa de más momento siempre estoy pensando, es que te fui un tiempo amada esposa. Si he estado el mar, la tierra contemplando. La tierra y mar me han dado desconsuelo, porque me están contino amenazando. restábame esperar solo en el cielo, mas temo la influencia ejecutada de las estrellas contra mí en el suelo. De todos aquí estoy desamparada, que á las focas y lobos tragadores he sido por manjar y pasto dada. Y aunque haya en esta isla habitadores, no me osaré fiar de forasteros, porque todos sois falsos y traidores. Por mi mal he aprendido ya á temeros, por experiencia sé (¡no lo supiera!) que es desdichado amor el de extranjeros. Quisiera Dios Andrógeo vivo fuera, que tú, Gecropia tierra, no pagaras con tantas vidas una muerte fiera. Ni tú, oh Teseo, Jano de dos caras, con el nudoso tronco desenvuelto al Minotauro horrífico mataras.

Jano-MuseosVaticanos

Ni yo te diera el hilo, el cual revuelto en tus manos te diese triunfo y gloria, sacándote del cerco libre v suelto. Y no me admira cierto tu victoria, ni el ver con tu bastón muerto y deshecho al cretense animal, digno de historia; porque sus cuernos no eran de provecho para romperte el corazón triunfante; seguro estabas sin cubrirte el pecho. De un pedernal trajiste, de un diamante forjado el pecho: ¿cómo la flaqueza de un monstruo contra ti fuera bastante?  Excede de tu alma la dureza al pedernal, y al más activo y fuerte diamante, por su mucha fortaleza. Sueño cruel, por mi infelice suerte, ¿para qué me volviste perezosa? eres en fin imagen de la muerte. Y si eres tú su imagen, fácil cosa fuera con noche eterna castigarme, por acabar con vida tan penosa. Vientos crueles, para atormentarme bien pronto estuvo vuestro soplo insano; ligeros estuvisteis en matarme: diestra cruel, sangrienta y cruda mano, que le quitaste con rigor la vida al prodigioso cuerpo de mí hermano: fe, á quien te demandó mal concedida, pues solo el falso nombre y fraudulento tuviste y tienes como fe fingida; conjuráronse el sueño, la fe, el viento contra mí, y todos tres me dan alcance, mostrando en una niña su ardimiento. Yo, pues que estoy muriendo en este trance no veré de mi madre el tierno llanto hecho por lo que pierde en este lance. Ni tendré quien con celo justo y santo cierre mis ojos con sus dedos píos, porque no cause, estando muerta, espanto. Por extrañas regiones y aires fríos mi espíritu errará con curso incierto, y por lugares lóbregos, sombríos. amiga mano á mi cadáver yerto no le pondrá del bálsamo de Arabia último beneficio á un cuerpo muerto. Antes con hambre, con estruendo y rabia, marinas aves cubrirán los huesos de esta que es muy amante y poco sabia. Estas son las exequias, los sucesos de mi fúnebre pompa, y este estado es digno de mis crímenes y excesos. Agora irás al puerto deseado de Atenas, donde siendo recibido, y estando entre la turba entronizado, será por ti con fausto referidos cómo le diste muerte al hombre-toro, quedando el laberinto confundido. Con majestad y amplifico decoro, cuenta después que fui de ti dejada sola en la isla, donde gimo y lloro. Que no he de ser, ni es justo ser borrada de tus empresas, pues que soy trofeo el más famoso que hay en tu jornada, desleal, no es tu padre el viejo Egeo, ni menos te ha parido con dolores Etra, la amada hija de Piteo.

TeseoyEtraLaurentdelaLaHyre_002

Teseo y Etra (1635-36), Laurent de La Hyre (1606-1656), óleo sobre lienzo. Museo de Bellas Artes de Budapest



Gluck, un renovador casi olvidado (VII)

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selloChristoph_Willibald_Gluck

Estamos analizando brevemente Orfeo ed Euridice de Gluck en el tricentenario del nacimiento del compositor. Tras repasar someramente el primer acto pasamos al

Acto segundo

Orfeo y Eurídice es un lento y majestuoso viaje desde las tinieblas a la luz, del dolor terrenal a los abismos infernales y, por fin, a las esferas celestes y la felicidad. Estamos en la entrada del Averno. Una página orquestal con ritmo de gallarda describe la atmósfera agitada, tenebrosa, demoníaca del lugar. Su tonalidad es variada y el efecto de escalofrío que surge de la orquesta y los trémolos de las cuerdas sugiere el decisivo momento que el protagonista va a afrontar.

Aparece Orfeo, recibido en tono amenazante por las Furias que habitan el lugar, condenadas a montar guardia eternamente. Ellas lo insultan por su osadía de haber llegado hasta allí y haber tratado de penetrar en aquel infernal paraje, cuyo paso está vedado a los mortales. La genialidad de Gluck se encuentra en un detalle de la partitura. El coro de furias se enfrenta a Orfeo con el mismo tono amenazante con el que lo hace la orquesta (Chi mai dell’Erebo).

Las amenazas son cada vez más inquietantes. El temeroso Orfeo trata de calmarse y, recordando las palabras del dios Amor, recurre a su arma de cantante, entonando un dulce y apasionado canto de amor por Eurídice. El héroe canta con sencillez una hermosa melodía con el único acompañamiento del arpa y las cuerdas.

Amansadas por el embrujo de la música y la bella voz del cantante, las Furias se apiadan de sus pesares y para que Orfeo pueda encontrar a su amada, le permiten entrar en el terrible reino, cuyo acceso custodian. Para mostrarnos que el intruso ha derrotado las fuerzas infernales con la única fuerza del canto, Gluck obliga al coro a interpretar la misma melodía con un ritmo cada vez más lento, al mismo tiempo que el volumen sonoro va decayendo hasta el acorde final, lo que sugiere la pacificación total de las furias. La instrumentación es más reducida y menos preponderante. El efecto resulta magnífico como un formidable testimonio de la capacidad del compositor para transmitir la intensidad de las situaciones.

Para la versión de París de Orfeo, Gluck ideó una danza de las furias que cogió de su ballet Don Juan: una enloquecida chacona donde predomina la monumental presencia de los trombones y que retomaría Luigi Boccherini para el final de su sinfonía La casa del diavolo.

(Orrida caverna al di là della laguna Stige, offuscata poi in lontananza da un tenebroso fumo, illuminato dalle fiamme che ingombrano tutta quella orrida abitazione. Appena cangiata la scena, al suono di orribile sinfonia comincia il ballo delle Furie e degli  Spettri, che viene interrotto dalle armonie della lira d’Orfeo)

FURIE

Chi mai dell’Erebo Fra le caligini,

Sull’orme d’Ercole e di Piritoo

Conduce il piè?

(gli Spettri ripigliano le danze, girando intorno ad Orfeo per spaventarlo)

Chi mai dell’Erebo ecc.

D’orror l’ingombrino le fiere Eumenidi,

E lo spaventino gli urli di Cerbero,

Se un Dio non è. E lo spaventino, ecc.

D’orror l’ingombrino, ecc.

ORFEO

Deh! placatevi con me. Furie…

FURIE

No!

ORFEO

…larve…

FURIE

No!

ORFEO

… ombre sdegnose…

FURIE

No!

ORFEO

… vi renda almen pietose Il mio barbaro dolor.

FURIE

No! No! No!

ORFEO

Deh! Placatevi con me, ecc.

FURIE

(raddolcito e con espressione di compatimento)

Misero giovine!

Che vuoi, che mediti?

Altro non abita Che lutto e gemito

In queste orribili Soglie funeste.

Che vuoi, misero giovane? Che?

Altro non abita, ecc.

ORFEO

Mille pene, ombre sdegnose,

Come voi sopporto anch’io;

Ho con me l’inferno mio,

 Io sento in mezzo al mio cor.

FURIE

(con maggior dolcezza)

Ah qual incognito Affetto flebile,

Dolce a sospendere Vien l’implacabile

Nostro furor! Ah qual incognito, ecc.

ORFEO

Men tiranne, ah! voi sareste

Al mio pianto, al mio lamento,

Se provaste un sol momento

Cosa sia languir d’amor.

FURIE

(sempre più raddolcito)

Ah quale incognito Affetto flebile,

Dolce a sospendere Vien l’implacabile

Nostro furor!…

Le porte stridano Su’ neri cardini

E il passo lascino Sicuro e libero

Al vincitor.

E il passo lascino, ecc.

Le porte stridano, ecc.

(le Furie e gli Spettri ripigliano le danze, poi cominciano a ritirarsi, e dileguandosi per entro le scene, ripetono l’ultima strofa del coro; il quale, continuando sempre, frattanto che si allontanano, finisce in un confuso mormorio).

(Horrible caverna más allá de la laguna Estigia, en la lejanía de sus tenebrosas profundidades surgen humo y llamas que llenan toda la horrible caverna. Se inicia la escena, y al sonido de la sinfonía comienza el baile de las Furias y de los Espectros, que interrumpen el sonido de la lira de Orfeo)

FURIAS

¿Quién puede ser el que a través

de las nieblas del Érebo,

de Hércules y de Pirítoo

sigue los pasos?

(Los espectros bailan, girando alrededor de Orfeo para asustarlo)

¿Quién puede ser, etc…

Llénenlo de horror las crueles Furias

y espántenlo los aullidos de Cerbero

si no se trata de un dios; y espántenlo, etc…

Llénenlo de horror, etc…

ORFEO

¡Oh! Tranquilizaos, Furias…

FURIAS

¡No!

ORFEO

… espectros…

FURIAS

¡No!

ORFEO

…. sombras esquivas…

FURIAS

¡No!

ORFEO

… mi cruel sufrimiento os infunda al menos piedad.

FURIAS

¡No! ¡No! ¡No!

ORFEO

¡Oh! Tranquilizaos, etc.

FURIAS

(Suavizándose y expresando alguna compasión)

¡Infortunado joven!

¿Qué quieres, qué esperas?

Únicamente encontrarás luto y gemidos

en estos horribles y funestos umbrales.

¿Qué quieres, infortunado joven? ¿Qué?

Unicamente encontrarás, etc.

ORFEO

Sombras esquivas, yo también

como vosotras, sufro mil dolores;

llevo conmigo mi propio infierno,

lo siento en el fondo de mi corazón.

FURIAS

(con una mayor dulzura)

¡Ah!¡Qué insólito sentimiento gentil

viene a detener dulcemente nuestra furia

implacable! ¡Ah! ¡Qué insólito, etc.

ORFEO

Seríais menos severas

con mis lágrimas, con mis lamentos,

 si por un solo instante sintierais

lo que es morir de amor.

FURIAS

(cada vez con mayor suavidad)

¡Ah! ¡Qué insólito, sentimiento gentil

viene a detener dulcemente

nuestra furia implacable!

Dejemos que chirríen las puertas

sobre sus negros goznes;

y permitamos libre y seguro paso

al vencedor;

y permitamos libre, etc.

que chirríen las puertas, etc.

(De nuevo danzan de las Furias y espectros, después comienzan a retirarse y a desaparecer por dentro de la escena, repitiendo la última estrofa del coro, el cual, siempre cantando, mientras se aleja, acaba en un murmullo confuso).

Se abren las puertas de los Campos Elíseos, valle paradisíaco, donde los espíritus bienaventurados gozan de la eternidad de la paz y el gozo que han merecido sus vidas ejemplares. El contraste entre este momento y el anterior es imponente, como corresponde al gran salto que da el protagonista desde los abismos infernales a la quietud de los espacios celestes, de la agitación a la calma, de las tinieblas a la luz.

La Danza de los espíritus bienaventurados, con el predominio en la orquesta de las flautas y los violines, es el preludio sereno a la aparición de Eurídice. Para la representación francesa, el compositor añadió uno de los momentos más sublimes de esta partitura: el aire con obligatto de flauta.

El sonido de este instrumento y la extraordinaria melodía que desarrolla, al principio tímidamente, casi vacilante, pero que enseguida se alza como un doloroso lamento de soledad y añoranzas, es el fiel reflejo del dolor resignado y la tranquilo desesperación del alma de Eurídice. Berlioz adoraba este fragmento, y con razón. No sólo es un excelente ejemplo de la genialidad de Gluck, sino una de las páginas más bellas de la Historia de la música.

El aria de Eurídice Questo asilo di placide calme también añadida para el estreno parisino, es una delicada melodía ascendente, donde la voz de la soprano dialoga con el coro en poéticos arabescos.


Musik ist eine heilige Kunst (XIII)

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ariadnaabandonadaesmalte

Ariadna abandonada, esmalte sobre azulejo de J. Romero (45 x 31,5 cm) basado en un grabado de Johan Ulrich Krauss (h. 1690) para Las Metamorfosis de Ovidio

Concluye con este artículo la traducción de la Carta X de las Heroidas de Ovidio por Diego de Mexía.

Los peñascos y el mar son tus autores; y así aquesas entrañas son tan fieras como siempre lo son tus formadores. ¡Oh! quisieran los Dioses que me vieras desde tu nave, para mí invisible; que en ver mi triste rostro te movieras. Mas ya que con la vista es imposible, pues ojos tiene la memoria prestos, mírame lo mejor que te es posible. Pegada me verás á un risco de estos a quien le baña el mar de rato en rato con sus retozos para mí molestos. Mira sueltos al aire y sin ornato, como de quien lamenta, mis cabellos, que en mil almas tocaron á rebato. Mis vestidos verás, si quieres vellos, tan llenos de agua con mi eterno llanto, cual si hubiera llovido un siglo en ellos. Horrendo está mi cuerpo, y esto es tanto, como parva de trigo arrebatada del Aquilón, y no exagero cuanto. La letra de esta carta va borrada, que la pluma de brazo macilento y de temblante mano es gobernada. No te ruego por mi merecimiento, pues del mayor que tengo y se me ofrece no me resulta sino descontento. Pero si el hecho mío no merece premio, tampoco es digno de castigo, porque el obrar virtud no desmerece. Si no he sido ocasión mientras te sigo de tu vida, ninguna yo te he dado para matarme aquí como enemigo. Más adelante de este mar hinchado, tiendo mis manos, débiles y flojas por lo mucho que al cuerpo han golpeado. Estas reliquias de mis hebras rojas que doy al viento y á la tierra entrego, te muestro, y temo si en las ver te enojas. Y si puedo rogar, también te ruego por el copioso llanto, intenso y grave, que tú sacar pudiste de mi fuego, que á mí te vuelvas; vuelve atrás tu nave con el mudado viento; ven, procura ser en tu vuelta más veloz que un ave, y si llegando aquí, la muerte dura cerrado hubiere todos mis procesos, para darles honrada sepultura contigo llevarás mis tristes huesos.

Y siguiendo con Ovidio nos vamos a sus Metamorfosis donde trata más brevemente el tema:

Ovidio, Metamorfosis, Libro VIII, 169-182:

Quo postquam geminam tauri iuvenisque figuram

clausit, et Actaeo bis pastum sanguine monstrum

tertia sors annis domuit repetita novenis,

utque ope virginea nullis iterata priorum

ianua difficilis filo est inventa relecto,

protinus Aegides rapta Minoide Diam

vela dedit comitemque suam crudelis in illo

litore destituit; desertae et multa querenti

amplexus et opem Liber tulit, utque perenni

sidere clara foret, sumptam de fronte coronam

inmisit caelo: tenues volat illa per auras

dumque volat, gemmae nitidos vertuntur in ignes

consistuntque loco specie remanente coronae,

qui medius Nixique genu est Anguemque tenentis.

AriadneGiorgiodeChiricojpg

Bather in the sun o Ariadne abandoned -1930-31- (óleo sobre lienzo 76 x 138 cm) de Giorgio de Chirico. Galleria Civica d’Arte moderna e Contemporanea, Torino

Y, una vez que encerró en ella la doble figura de toro y de mancebo, y al monstruo, después de haber sido dos veces alimentado con sangre actea, lo aniquiló el tercer contingente designado por la suerte tras el ciclo de nueve años, y una vez que, gracias a la ayuda de una joven, la difícil puerta por la que jamás había pasado dos veces ninguno de los anteriores, fue encontrada recogiendo el hilo, al punto el Egida después de raptar a la Minoide, largó sus velas rumbo a Día, y en aquella playa abandonó, despiadado, a su compañera; solitaria y profiriendo muchos lamentos estaba ella cuando Líber le llevó el socorro de sus abrazos, y además, para que una constelación perdurable la hiciese resplandeciente, le quitó de la frente la corona y la envió al cielo; vuela la corona a través de los aires impalpables, y, mientras vuela, las piedras preciosas se convierten en refulgentes luminarias y se detienen subsistiendo al figura de corona, en un lugar que está entre el Arrodillado y el Serpentario.

La traducción es de Antonio Ruiz de Elvira, en Alma Mater.

Finalizado el breve repaso por las fuentes clásicas sobre Ariadna, volvemos a la ópera de Strauss y nos centramos en la última parte de la ópera, la llegada de Baco, como dios redentor del dolor de Ariadna.

La Dríade, la Náyade y Eco que están junto a caverna de Naxos donde Ariadna mora desconsolada desde el abandono de Teseo, anuncian, excitadas, la llegada de un muchacho, un joven dios, Baco. Nos dan información sobre él: su madre, hija de un rey y amada por un dios, murió en el parto. Lógicamente, se refieren a Sémele, hija del rey de Tebas, Cadmo, hermano, por otra parte de la princesa fenicia Europa, raptada por Zeus en forma de toro blanco. Sémele fue elegida por Zeus como amante mortal y, a escondidas de Hera, yació con ella. Zeus prometió conceder a Sémele lo que le pidiese, y ella, engañada por Hera, pidió que se le presentase tal como había ido al desposorio con la diosa. No pudiendo negarse, Zeus llegó al tálamo en un carro entre relámpagos y truenos y lanzó el rayo. Sémele murió de terror, y Zeus, arrebatando del fuego el feto de seis meses, lo cosió en su muslo. (Heródoto, Biblioteca, III, 4, 3).

DRYADE (aufgeregt)

Ein schönes Wunder!

NAJADE

Ein reizender Knabe!

DRYADE

Ein junger Gott!

ECHO

Ein junger Gott, ein junger Gott!

DRYADE

So wißt ihr?…

NAJADE

Den Namen?

DRYADE

Bacchus!… Mich höret doch an! Die Mutter starb bei der Geburt.

NAJADE

Mich höret! Eine Königstochter…

DRYADE

Eines Gottes Liebste… eines Gottes Liebste!

NAJADE

Was für eines Gottes?

ECHO (enthusiastisch)

Eines Gottes Liebste, eines Gottes Liebste!

DRYADE

Aber den Kleinen – hört doch!

Semele_in_erwartung_des_zeus

Semele in Erwartung des Zeus (1665), óleo sobre lienzo de 184 x 207 de Ferdinand Bol

DRÍADA (agitada)

¡Un bello prodigio!

NÁYADE

¡Un delicioso muchacho!

DRÍADA

¡Un joven dios!

ECO

¡Un joven dios, un joven dios!

DRÍADA

¿Lo conoces?…

NÁYADE

¿El nombre?…

DRÍADA

¡Baco!… ¡Escuchadme pues! Su madre murió en el parto.

NÁYADE

¡Escuchadme! Una hija de rey…

DRÍADA

¡La elegida por un dios!… ¡La elegida por un dios!

NÁYADE

¿Por qué dios?

ECO (entusiástica)

¡Una elegida por los dioses, una elegida por los dioses!

DRÍADA

Pero el muchacho… ¡escuchad!

semelemuereabrasada

Seméle verbrennt unter Jupiters “Feuer”. Grabado de Johann Ulrich Krauss, para la edición de 1690 de las Metamorfosis de Ovido (Libro III, 309)

Después, Dríade, Náyade y Eco nos dicen que fueron las ninfas las que criaron al niño Dioniso. En efecto, el niño fue confiado a Hermes, quien encargó de su crianza al rey de Orcómeno, Atamante, y a su segunda esposa Ino. Les ordenó que revistiesen a la criatura con ropas femeninas a fin de burlar los celos de Hera, que buscaba la perdición del niño, fruto de los amores adúlteros de su esposo. Pero esta vez Hera no se dejó engañar y volvió loca a la nodriza de Dioniso, Ino, y aun al propio Atamante. En vista de ello, Zeus se llevó a Dioniso lejos de Grecia, al país llamado Nisa, y lo entregó a las ninfas de aquellas tierras para que lo criasen. Con objeto de evitar que Hera lo reconociese, lo transformó entonces en cabrito. Más tarde las ninfas que criaron a Dioniso se convirtieron en las estrellas de la constelación de las Híades.

Nos hablan luego de que Dioniso se embarcó en una nave como timonel en su primera aventura.

nacimiento de dionisonacimiento de dionisonacimientodedionisogiulioromano

Nacimiento de Dioniso (1535) de Giulio Romano


Gluck, un renovador casi olvidado (VIII)

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orfeo-en-el-inframundo-jan-brueghel-el-viejo-1594

Orfeo en el Inframundo (1594) de Jan Brueghel, el Viejo. Palazzo Pitti, Galería Palatina, Florencia, Italia.

Tras la bucólica danza de los espíritus bienaventurados y la delicada aria de Eurídice en los Campso Elíseos, continuamos con el desarrollo del acto II.

Orfeo prosigue la búsqueda de Eurídice. Su entrada viene precedida por una descripción orquestal en do mayor, en la que la flauta y el oboe ofrecen la pintura exacta de la pureza del aire, del canto de los pájaros y del discurrir de los arroyos, elementos que se unen en una de las más bellas páginas solistas nunca compuestas (Che puro ciel! che chiaro sol!), un cuadro de límpidos sonidos que Gluck cogió de una ópera suya anterior, Ezio, de 1763.

ORFEO

Che puro ciel! che chiaro sol!

che nuova luce è questa mai! che dolci,

lusinghieri suoni dei bei cantori alati

s’odon qui in questa val!

Dell’aure il sussurrar il mormorar de’ rivi,

al riposar eterno tutto invita qui!

Ma la quiete che qui tanto regna,

non mi dà la felicità! Soltanto tu, Euridice,

puoi far sparir dal tristo cuore mio l’affanno!

I tuoi soavi accenti, gli amorosi tuoi sguardi,

un tuo sorriso, sono il sommo ben che chieder voglio

(si guarda intorno, inoltrandosi verso il Coro)

ORFEO

¡Qué cielo tan puro! ¡Cómo brilla el sol! ¡

Qué maravillosa luz! ¡Con qué dulces

y seductores sonidos hacen los bellos cantores alados

que resuene este valle!

El suspiro de la brisa, el murmullo de los arroyos,

¡todo invita a un eterno descanso!

¡Pero la paz que aquí reina

no me proporciona la felicidad! ¡Sólo tú, Eurídice,

puedes desvanecer las penas de mi triste corazón!

Tus suaves palabras, tus amorosas miradas,

una sonrisa tuya, son los mayores dones que querría tener.

(Mira alrededor y se vuelve hacia el coro)

Unos seres angelicales le saludan dándole la bienvenida (coro: vieni ai regni dei riposo) e informados del deseo que le ha llevado hasta allí, van en busca de Eurídice y se la presentan.

Loco de alegría, al percibir a su adorada, Orfeo intenta abrazarla, pero recordando la severa advertencia del dios Amor, se abstiene de hacerlo. Tomando a Eurídice de la mano se la lleva, mirando en dirección opuesta y conduciéndola hacia los confines del valle donde se encuentran la laguna Estigia y la salida del reino de las sombras. Eurídice sigue a Orfeo dócilmente, aunque muy extrañada de la inexplicable actitud de su amado, que en lugar de demostrar su contento por el encuentro, la arrastra brutalmente sin prodigarle una sola mirada de afecto.

EROI ED EROINE

Vieni a’ regni del riposo,

Grande eroe, tenero sposo

Raro esempio in ogni età. Euridice Amor ti rende;

Già risorge, già riprende la primiera sua beltà, ecc

(segue il ballo degli Eroi)

ORFEO

Oh voi, ombre felici, colei che tanto piango.

Per voi sia resa a me.

Ah! se sentir poteste qual foco mi consuma,

qual amoroso ardor m’infiamma il mesto cor,

tornata a’baci miei questa cara saria!

Deh! Vano il santo appel non sia!

EROI ED EROINE

Torni tua! Pietoso è il ciel!

(a Euridice)

Torna, o bella, al tuo consorte.

Che non vuol che più diviso sia da te,

pietoso il ciel. Non lagnarti di tua sorte,

Ché può dirsi un altro Eliso uno sposo sì fedel.

Non lagnarti di tua sorte, ecc.

raouxorfeu

Orfeo y Eurídice (óleo sobre lienzo – 203 x 205 cm, 1709) de Jean Raoux. Getty Museum, Los Ángeles

(da un coro di Eroine vien condotta Euridice vicino ad Orfeo, il quale, senza guardarla e con un atto di somma premura, la prende per mano e la conduce subito via. Seguita poi il ballo degli Eroi ed Eroine, e si ripiglia il canto del Coro supposto continuarsi sino a tanto che Orfeo ed Euridice siano affatto fuori dagli Elisi)

HÉROES, HEROÍNAS

Ven al reino de la paz,

gran héroe, tierno esposo,

raro ejemplo de todos los tiempos.

Amor te devuelve a Eurídice;

ya revive, ya recupera su primitiva belleza, etc.

(Prosigue el baile de los héroes)

ORFEO

Oh vosotras, sombras felices,

aquella a la que tanto lloro,

por vosotras me sea devuelta.

Ay! si pudierais sentir qué fuego me consume,

que amoroso ardor me inflama el triste corazón,

sería devuelta a mis besos mi querida.

Ay! que no sea en vano mi súplica.

HÉROES y HEROÍNAS

¡Que a ti vuelva! ¡El cielo ha tenido de ti piedad!

(A Eurídice)

Vuelve, oh hermosa, con tu esposo,

al que el cielo compasivo no quiere tener por más tiempo separado de ti.

No te quejes de tu destino,

pues esposo tan fiel puede semejar un nuevo Elíseo.

No te quejes de tu destino, etc.

(Un grupo de heroínas conducen a Eurídice junto a Orfeo quien sin mirarla y con mucha prisa la toma de la mano y la arrastra hacia afuera. Al acabar el baile de los héroes y heroínas, comienza de nuevo el canto del coro, que continúa hasta que Orfeo y Eurídice se encuentran fuera de los Campos Elíseos)

Acto tercero

Interior de un espeso bosque. Orfeo, que ha soltado por un instante la mano de su prometida, continúa avanzando en su camino sin detenerse y gritando a Eurídice para que lo siga, porque sabe que las pantanosas aguas de la fatídica laguna no están lejos y no quiere perder tiempo en atravesarlas y alejarse de una vez de aquellos parajes de maldición.

ATTO TERZO

Scena prima

(Oscura spelonca che forma un tortuoso labirinto ingombrato di massi staccati dalle rupi, che sono tutti coperti di sterpi e di piante selvaggie. Orfeo conduce per mano Euridice, sempre senza guardarla)

ORFEO

(ad Euridice)

Vieni: segui i miei passi, Unico, amato oggetto

Del fedele amor mio.

EURIDICE

(con sorpresa)

Sei tu! M’inganno?   Veglio? O deliro?

ORFEO

(con fretta)

Amata sposa, Orfeo son io, e vivo ancor.

Ti venni fin negli Elisi a ricercar.

Fra poco il nostro cielo, il sole nostro,

il mondo di bel nuovo vedrai.

EURIDICE

Che! Viv’io? Vivi tu? Ma per qual arte?

ORFEO

Tutto, o cara,  saprai ma non per ora!

Sin che propizi i Numi son,

fuggiamo i tetri lidi!

Un ombra più non sei…

Ci ricongiunge in vita il dio d’Amor.

ACTO TERCERO

Escena primera

(Una montañosa y oscura garganta repleta de pedruscos que se han ido desprendiendo de las rocas que se hallan cubiertas de maleza y vegetación salvaje. Orfeo conduce de la mano a Eurídice, siempre sin mirarla)

ORFEO

(A Eurídice)

¡Ven! ¡Sígueme, único, amado objeto

de mi fiel amor!

EURÍDICE

(sorprendida)

¿Eres tú? ¿No me engaño? ¿Sueño? ¿ o deliro?

ORFEO

(con prisas)

Amada esposa, soy yo Orfeo, y sigo vivo.

Para buscarte he venido hasta el Elíseo.

Pronto verás de nuevo

el cielo, el sol, el mundo.

EURÍDICE

¿Qué? ¿Vivo yo? ¿Estás vivo? ¿Con qué ardid?

ORFEO

Todo, oh querida, lo sabrás, pero no ahora.

En tanto los dioses nos sean propicios

huyamos de estas rivas.

Ya no eres una sombra.

Nos reúne en la vida el dios Amor.

En el vídeo siguiente podemos seguir el texto que ofrecemos en este capítulo hasta el minuto 4.

 

 

EURIDICE

Che ascolto! E ver saria? Celeste ebbrezza!

Io dunque, in braccio all’idol mio

novella vita d’amore vivrei?

ORFEO

Sì, ma tronchiam gii indulgi omai!

(mesta e risentita, e ritirando la mano che stringeva quella di Orfeo)

Ma la tua man, perchè la mia non tiene?

EURIDICE

Ah! non guardi più a me.

Che tanto amasti un dì!

Perchè in tanto istante insensibil cosí?

S’oscurò lo splendor de’ sguardi miei?

ORFEO

(da sé)

Mi sembra di morire.

Orsù! Moviam! Bella Euridice, inoltra i passi tuoi!

Oh! Potessi calmar i dolce affani! Ma, non poss’io!

No vogliono gli Dei!

EURIDICE

Oh! Almen…  un sguardo solo

ORFEO

È sventura il mirarti.

EURIDICE

Ah! infido! E queste son le accoglienze tue!

Tal dai, crudel, a tanto amor mercè?

Oh! Barbara sorte!

 Perchè d’Imen fa riviver le faci,

quando mi nieghi i sospirati baci?

ORFEO

Ahí! Mal s’appon il tuo fiero sospetto!

EURIDICE

È scherno reo la vita a me ridata.

Dei! Riprendete allor l’inutil dono! Va!

(A Orfeo) Non cercarmi più d’amor perdono!

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Orfeo y Eurídice (óleo sobre lienzo; 196 x 247 cm; 1636-1638) de Pedro Pablo Rubens. Museo del Prado, Madrid

EURÍDICE

¿Qué oigo? ¿Será verdad? Celeste embriaguez

¡En los brazos de mi amado, ¿viviré

una nueva vida de amor?

ORFEO

¡Sí, pero no nos entretengamos más!

(Triste y resentida, retirando la mano que estrecha la de Orfeo)

Pero tu mano ¿porqué no sujeta la mía?

EURÍDICE

Ah! Ya no me miras a mi a quien tanto amaste un día.

¿por qué en tal instante te muestras tan insensible?

¿Se oscureció el esplendor de mi mirada?

ORFEO

(para sí)

Me siento morir

¡Vamos! ¡Avancemos!

¡bella Eurídice, apresura el paso!

Oh! ¡Si pudiera calmar estos tiernos tormentos,

pero no puedo. No lo quieren los dioses

EURÍDICE

Ay! sólo una mirada al menos.

ORFEO

Mirarte puede ser fatal.

EURÍDICE

¡Ah, pérfido! ¡Así me das la bienvenida!

¿Así, cruel, das las gracias  a tanto amor?

Oh, bárbara suerte,

¿porqué haces revivir las antorchas de Himeneo,

cuando me niegas los deseados besos?

ORFEO

¡Ay! No tiene base tu cruel sospecha.

EURÍDICE

Es una cruel broma la vida que se me ha devuelto.

¡Dioses! llevaos el inútil regalo

(A Orfeo) No busques más en mi el perdón del amor.

Y aquí el vídeo con el texto coincidente de este capítulo


Mitos huertanos y playeros (I)

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El otro día di un paseo hasta el Grau de Castellón y volví por la zona de la marjalería. Un agradable paseo de diciembre por la huerta de Castellón y ya en la ciudad un hecho algo insólito: un rebaño de ovejas junto a la Ronda Este, al lado de la rotonda de la Cámara de Comercio, en cuyo centro se instala una estatua de Hermes, dios protector del comercio … y de los rebaños.

He estado paseando esta tarde por las playas de Benicàssim, desde el límite entre Castellón y Benicàssim, final de la playa del Serradal, hasta la torre de San Vicente, ida y vuelta.

El agua de un azul precioso. Tres buques en lontananza. Las olas rompiendo en la playa y dejando un reguero de espuma. Quince grados de temperatura, aunque un viento del noroeste un tanto molesto.

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Por cierto que estos días he podido hacer fotos que reflejan el estado hermoso de la naturaleza: olas rompiendo en la playa, el verdor del Desierto de las Palmas, agua en el río Borriol e incluso caballos campando a sus anchas que ofreceré en este artículo:

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Ya a la vuelta de mi paseo de hoy, como quien no quiere la cosa, me he fijado en algunos nombres de apartamentos que, sumados a otras referencias clásicas en los nombres de entradores a las distintas calles de la tupida red de caminos que forman la marjalería de la ciudad, en la que tienen su segunda, o primera, residencia muchos castellonenses, hacen que lo clásico, lo mítico esté por todas partes.

En el puerto comercial y en un edificio que hoy alberga un casino, el antiguo cobertizo de mercancías, pude ver una decoración en azulejo azul y blanco con referencias al comercio y el mar (un puente y un ancla) y dos hermosas cornucopias.

La diosa Rea, cansada de que su hermano y marido se comiera los hijos que traía al mundo, se fue a la isla de Creta donde parió en secreto a su hijo menor y dio a su esposo una piedra envuelta en pañales, que éste engulló sin percatarse del engaño.

El niño nacido secretamente en Creta no era otro que Zeus, el más importante dios de la mitología griega. Pues bien, una cabra, de nombre Amaltea, fue la nodriza de Zeus en Creta. Otra versión dice que Amaltea era una ninfa que amamantaba al niño con la leche de una cabra de aspecto tan terrorífico que fue ocultada en una cueva de Creta.

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La ninfa Amaltea proporcionaba al niño Zeus la leche de esta cabra. Según a qué versión hagamos caso, podemos encontrar que el niño, jugando un día con la cabra, le rompió una cuerno y para compensar el daño dio el cuerno a las ninfas con la orden de que lo mantuvieran siempre lleno con todo tipo de frutos: es lo que conocemos como “cuerno de la abundancia” (la cornucopia).

Otra versión mitológica nos dice que el héroe Heracles quiso casarse con Deyanira, a la que también pretendía el dios-río Aqueloo. Ambos pretendientes lucharon por hacerse con la mano de la joven. En la disputa, el dios Aqueloo empleó todo sus recursos proteicos, ya que tenía la facultad de convertirse en lo que deseara; Heracles, por contra, hizo uso de su fuerza. En la lucha Aqueloo se transformó en toro, pero Heracles le rompió un cuerno, por lo que Aqueloo se rindió y concedió al héroe tebano el derecho a casarse con Deyanira, aunque le reclamó el cuerno roto. Es entonces cuando Heracles le regaló el de la cabra Amaltea, la nodriza de Zeus, lleno de flores y frutos en abundancia.

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Lo leemos en la Biblioteca de Apolodoro, II, 7, 5:

παραγενμενος δ ρακλς ες Καλυδνα τν Ονως θυγατρα Δηινειραν μνηστεετο, κα διαπαλασας πρ τν γμων ατς πρς χελον εκασμνον ταρ περικλασε τ τερον τν κερτων. κα τν μν Δηινειραν γαμε, τ δ κρας χελος λαμβνει, δος ντ τοτου τ τς μαλθεας. μλθεια δ ν Αμονου θυγτηρ, κρας εχε ταρου. τοτο δ, ς Φερεκδης λγει, δναμιν χει τοιατην, στε βρωτν ποτν, περ ν εξαιτ τις, παρχειν φθονον.

Heracles, habiendo llegado a Calidón, pretendió a Deyanira, hija de Eneo, y por conseguirla luchó contra Aqueloo metamorfoseado en toro, y le quebró uno de los cuernos. Se casó con Deyanira y Aqueloo recobró el cuerno entregando a cambio el de Amaltea. Amaltea era hija de Hemonio, y poseía un cuerno de toro que, según Ferecides, tenía el poder de proporcionar en abundancia la comida o bebida que se desease.

 La traducción es de Margarita Rodríguez de Sepúlveda, en Gredos.

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Dos versiones, pues, sobre el cuerno de Amaltea, llamado por los latinos Cuerno de la Abundancia. Para algunos es un cuerno de la cabra Amaltea, o de la cabra con que la ninfa Amaltea había criado a Zeus; para otros es el cuerno de Aqueloo que Heracles había arrancado y se lo había dado a las ninfas, quienes lo llenaron de frutas.

 

Ovidio, en Metamorfosis IX, 80-88, dice:

sic quoque devicto restabat tertia tauri

forma trucis. tauro mutatus membra rebello.

induit ille toris a laeva parte lacertos,

admissumque trahens sequitur, depressaque dura

cornua figit humo, meque alta sternit harena.

nec satis hoc fuerat: rigidum fera dextera cornu

dum tenet, infregit, truncaque a fronte revellit.

naides hoc, pomis et odoro flore repletum,

sacrarunt; divesque meo Bona Copia cornu est.’

que Antonio Ruiz de Elvira traduce así:

Vencido así, me quedaba una tercera forma, la de toro bravo. Con mis miembros cambiados en los de un toro vuelvo a la lucha. Asaltándome por la izquierda echa él los brazos como una funda a los músculos de mi cuello, y al emprender yo veloz carrera me sigue tirando de mí, y haciendo humillarse a mis cuernos los clava en la dura tierra, y me tiende en la arena profunda. Y no le bastó esto: sujetando su feroz diestra mi duro cuerno, lo rompió y lo arrancó de mi testuz mutilado. Las Náyades lo consagran, rellenándolo de frutas y olorosas flores; y la alegre Abundancia es rica gracias a mi cuerno.”

De vuelta a la ciudad y paseando por los caminos de la huerta, vi un entrador Aries y hoy he visto unos apartamentos Aries, junto a los que hay una tienda de alimentación Aries.

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Y ¿quién es Aries? Pues, una constelación y un signo del Zodíaco. ¿A quién representa? Al carnero que llevó volando a los hermanos Frixo y Hele.

Frixo y su hermana Hele escapaban, en efecto, del odio de su madrastra Ino, hija de Cadmo, el fundador de Tebas, la segunda esposa de su padre Atamante, que había repudiado a su primera esposa Néfele; volaban a lomos de un carnero alado de vellón de oro. Hele se mareó y cayó al mar mientras Frixo llegaba felizmente a tierra. El carnero fue sacrificado a Zeus y su vellocino de oro quedó transformado en un precioso talismán que atrajo más tarde el interés de los Argonautas. Luego el carnero se convirtió en constelación. Así lo narra Eratóstenes en sus Catasterismos, 19.

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Οὗτος ὁ Φρίξον διακομίσας καὶ Ἓλλην· ἄφθιτος δὲ ὢν ἐδόθη αὐτοῖς ὑπὸ Νεφέλης τῆς μητρός· εἶχε δὲ χρυσῆν δοράν, ὡς Ἡσίοδος καὶ Φερεκύδης εἰρήκασιν· διακομίζων δ᾿ αὐτοὺς κατὰ τὸ στενώτατον τοῦ πελάγους, τοῦ ἀπ᾿ ἐκείνης κληθέντος Ἑλλησπόντου, ἔῥῥιψεν αὐτὴν [καὶ τὸ κέρας ἀπολέσας]. Ποσειδῶν δὲ σώσας τὴν Ἓλλην καὶ μιχθεὶς ἐγέννησεν ἐξ αὐτῆς παῖδα ὀνόματι Παίωνα, τὸν δὲ Φρίξον εἰς τὸν Εὔξεινον πόντον σωθέντα πρὸς Αἰήτην διεκόμισε· ᾧ καὶ ἐκδὺς ἔδωκε τὴν χρυσῆν δοράν, ὅπως μνημόσυνον ἔχῃ· αὐτὸς δὲ εἰς τὰ ἄστρα ἀπῆλθεν, ὅθεν ἀμαυρότερον φαίνεται. ἔχει δὲ ἀστέρας ἐπὶ τῆς κεφαλῆς α‘, ἐπὶ τῶν μυκτήρων γ‘, ἐπὶ τοῦ τραχήλου β‘, 〈ἐπ᾿ 〉ἄκρου ἐμπροσθίου ποδὸς λαμπρὸν α‘, 〈ἐπὶ〉 ῥάχεως δ‘, 〈ἐπὶ〉κέρκου α‘, ὑπὸ τὴν κοιλίαν γ‘, ἐπὶ τοῦ ἰσχίου α‘, ἐπ᾿ ἄκρου ὀπισθίου ποδὸς α‘· τοὺς πάντας ἵζ’.

Fue el carnero que transportó a Frixo y Hele. Se trataba de un animal inmortal, regalado a los dos niños por su madre, Néfele. Según narran tanto Hesíodo como Ferécides, su lana era de oro. Cuando los llevaba por los aires, dejó caer a Hele sobre la zona más estrecha del mar, que recibió de ella el nombre de Helesponto (mar de Hele), al tiempo que se la cayó uno de sus cuernos. El dios Posidón salvó a la joven y se unió a ella, con la que tuvo un hijo llamado Peón. El carnero, por su parte, transportó a salvo a Frixo hasta el Ponto Euxino (Mar hospitalario), a casa de Eetes, a quien regaló el vellocino de oro como recuerdo. El carnero ascendió así al cielo, y por eso es una constelación de brillo tenue. Lleva una estrella sobre la cabeza, tres en el hocico, dos en la cerviz, una brillante en el extremo de la pezuña delantera, cuatro en el lomo, una en la cola, tres bajo el vientre, una en la cadera y otra finalmente en el extremo de la pezuña trasera. Suman un total de diecisiete.

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Seguiremos próximamente con estos reflejos clásicos que nos salen al paso en nuestros paseos invernales.


Musik ist eine heilige Kunst (XIV)

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dioniso caravaggioBacco

Seguimos con el texto de la última parte de la obra straussiana, con libretto de Hofmannsthal, la llegada de Dioniso-Baco que encontrará en la abandonada Ariadna su nueva pareja.

NAJADE DRYADE, ECHO

Nymphen zogen ihn auf!

NAJADE, DRYADE

Nymphen! Das zarte göttliche Kind!

ECHO

Nymphen zogen ihn auf, Nymphen zogen ihn auf!

ALLE DREI

Ach, daß nicht wir es gewesen sind.

DRYADE

Er wächst wie die Flamme unter dem Wind.

NAJADE, ECHO

Ist schon kein Kind mehr

NAJADE

Knabe und Mann!

DRYADE

Schnell zu Schiffe mit wilden Gefährten!

NAJADE

Mächtig im Wind die Segel gestellt!

DRYADE

Er am Steuer.

NAJADE

Kühn der Knabe!

DRYADE

Kühn! Der Knabe!

ECHO (vogelhalft)

Er am Steuer.

NAJADE

Heil dem ersten Abenteuer!

DRYADE

Das erste? Ihr wißt, was es war?

NÁYADE, DRÍADA, ECO

¡Las ninfas lo criaron!

NÁYADE y DRÍADA

¡Las ninfas! ¡Al dulce niño divino!

ECO

¡Las ninfas lo criaron, las ninfas lo criaron!

LAS TRES

¡Ay, que no haya sido destinado para nosotras!

DRÍADA

Crece como la llama bajo el viento.

NÁYADE, ECO

Es un niño muy hermoso…

NÁYADE

¡Es un muchacho!… ¡Es un hombre!

DRÍADA

¡Rápido se embarca junto a valientes compañeros!

NÁYADE

¡Poderosa al viento la vela ondea!

DRÍADA

Está al timón.

NÁYADE

¡Temerario muchacho!

DRÍADA

¡Temerario! ¡El muchacho!

ECO (con voz de pájaro)

Está al timón.

NÁYADE

¡Es su primera aventura!

DRÍADA

¿La primera? ¿Queréis saber cómo fue?

Y nos narran que la nave de Dioniso llegó a la isla de Ea donde moraba Circe, la maga que convirtió en cerdos a los compañeros de Odiseo. Pero Dioniso no cayó en el engaño de Circe y no fue transformado en esclavo o animal y se lo comunican a Ariadna.

La aparición de las tres ninfas se produce en 4′ 14″:

NAJADE, ECHO

Circe! Circe! An ihrer Insel landet das Schiff, zu ihrem Palast schweift der Fuß, nächtlich mit Fackeln.

DRYADE

An der Schwelle empfängt sie ihn, an den Tisch zieht sie ihn hin, reicht die Speise, reicht den Trank.

ECHO

Reicht die Speise.

NAJADE (eifrigst)

Den Zaubertrank! Die Zauberlippen!

ECHO

Den Zaubertrank! Allzu süße Liebesgabe!

DRYADE (triumphierend)

Doch der Knabe, doch der Knabe! Wie sie frech und überheblich ihn zu ihren Füßen winkt ihre Künste sind vergeblich,weil kein Tier zur Erde sinkt!

ALLE DREI

Ihre Künste sind vergeblich, weil kein Tier zu Erde sinkt!

DRYADE

Aus den Armen ihr entwunden, blaß und staunend, ohne Spott, nicht verwandelt, nicht gebunden steht vor ihr ein junger Gott!

ECHO

Nicht verwandelt, nicht gebunden steht vor ihr ein junger Gott!

NÁYADE, ECO

¡Circe! ¡Circe! En su isla atracó el navío, hacia su palacio dirigió sus pasos, de noche, con antorchas…

DRÍADA

En el umbral lo recibió ella, a su mesa lo sentó. Sabrosa comida, dulce bebida…

ECO

Sabrosa comida.

NÁYADE (apasionada)

¡El bebedizo mágico! ¡Los hechiceros labios!

ECO

¡El bebedizo mágico! ¡Regalo de amor demasiado dulce!

DRÍADA (triunfante)

¡Pero el muchacho, el muchacho!… Ya ella arrogante y soberbia a él a sus pies lo incita… ¡Pero sus artificios son vanos! ¡Ningún valiente a tierra cayó!

LAS TRES

¡Sus artificios son vanos! ¡Ningún valiente a tierra cayó!

DRÍADA

De sus brazos él escapó, pálido, sorprendido y sin vejación, ni en esclavo ni en animal transformado, ¡Ante ella aparece como un joven dios!

ECO

Ni en esclavo ni en animal transformado, ¡Ante ella aparece como un joven dios!

NAJADE, DRYADE (am Eingang der Höhle)

Ariadne!

NAJADE, DRYADE

Schläft sie?

DRYADE

Nein! Sie hört uns!

ECHO

Nicht verwandelt!

NAJADE (der Ariadne meldend)

Ein schönes Wunder!

ECHO

Nicht verwandelt!

NAJADE

Ein Knabe! Ein Gott!

DRYADE (weiterhin in Richtung der Höhle)

Gestern noch der Gast der Circe mit ihr liegend bei dem Mahle, nippend von dem Zaubertrank.

ECHO

Nicht gebunden, ein Knabe!

NAJADE

Heute ist er bei uns!

DRYADE

Ein Gott!

NAJADE, DRYADE (leise)

Hörst du, Ariadne?

NÁYADE, DRÍADA (junto a la entrada de la gruta)

¡Ariadna!

NÁYADE, DRÍADA

¿Duerme?

DRÍADA

¡No! ¡Ella nos escucha!

ECO

Ni en esclavo ni en animal transformado.

NÁYADE (anunciándolo a Ariadna)

¡Un bello prodigio!

ECO

Ni en esclavo ni en animal transformado.

NÁYADE

¡Un muchacho! ¡Un dios!

DRÍADA (en adelante en dirección a la gruta)

Ayer, aún era el convidado de Circe, reclinado con ella en el festín, bebiendo la bebida mágica…

ECO

Ni esclavo… ¡Un muchacho!

NÁYADE

¡Hoy está entre nosotras!

DRÍADA

¡Un dios!

NÁYADE, DRÍADA (bajito)

¿Escuchas, Ariadna?

Se oye ahora la voz de Baco que sigue vanagloriándose de haber superado el hechizo de Circe. Por su parte, Ariadna cree, en primera instancia, que Baco es el mensajero de la muerte, Hermes, y, después, por un instante, cree que es Teseo.

Desde el inicio hasta 6′ 45″ podemos seguir en el vídeo el texto que sigue en el artículo

(Bacchus’ Stimme erklingt. Im selben Augenblick tritt Ariadne, wie von Magie hervorgezogen,lauschend aus der Höhle. Die drei Nymphen treten lauschend seitund rückwärts. Bacchus erscheint, unsichtbar für Ariadne und die Nymphen, auf einem Felsen.}

BACCHUS

Circe, Circe, kannst du mich hören? Du hast mir fast nichts getan doch die dir ganz gehören, was tust du denen an? Circe, ich konnte fliehen, sieh, ich kann lächeln und ruh’n. Circe, Circe, was war dein Wille an mir zu tun?

ARIADNE (sehr leise, zugleich mit seinem Gesang)

Es greift durch alle Schmerzen, auflösend alte Qual: An’s Herz im Herzen greift’s.

NAJADE, DRYADE, ECHO (leise)

Töne, töne, süße Stimme, fremder Vogel, singe wieder, deine Klagen, sie beleben, uns entzücken solche Lieder! 

BACCHUS (schwermütig, lieblich)

Doch da ich unverwandelt von dir gegangen bin, was haften die schwülen Gefühle an dem benommenen Sinn? Als wär’ ich von schläfernden Kräutern betäubt, ein Waldestier! Circe was du nicht durftest, geschieht es doch an mir?

ARIADNE (wie vorher)

O Todesbote! Süß ist deine Stimme! Balsam in’s Blut und Schlummer in die Seele!

NAJADE, DRYADE, ECHO (als die Stimme zu verstummen scheint)

Töne, töne, süße Stimme, süße Stimme, töne wieder! Deine Klagen, sie beleben! Uns entzücken deine Lieder!

BACCHUS

Circe, ich konnte fliehen! Circe, du hast mir fast nichts getan! Circe, ich konnte fliehen! Sieh, ich kann lächeln und ruh’n! Circe, Circe, was war dein Wille an mir zu tun?

ARIADNE (gleichzeitig und leise, mit geschlossenen Augen, die Hände in die Richtung erhoben, aus der die Stimme erklingt)

Belade nicht zu üppig mit nächtlichem Entzücken voraus den schwachen Sinn! Die deiner lange harret, nimm sie dahin!

(Bacchus tritt auf Sie zu. Sie erschrickt und schlägt die Hände vor das Gesicht.)

Theseus!

(sich schnell verneigend)

Nein! Nein! Es ist der schöne stille Gott! Ich grüße dich, du Bote aller Boten!

(La voz de Baco resuena. Al mismo tiempo aparece Ariadna, quien atraída por magia de la voz la escucha desde el umbral de la gruta. Las tres ninfas caminan escuchando hacia atrás. Baco aparece, invisible para Ariadna y las ninfas, sobre un peñasco.)

BACO

Circe, Circe, ¿puedes escucharme? Contra mí nada pudiste conseguir…Pero a los que retienes cautivos, ¿a qué los tienes destinados? Circe, yo pude escapar, mira, puedo sonreír y descansar. Circe, Circe, ¿qué querías de mí?

ARIADNA (muy bajo, al mismo tiempo que la canción)

Vence toda pena, anula viejos tormentos, su corazón, a mi corazón atrapa.

NÁYADE, DRÍADA, ECO (bajito)

Suena, suena, dulce voz, pájaro viajero, canta de nuevo, ¡Tu reclamo la resucita, y a nosotras nos hechiza!

BACO (melancólico, encantador)

Pero si allí no me transformé y me alejé de ti, ¿qué sofocante sentimiento paraliza ahora mis sentidos? ¡Parece como si una hierba narcótica me convirtiera en una bestia del bosque!… Circe, lo que vanamente intentaste ¿acaso se produce ahora?

ARIADNA (como antes)

¡Oh, Mensajero de la Muerte! ¡Qué dulce es tu voz! ¡Bálsamo para la sangre, y descanso para el alma!

NÁYADE, DRÍADA, ECO (dulcemente)

¡Suena, suena, dulce voz, dulce voz, suena de nuevo! ¡Tu reclamo la resucita! ¡Y a nosotras nos hechiza!

BACO

¡Circe, yo pude escapar! ¡Circe, contra mí nada conseguiste! ¡Circe, yo pude escapar! ¡Mira, puedo sonreír y descansar! Circe, Circe, ¿qué querías de mí?

ARIADNA (al mismo y tiempo y bajito, con los ojos cerrados, las manos en dirección hacia la voz que le llega)

¡No abrumes con nocturnas dulzuras mi débil seno! ¡De mi prolongada espera, sálvame!

(Baco aparece ante ella. Ella se estremece y alza las manos hacia su rostro.)

¡Teseo!

(con una rápida reverencia)

¡No! ¡No! ¡Es el bello y dulce dios! ¡Te saludo, mensajero de los mensajeros!


2015 ¿año de paz?

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francisco

Ya viene siendo habitual en nuestro blog dedicar el primer artículo del año a la paz, puesto que el 1 de enero la Iglesia, desde Pablo VI, celebra la Jornada Mundial por la Paz. Siempre aportamos textos de pontífices sobre la paz. En esta ocasión son de Francisco (Jorge Mario Bergoglio) y de su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (El gozo del evangelio). Hemos hecho un resumen del texto, aportando lo que Francisco dice sobre la paz y los conceptos asociados. Hay pasajes muy interesantes y expresados con un lenguaje nuevo en el papado. Marcamos en color verde lo que más nos gusta del texto.

La paz social no puede entenderse como un irenismo o como una mera ausencia de violencia lograda por la imposición de un sector sobre los otros. También sería una falsa paz aquella que sirva como excusa para justificar una organización social que silencie o tranquilice a los más pobres, de manera que aquellos que gozan de los mayores beneficios puedan sostener su estilo de vida sin sobresaltos mientras los demás sobreviven como pueden. Las reivindicaciones sociales, que tienen que ver con la distribución del ingreso, la inclusión social de los pobres y los derechos humanos, no pueden ser sofocadas con el pretexto de construir un consenso de escritorio o una efímera paz para una minoría feliz. La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se ven afectados, es necesaria una voz profética.

La paz tampoco «se reduce a una ausencia de guerra, fruto del equilibrio siempre precario de las fuerzas. La paz se construye día a día, en la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres». En definitiva, una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia.

Para avanzar en esta construcción de un pueblo en paz, justicia y fraternidad, hay cuatro principios relacionados con tensiones bipolares propias de toda realidad social. Brotan de los grandes postulados de la Doctrina Social de la Iglesia, los cuales constituyen «el primer y fundamental parámetro de referencia para la interpretación y la valoración de los fenómenos sociales». A la luz de ellos, quiero proponer ahora estos cuatro principios que orientan específicamente el desarrollo de la convivencia social y la construcción de un pueblo donde las diferencias se armonicen en un proyecto común. Lo hago con la convicción de que su aplicación puede ser un genuino camino hacia la paz dentro de cada nación y en el mundo entero.

 

Eva-Gaudium

El tiempo es superior al espacio

Este principio permite trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos. Ayuda a soportar con paciencia situaciones difíciles y adversas, o los cambios de planes que impone el dinamismo de la realidad. Es una invitación a asumir la tensión entre plenitud y límite, otorgando prioridad al tiempo. Uno de los pecados que a veces se advierten en la actividad sociopolítica consiste en privilegiar los espacios de poder en lugar de los tiempos de los procesos. Darle prioridad al espacio lleva a enloquecerse para tener todo resuelto en el presente, para intentar tomar posesión de todos los espacios de poder y autoafirmación. Es cristalizar los procesos y pretender detenerlos. Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios. El tiempo rige los espacios, los ilumina y los transforma en eslabones de una cadena en constante crecimiento, sin caminos de retorno. Se trata de privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos. Nada de ansiedad, pero sí convicciones claras y tenacidad.

 

You Set the Time

La unidad prevalece sobre el conflicto

El conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido. Pero si quedamos atrapados en él, perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada. Cuando nos detenemos en la coyuntura conflictiva, perdemos el sentido de la unidad profunda de la realidad.

Ante el conflicto, algunos simplemente lo miran y siguen adelante como si nada pasara, se lavan las manos para poder continuar con su vida. Otros entran de tal manera en el conflicto que quedan prisioneros, pierden horizontes, proyectan en las instituciones las propias confusiones e insatisfacciones y así la unidad se vuelve imposible. Pero hay una tercera manera, la más adecuada, de situarse ante el conflicto. Es aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso. «¡Felices los que trabajan por la paz!» (Mt 5,9).

De este modo, se hace posible desarrollar una comunión en las diferencias, que sólo pueden facilitar esas grandes personas que se animan a ir más allá de la superficie conflictiva y miran a los demás en su dignidad más profunda. Por eso hace falta postular un principio que es indispensable para construir la amistad social: la unidad es superior al conflicto. La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida. No es apostar por un sincretismo ni por la absorción de uno en el otro, sino por la resolución en un plano superior que conserva en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna.

Este criterio evangélico nos recuerda que Cristo ha unificado todo en sí: cielo y tierra, Dios y hombre, tiempo y eternidad, carne y espíritu, persona y sociedad. La señal de esta unidad y reconciliación de todo en sí es la paz. Cristo «es nuestra paz» (Ef 2,14). El anuncio evangélico comienza siempre con el saludo de paz, y la paz corona y cohesiona en cada momento las relaciones entre los discípulos. La paz es posible porque el Señor ha vencido al mundo y a su conflictividad permanente «haciendo la paz mediante la sangre de su cruz» (Col 1,20). Pero si vamos al fondo de estos textos bíblicos, tenemos que llegar a descubrir que el primer ámbito donde estamos llamados a lograr esta pacificación en las diferencias es la propia interioridad, la propia vida siempre amenazada por la dispersión dialéctica. Con corazones rotos en miles de fragmentos será difícil construir una auténtica paz social.

El anuncio de paz no es el de una paz negociada, sino la convicción de que la unidad del Espíritu armoniza todas las diversidades. Supera cualquier conflicto en una nueva y prometedora síntesis. La diversidad es bella cuando acepta entrar constantemente en un proceso de reconciliación, hasta sellar una especie de pacto cultural que haga emerger una «diversidad reconciliada», como bien enseñaron los Obispos del Congo: «La diversidad de nuestras etnias es una riqueza […] Sólo con la unidad, con la conversión de los corazones y con la reconciliación podremos hacer avanzar nuestro país».

paz

La realidad es más importante que la idea

La idea —las elaboraciones conceptuales— está en función de la captación, la comprensión y la conducción de la realidad. La idea desconectada de la realidad origina idealismos y nominalismos ineficaces, que a lo sumo clasifican o definen, pero no convocan. Lo que convoca es la realidad iluminada por el razonamiento. Hay que pasar del nominalismo formal a la objetividad armoniosa. De otro modo, se manipula la verdad, así como se suplanta la gimnasia por la cosmética. Hay políticos —e incluso dirigentes religiosos— que se preguntan por qué el pueblo no los comprende y no los sigue, si sus propuestas son tan lógicas y claras. Posiblemente sea porque se instalaron en el reino de la pura idea y redujeron la política o la fe a la retórica. Otros olvidaron la sencillez e importaron desde fuera una racionalidad ajena a la gente.

El todo es superior a la parte

Entre la globalización y la localización también se produce una tensión. Hace falta prestar atención a lo global para no caer en una mezquindad cotidiana. Al mismo tiempo, no conviene perder de vista lo local, que nos hace caminar con los pies sobre la tierra. Las dos cosas unidas impiden caer en alguno de estos dos extremos: uno, que los ciudadanos vivan en un universalismo abstracto y globalizante, miméticos pasajeros del furgón de cola, admirando los fuegos artificiales del mundo, que es de otros, con la boca abierta y aplausos programados; otro, que se conviertan en un museo folklórico de ermitaños localistas, condenados a repetir siempre lo mismo, incapaces de dejarse interpelar por el diferente y de valorar la belleza que Dios derrama fuera de sus límites.

El todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos. Pero hay que hacerlo sin evadirse, sin desarraigos. Es necesario hundir las raíces en la tierra fértil y en la historia del propio lugar, que es un don de Dios. Se trabaja en lo pequeño, en lo cercano, pero con una perspectiva más amplia. Del mismo modo, una persona que conserva su peculiaridad personal y no esconde su identidad, cuando integra cordialmente una comunidad, no se anula sino que recibe siempre nuevos estímulos para su propio desarrollo. No es ni la esfera global que anula ni la parcialidad aislada que esteriliza.

dialogo

El modelo no es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su originalidad. Tanto la acción pastoral como la acción política procuran recoger en ese poliedro lo mejor de cada uno. Allí entran los pobres con su cultura, sus proyectos y sus propias potencialidades. Aun las personas que puedan ser cuestionadas por sus errores, tienen algo que aportar que no debe perderse. Es la conjunción de los pueblos que, en el orden universal, conservan su propia peculiaridad; es la totalidad de las personas en una sociedad que busca un bien común que verdaderamente incorpora a todos.

IV. El diálogo social como contribución a la paz

La evangelización también implica un camino de diálogo. Para la Iglesia, en este tiempo hay particularmente tres campos de diálogo en los cuales debe estar presente, para cumplir un servicio a favor del pleno desarrollo del ser humano y procurar el bien común: el diálogo con los Estados, con la sociedad —que incluye el diálogo con las culturas y con las ciencias— y con otros creyentes que no forman parte de la Iglesia católica. En todos los casos «la Iglesia habla desde la luz que le ofrece la fe», aporta su experiencia de dos mil años y conserva siempre en la memoria las vidas y sufrimientos de los seres humanos. Esto va más allá de la razón humana, pero también tiene un significado que puede enriquecer a los que no creen e invita a la razón a ampliar sus perspectivas.

La Iglesia proclama «el evangelio de la paz» (Ef 6,15) y está abierta a la colaboración con todas las autoridades nacionales e internacionales para cuidar este bien universal tan grande. Al anunciar a Jesucristo, que es la paz en persona (cf. Ef 2,14), la nueva evangelización anima a todo bautizado a ser instrumento de pacificación y testimonio creíble de una vida reconciliada. Es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones. El autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es la gente y su cultura, no es una clase, una fracción, un grupo, una élite. No necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo. Se trata de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural.

Al Estado compete el cuidado y la promoción del bien común de la sociedad. Sobre la base de los principios de subsidiariedad y solidaridad, y con un gran esfuerzo de diálogo político y creación de consensos, desempeña un papel fundamental, que no puede ser delegado, en la búsqueda del desarrollo integral de todos. Este papel, en las circunstancias actuales, exige una profunda humildad social.

 

mehta

Otro aspecto que no puede faltar en este primer artículo del año es la referencia al Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena en la Sala Dorada de la Musikverein. Este año dirige por quinta vez a las huestes vienesas el director hindú Zubin Mehta. Ya lo hizo en 1990, 1995, 1998 y 2007.

Le superan Willi Boskovsky (25 veces), Clemens Kraus (13) y el fallecido el pasado 13 de julio de 2014 Lorin Maazel (11 ocasiones).

El programa del concierto es el siguiente:

PRIMERA PARTE

Franz von Suppé, Ouverture: Ein Morgen, ein Mittag, ein Abend in Wien (Una mañana, un mediodía y una tarde en Viena) (8,10″) 

Johann Strauss, Jr.: Märchen aus dem Orient. Walzer, op. 444 (Cuentos de oriente /vals opus 444) (8,00″)

Josef Strauss: Wiener Leben. Polka francaise, op. 218 (Vida Vienesa /polca francesa) (3,40’)

Eduard Strauss: Wo man lacht und lebt. Polka schnell, op. 108 (Donde se ríe y se vive/polca rápida) (2,00’)

Josef Strauss: Dorfschwalben aus Österreich. Walzer, op. 164 (Golondrinas de Austria /vals) (8,40’)

Johann Strauss, Jr.: Vom Donaustrande. Polka schnell, op. 356 (Desde la orilla del Danubio/ polca rápida) (2,50″)

nielsenCarl Nielsen (1865-1931)

– Pausa –

SEGUNDA PARTE

Johann Strauss, Jr.:

Perpetuum mobile. Musikalischer Scherz, op. 257
Accelerationen. Walzer, op.234 (Aceleraciones / vals) (10,30’)
Elektro-magnetische Polka, op. 110 (Polca electromagnética) (2,20’’)

Eduard Strauss: Mit Dampf. Polka schnell, op. 70 (A todo gas / polca rápida) (3,00’’)

Johann Strauss, Jr.: An der Elbe. Walzer, op. 477 (Al Elba /vals (8,00‘’)

Hans Christian Lumbye: Champagner-Galopp, op. 14 (Galop del champán (2,10’)

Johann Strauss, Jr.: Studenten-Polka. Polka francaise, op. 263 (Polca de los estudiantes (3,50’’)

Johann Strauss, senior: Freiheits-Marsch, op. 226 (Marcha de la libertad) (3,30″)

Johann Strauss, Jr:

Annen-Polka, op. 117 (Querida Ana/polca) (4,00″)

Wein, Weib und Gesang. Walzer, op. 333 (Vino, mujeres y canciones /vals) (10,10’’)

Eduard Strauss: Mit Chic. Polka schnell, op. 221 (Con elegancia /polca rápida) (2,00″)

Bises

18 Johann Strauss – Polca de las explosiones / polca rápida (2,20’’)

19 Johann Strauss El Danubio azul / vals, op. 314 (11,00’’)

Felicitación del Maestro por el Año Nuevo

20 Johann Strauss padre Marcha Radetzky / op. 228 (3,20’’)

 

sibeliusJean Sibelius (1865-1957)

Por otra parte, en este 2015 celebraremos estos centenarios de compositores:

 Georg Christoph Wagenseil (300 del nacimiento, 1715)

Aleksandr Skriabin (100 de la muerte, 1915)

Jean Sibelius (150 del nacimiento, 1865)

Carl Nielsen (150 del nacimiento, 1865)

Edgar Varèse (50 de la muerte, 1965)

Aleksandr Glazunov (150 del nacimiento, 1865)

scriabinAleksander Skriabin (1872-1915)

 Y como viene siendo habitual deseo a los lectores de este espacio que en el 2015 cumplan sus deseos, realicen sus propósitos, tengan salud, paz interior y armonía y…

ελογσαι σε κριος κα φυλξαι σε πιφναι κριος τ πρσωπον ατο π σ κα λεσαι σε πραι κριος τ πρσωπον ατο π σ κα δη σοι ερνην

Benedicat tibi Dominus, et custodiat te. Ostendat Dominus faciem suam tibi, et misereatur tui. Convertat Dominus vultum suum ad te, et det tibi pacem.

Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz.

GlazunovAleksander Glazunov (1865-1936)


Mitos huertanos y playeros (II)

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marjaleria

La verdad es que es curioso que algunos de los entradores a las callejuelas que conforman la intrincada y extensa red de viviendas de la marjalería lleven nombres mitológicos. Las principales vías de esta muy poblada en verano zona de la ciudad son los caminos Fondo, Donació, Caminàs, Serradal, La Plana, Fileta, La Mota, Senillar, Travessera, Bovar, Obra, Molinera, Taxida, En Riera, Primer Canal, Segon Canal, entre otros. Pero además hay un sinfín de vías secundarias en las cuales se ubican una gran cantidad de segundas residencias (chalets, masets, alquerías) donde muchos castellonenses pasan los veranos. Toda esta zona estaba plantada de arroz hasta los años 60.

De este lugar sacamos esta información.

La zona costera de la provincia de Castellón está ocupada en su mayor parte por marjales, es decir, zonas húmedas con aguas permanentes o que se inundan con mucha frecuencia debido a lo cerca de la superficie que está el nivel freático. Estas zonas presentan además “ullals” (resurgencias acuíferas de gran potencia en forma de agujero redondo de un diámetro de algunos metros, abiertas en les llanuras aluviales, en la zona de contacto con las tierras calcáreas) que los alimentan de agua dulce. La abundancia de agua y de vegetación convierte a las marjales en “paraísos” de biodiversidad, puesto que gran cantidad y variedad de aves las utilizan como zona de cría, de residencia permanente o de descanso en sus movimientos migratorios.

En Castellón a la zona de marjal se le conoce como marjalería y en la actualidad presenta más de 4000 construcciones, muchas de ellas utilizadas como vivienda permanente. Esto ha reducido el espacio disponible para la fauna y ha aumentado los problemas de contaminación del agua, lumínica o acústica. Aún así, podemos encontrarnos con decenas de especies diferentes de aves, sobre todo en primavera y verano. La polla de agua, la garceta, la garza real o el ánade real son ejemplos de residentes (viven todo el año aquí). El chorlitejo chico, la cigüeñuela, la golondrina y otras ocupan la zona en primavera y verano para luego volver a sus zonas de origen (donde pasan el invierno). Algunas aves pasan la primavera y el verano en el interior de la provincia y con el frío bajan a la costa, es el caso del colirrojo tizón o el pinzón. También hay aves de presa, como el cernícalo vulgar o el busardo ratonero, que utilizan la marjal como territorio de caza.

Egretta_garzettagarceta

Por supuesto, en estas zonas podemos encontrar muchos más animales aparte de las aves. Los invertebrados son los más abundantes, pero anfibios como la rana común son muy frecuentes y reptiles como la culebra acuática o la tortuga de marjal, cada vez más escasa y desplazada por el galápago de Florida, todavía pueden verse. Caso aparte sería el fartet y el samaruc, peces abundantes en el pasado y hoy muy difíciles de contemplar.

Capítulo a parte merecen las numerosas acequias, de origen árabe, de la zona. Aquí se puede leer sobre ellas.

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Bueno, hecha la digresión sobre esta interesante zona de la ciudad por la que disfruto caminando, volvamos a los mitos. Bueno, no. Antes debo decir que considero un privilegio vivir en Castellón; es cierto que lamento no tener un río (me encantan las ciudades con ríos, bueno, tenemos uno, pero seco) o no disponer de monumentos históricos o un casco histórico bonito; pero tenemos cosas positivas: un clima envidiable, un sol radiante durante muchos días del año, el olor a azahar de los numerosos naranjos cercanos al casco urbano, el Grau o distrito marítimo, una afortunadamente amplia oferta cultural, una ciudad moderna con bastantes zonas verdes y una ordenación urbana racional en los últimos años, pasados los caóticos años 60 y 70 en los que la ciudad creció de forma irracional con construcciones totalmente distintas unas junto a otras; y, sobre todo, para quienes nos gusta caminar, la posibilidad de llegar caminando, bien a la playa (en una hora llego de mi casa a la playa del Pinar para caminar con los pies descalzos junto a la orilla), o bien a la montaña (también en una hora llego a una zona riquísima en senderos de montaña desde los cuales se contempla, a un lado, el mar y al otro, el interior montañoso de la provincia en el que destaca, magnífico, el Penyagolosa con sus 1813 metros.

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entradorGalatea

Ahora sí. Vamos con dos entradores más que nos llevan a otros tantos personajes mitológicos: el entrador Galatea y el entrador Orión.

Galatea, nombre relacionado con la leche, en griego γάλα, es hija de Nereo y de una divinidad marina que desempeña un papel en las leyendas populares de Sicilia. Galatea, la doncella blanca que habitaba en el mar en calma, es amada por Polifemo, el Cíclope siciliano de monstruoso cuerpo. Pero ella no le corresponde, pues está enamorada del bello Acis, hijo del dios Pan (o Fauno, en la tradición latina) y de una ninfa. Hallándose Galatea descansando un día, al borde del mar, sobre el pecho de su amante, Polifemo los vio, y como Acis intentara huir, le arrojó una enorme roca y lo aplastó. Galatea restituyó a Acis la naturaleza de su madre la ninfa y lo convirtió en un río de límpidas aguas.

A veces se atribuye a los amores de Polifemo y Galatea el nacimiento de tres héroes: Gálata, Celto e Ilirio, epónimos, respectivamente, de los gálatas, los celtas y los ilirios. Es, pues, posible que una versión de la leyenda de Galatea haya narrado los amores de Polifemo y la nereida, pero no nos ha llegado de ellos testimonio directo.

En Homero, Ilíada XVIII 45 hallamos el nombre de Galatea; ofrecemos el contexto:

σμερδαλέον δ’ ᾤμωξεν· ἄκουσε δὲ πότνια μήτηρ

ἡμένη ἐν βένθεσσιν ἁλὸς παρὰ πατρὶ γέροντι,

κώκυσέν τ’ ἄρ’ ἔπειτα· θεαὶ δέ μιν ἀμφαγέροντο

πᾶσαι ὅσαι κατὰ βένθος ἁλὸς Νηρηΐδες ἦσαν.

ἔνθ’ ἄρ’ ἔην Γλαύκη τε Θάλειά τε Κυμοδόκη τε

Νησαίη Σπειώ τε Θόη θ’ Ἁλίη τε βοῶπις        40

Κυμοθόη τε καὶ Ἀκταίη καὶ Λιμνώρεια

καὶ Μελίτη καὶ Ἴαιρα καὶ Ἀμφιθόη καὶ Ἀγαυὴ

Δωτώ τε Πρωτώ τε Φέρουσά τε Δυναμένη τε

Δεξαμένη τε καὶ Ἀμφινόμη καὶ Καλλιάνειρα

Δωρὶς καὶ Πανόπη καὶ ἀγακλειτὴ Γαλάτεια

Νημερτής τε καὶ Ἀψευδὴς καὶ Καλλιάνασσα·

Rafael-Galatea

ἔνθα δ’ ἔην Κλυμένη Ἰάνειρά τε καὶ Ἰάνασσα

Μαῖρα καὶ Ὠρείθυια ἐϋπλόκαμός τ’ Ἀμάθεια

ἄλλαι θ’ αἳ κατὰ βένθος ἁλὸς Νηρηΐδες ἦσαν.

τῶν δὲ καὶ ἀργύφεον πλῆτο σπέος· αἳ δ’ ἅμα πᾶσαι        50

στήθεα πεπλήγοντο, Θέτις δ’ ἐξῆρχε γόοιο·

 Dio Aquileo un horrendo gemido; oyóle su veneranda madre, que se hallaba en el fondo del mar, junto al padre anciano, y prorrumpió en sollozos, y cuantas diosas nereidas había en aquellas profundidades, todas se congregaron a su alrededor. Allí estaban Glauce, Talía, Cimodoce, Nesea, Espio, Toe, Halia, la de los grandes ojos, Cimotoe, Actea Limnorea, Melita, Yera, Anfítoe, Agave, Doto, Proto, Ferusa, Dinámene, Dexámene, Anfínome, Calianira, Doris, Pánope, la célebre Galatea, Nemertes, Apseudes, Calianasa, Climene Yanira, Yanasa, Mera, Oritia, Amatía, la de hermosas trenzas, y las restantes nereidas que habitan en lo hondo del mar. La blanquecina gruta se llenó de ninfas, y todas se golpeaban el pecho. Y Tetis, dando principio a los lamentos, exclamó.

Apolodoro, Biblioteca Mitológica I, 2, 7 nos da también la lista de Nereidas:

Νηρέως δὲ καὶ Δωρίδος τῆς Ὠκεανοῦ Νηρηίδες, ὧν τὰ ὀνόματα Κυμοθόη Σπειὼ Γλαυκονόμη Ναυσιθόη Ἁλίη, Ἐρατὼ Σαὼ Ἀμφιτρίτη Εὐνίκη Θέτις, Εὐλιμένη Ἀγαυὴ Εὐδώρη Δωτὼ Φέρουσα, Γαλάτεια Ἀκταίη Ποντομέδουσα Ἱπποθόη Λυσιάνασσα, Κυμὼ Ἠιόνη Ἁλιμήδη Πληξαύρη Εὐκράντη, Πρωτὼ Καλυψὼ Πανόπη Κραντὼ Νεόμηρις, Ἱππονόη Ἰάνειρα Πολυνόμη Αὐτονόη Μελίτη, Διώνη Νησαίη Δηρὼ Εὐαγόρη Ψαμάθη, Εὐμόλπη Ἰόνη Δυναμένη Κητὼ Λιμνώρεια.

De Nereo y Doris las Nereidas, cuyos nombres son Cimótoe, Espeo, Glaucónome, Nausítoe, Halia, Erató, Sao, Anfítrite, Eunice, Tetis, Eulímene, Ágave, Eudora, Doto, Nerea, Ferusa, Galatea, Acteea, Pontomedusa, Hipótoe, Lisianasa, Cimo, Éyone, Halimede, Plexaura, Eucrante, Proto, Calipso, Pánope, Cranto, Neomerís, Hipónoe, Yanira, Polínome, Autónoe, Mélite, Dione, Nesea, Dero, Evágora, Psámate, Eumolpe, Yone, Dinámene, Ceto y Limnorea.

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Gluck, un renovador casi olvidado (IX)

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orfeolapetitebande

 

Seguimos con el repaso al Orfeo ed Euridice de Gluck, en el tricentenario del nacimiento del compositor y continuamos con el Acto III.

La intrigada novia, que sigue sin comprender el porqué del extraño comportamiento de Orfeo que no la mira, está celosa por lo que juzga un desdén en la aparente indiferencia de su amado Orfeo (Che fiero momento). Deteniéndose de repente, Eurídice se niega a dar un paso más, si Orfeo no la mira y le jura que la quiere, porque es preferible volver a donde estaba que retornar al mundo de los vivos sin poseer su afecto.

Ahora seguimos el texto desde le minuto 4 en adelante:

ORFEO

Sù! Sù e mi segui, o cara.

EURIDICE

No, crudel! più cara a me la morte, che viver con te!

ORFEO

Ah, crudele!

EURIDICE

Lasciami in pace!

ORFEO

No, mia vita: ombra seguace

verrò sempre intorno a te!

EURIDICE

Parla! Or dì perchè tiranno,

perchè sei sì tiranno?

ORFEO

Ben potrò morir d’affanno,

Ma giammai dirò perché.

Giammai dirò perchè!

ORFEO ED EURIDICE

Grande, o Numi, è il dono vostro,

Lo conosco e grato/grata io sono

Ma il dolor, che unite al dono,

È insoffribile per me.

 EURIDICE

Qual vita è questa mai, Che a viver incomincio!

E qual arcan m’asconde Orfeo?

Tratto m’avria dal recesso feral,

per farsi reo del perfido abbandono?

Si smentisce la luce, o ciel, agli occhi miei,

il velo della morte ricade ancor su me.

Tremo… vacillo… e sento

fra l’angoscia e il terrore,

quando all’ebbrezza, rediviva, aspiro,

da un palpito crudel sento, ahimè, vibrarmi il core.

Che fiero momento! Che barbara sorte!

Passar dalla morte A tanto dolor!

Avvezza al contento d’un placido oblio,

fra queste tempeste si perdè il mio cor.

ORFEO

Ven, ven y sígueme, querida

EURÍDICE

¡No, cruel! la muerte es más deseable que vivir contigo!

ORFEO

¡Ah, cruel!

EURÍDICE

¡Déjame en paz!

ORFEO

¡No, vida mía, mi sombra

te seguirá a todas partes!

EURÍDICE

Pero ¿por qué eres tan tirano?

ORFEO

Tal vez muera de afán, pero nunca diré el porqué,

¡nunca diré el porqué!

EURÍDICE Y ORFEO

Grande, oh dioses, es vuestro don,

lo reconozco y estoy agradecida/o.

Pero el sufrimiento que conlleva

me es intolerable.

EURÍDICE

¡Qué clase de vida es esta que estoy comenzando!

¡Y qué secreto me oculta Orfeo!

¿Me habrá sacado del horrible descanso

para hacerse culpable de un pérfido abandono?

Se ensombrece la luz a mis ojos,

el velo de la muerte vuelve a caer sobre mi

Tiemblo, vacilo y siento,

a causa de la angustia y el terror,

cuando a la ebriedad, rediviva, aspiro,

vibrar mi corazón con doloroso palpitar

¡Qué terribles instantes! ¡Qué destino cruel!

¡Volver de la muerte para sufrir tanto!

Acostumbrada a la resignación de un plácido olvido,

entre estas tormentas se perdió mi corazón.

 

Orfeo trata en vano de resistirse a este amoroso grito. Olvidando la prohibición de los dioses y no obedeciendo más que el impulso de su corazón de enamorado, se vuelve repentinamente y estrecha a Eurídice entre sus brazos. Inmediatamente la bella novia desfallece sin vida. El desventurado Orfeo llora y se desespera, deseando morir también, porque cree que ha perdido para siempre a su amada (aria Che farò sennza Euridice). 

ORFEO

Oh, strazio novel! Ispiramo, o ciel!

Frenarmi non posso! Mi sento, o Dei, morir!

Mi manca il respir! Frenarmi non posso!

Ah! Mancare mi sento! Dei mi sembra morire!

ORFEO

Ecco novel tormento!

EURIDICE

Amato sposo, m’abbandoni?

Mi struggo in pianto;

Il duol m’opprime i sensi, e tu,

crudel, non porgi aita a me!

O Numi! O stelle, Un’altra volta dunque morir

degg’io senza un amplesso tuo, senza un addio?

ORFEO

Più frenarmi non posso,

a poco a poco la ragion m’abbandona:

oblio la legge, Euridice, a me stesso;

e…

(in atto di voltarsi e poi pentito)

EURIDICE

Orfeo… Consorte… Io mi sento languir!

(si getta a sedere sopra un sasso)

ORFEO

Diletta mia! Se tu sapessi…

(in atto di voltarsi a guardarla )

Ahimè, che fo!… Ma sino a quando

nel recinto feral sarà ch’io peni?

ORFEO

Oh, un nuevo suplicio, inspírame, oh cielo.

¡No puedo frenarme! Me siento, o dioses, morir.

Me falta la respiración.

¡No puedo frenarme! Ay, me siento desfallecer.

Dioses, me parece que muero.

ORFEO

¡He aquí un nuevo tormento!

EURÍDICE

Amado esposo, ¿me abandonas?

El sufrimiento abruma mis sentidos, y tú, cruel,

no acudes en mi ayuda? Oh, dioses! oh estrellas,

¿De nuevo, debo pues morir sin un abrazo tuyo, sin un adiós?

ORFEO

No puedo contenerme más,

poco a poco la razón me abandona,

¡olvido lo pactado, a Eurídice y a mí mismo!

Y…

(Va a volverse y después se arrepiente)

EURÍDICE

¡Orfeo, esposo! Me siento desfallecer.

(Se deja caer para sentarse en una roca)

ORFEO

¡Querida mía! Si supieses…

(Va a volverse a mirarla)

Ah ¿qué hago? Pero ¿hasta cuándo debo sufrir

en este horrible infierno?

EURIDICE

O mio ben., ti sovvenga almeno almen di me. D’Euridice

ORFEO

Qual pena! Oh, come il cor mi si lacera in sen!

Ah, Più omai non resisto. O celeste deliro…

(si volta con impeto e la guarda)

Ah! mio tesoro! Amata sposa!

EURIDICE

Oh Dei. che avvenne?

(alzandosi e tornando a cadere)

Io moro…

(muore)

ORFEO

Ove trascorsi? Ahimè! dove mi spinse

un delirio d’amor?…

(le si accosta)

O mia sposa!.

(la scuote)

Euridice!… mia diletta!

Ah! più non m’ode, Ella è morta per me!

Ed io, io fui che morte a lei recava;

O, rimorso! Legge crudel! Martir al mio somiglia!

In quest’ora funesta sol di morir con te, lasso! mi resta!

Che farò senza Euridice? Dove andrò senza il mio ben?

Che farò? Dove andrò? Che farò senza il mio ben?

Dove andrò senza il mio ben? Euridice!… Euridice!

Oh Dio! Rispondi! Rispondi! lo son pure il tuo fedele.

Che farò ecc.

Euridice… Euridice!

Ah! non m’avanza più soccorso, più speranza,

Né dal mondo, né dal ciel! Che farò senza Euridice?

ecc.

EURÍDICE

¡Amor mío, al menos acuérdate de mí! De Eurídice.

ORFEO

¡Qué angustia! ¡Oh, cómo se me parte el corazón!

No resisto más… o celeste delirio

(volviéndose hacia ella y la mira)

¡Ah! ¡Mi tesoro! ¡Querida esposa!

EURÍDICE

Oh dioses, ¿qué me sucede?

(Se levanta con fuerza, pero vuelve a caer)

Me muero.

(Muere)

ORFEO

¡Ay de mí! ¿Qué ocurre?

¿A dónde me conduce mi delirio de amor?

(Se le acerca)

¡Esposa mía!

(La sacude)

¡Eurídice! ¡querida mía!

¡Ya no me oye, ha muerto por mi culpa!

Soy yo, soy yo, quien la ha matado;

¡Oh, remordimiento! ¡Cruel ley! ¡

No hay peor martirio que el mío!

En esta hora fatal sólo me queda,

¡ay! morir contigo.

¿Qué haré sin Eurídice? ¿A dónde iré sin mi bien?

¿Qué puedo hacer? ¿A dónde ir?

¿Qué puedo hacer sin mi bien?

¿A dónde ir sin mi bien? ¡Eurídice! ¡Eurídice!

¡Oh dios! ¡Contesta! ¡Contéstame! Pues yo soy tu fiel esposo.

¿Qué puedo hacer, etc.

¡Eurídice! ¡Eurídice!

¡Ah! ¡No recibo ya socorro ni esperanza de la tierra ni del cielo!

¿Qué puedo hacer sin Eurídice?

etc.

Ah! finisca, e per sempre, colla vita il dolor!

Del nero Averno ancor su l’atra spiaggia

sono lungo cammino non è quel

che divide il mio bene da me.

M’aspetta, ombra adorata!

Ah! questa volta senza lo sposo tuo

non varcherai, o diletta, le lente onde di Stige.

(vuol ferirsi.)

Or più non fia che a me sii tolta.

Io sfido, o Dei, sin il vostro poter!

¡Ah! ¡Que el dolor ponga fin a la vida!

¡Todavía estoy en la siniestra ribera del negro Averno!

No es muy larga la distancia que me separa de mi amada.

 ¡Espera, sombra querida de mi adorada!

No, esta vez no cruzarás, oh querida,

las plácidas olas de la Estigia sin tu esposo.

(Hace ademán de apuñalarse)

No sucederá que me seas arrebatada.

Oh, dioses, desafío incluso vuestro poder.

Aquí Maria Callas cantando en la versión francesa, J’ai perdu mon Eurydice:


Un chiste histórico

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Vi ayer en el periódico ABC una viñeta de humor gráfico de JM Nieto, en la serie Fe de ratas, sobre la situación política y económica en Grecia que contenía un famoso episodio histórico: la presencia en un trono observando el desarrollo de la batalla de Salamina del soberano persa Jerjes.

Ésta es la viñeta.

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El episodio lo conocemos por varias fuentes. La primera es Esquilo, en su tragedia Los Persas, versos 465 y siguientes.

Habla el mensajero a la reina Atosa:

Ξέρξης δ᾿ ἀνῴμωξεν κακῶν ὁρῶν βάθος·

ἕδραν γὰρ εἶχε παντὸς εὐαγῆ στρατοῦ,

ὑψηλὸν ὄχθον ἄγχι πελαγίας ἁλός·

ῥήξας δὲ πέπλους κἀνακωκύσας λιγύ,

πεζῷ παραγγείλας ἄφαρ στρατεύματι,

ἵησ’ ἀκόσμῳ ξὺν φυγῇ. Τοιάνδε σοι

πρὸς τῇ πάροιθε συμφορὰν πάρα στένειν.

En viendo Jerjes la hondura de sus males, lanza un grito – se sentaba sobre un trono en la cima de un collado, junto al mar, y desde donde toda la escuadra veía – al punto rasga sus ropas, rompe en agudo alarido y al ejército de tierra da órdenes a toda prisa; y sin orden ni concierto inicia la retirada. Tal es la calamidad de que puedes lamentarte, además de la primera.

La traducción es de José Alsina Clota, en Cátedra Letras Universales.

Heródoto, en Historias VIII, 90, nos habla también de la presencia de Jerjes en un monte observado la batalla y precisa que era el monte Egáleo:

ὅκως γάρ τινα ἴδοι Ξέρξης τῶν ἑωυτοῦ ἔργον τι ἀποδεικνύμενον ἐν τῇ ναυμαχίῃ, κατήμενος ὑπὸ τῷ ὄρεϊ τῷ ἀντίον Σαλαμῖνος τὸ καλέεται Αἰγάλεως, ἀνεπυνθάνετο τὸν ποιήσαντα, καὶ οἱ γραμματισταὶ ἀνέγραφον πατρόθεν τὸν τριήραρχον καὶ τὴν πόλιν.

Resulta que Jerjes, que se hallaba sentado al pie del monte situado frente a Salamina y que recibe el nombre de Egáleo, cuando veía que en el transcurso de la batalla, uno de los suyos llevaba a cabo alguna hazaña, se informaba de quién la había hecho, y sus secretarios anotaban el nombre del trierarco, el de su padre y el de su ciudad.

La traducción es de Carlos Schrader, en Gredos, que en nota al pie sobre el monte Egáleo dice:

Pequeña cadena montañosa del Ática (su máxima altitud alcanza los 453 metros), cuyas estribaciones sudoccidentales constituyen el monte Coridalo (de 217 metros de altura), situado frente a la isla de San Jorge y la bahía de Palukia, en Salamina. La expresión que utiliza Heródoto indica que Jerjes no se encontraba en la cima propiamente dicha, sino en cualquier punto de la falda del monte que le permitiera una adecuada visión del Estrecho (cf. Esquilo, Persas 464-465, aunque no facilita precisiones geográficas). Tampoco es posible fijar con exactitud el lugar en el que podía hallarse Jerjes a partir de testimonio de Plutarco (Temístocles 13, 1), ya que sus fuentes son contradictorias: Fanodemo (fr. 24, F. Gr. Hist. 325) situaba la posición del monarca probablemente en la vertiente sudoriental del Coridalo, mientras que Acestodoro (C. Müller, Fragmenta Historicorum Graecorum, París, 1846, II, 464) lo situaba en las cercanías de la frontera entre Mégara y el Ática (cosa que parece del todo punto improbable). El monarca debía de estar sentado en un taburete de oro, al que luego la tradición convirtió en un trono.

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Y así lo podemos leer en Demóstenes, Contra Timócrates 129:

ἔπειτα ταμιεύσας ἐν ἀκροπόλει τἀριστεῖα τῆς πόλεως ἔλαβεν ἀπὸ τῶν βαρβρων ὑφῃρημένος ἐξ ἀκροπόλεως, τόν τε δίφρον τὸν ἀργυρόποδα καὶ τὸν ἀκινκην τὸν Μαρδονίου, ὃς ἦγε τριακοσίους δαρεικούς; ἀλλ ταῦτ γ᾿ οὕτω περιφανῆ ἐστιν ὥστε πντας ἀνθρώπους εἰδέναι.

¿No fue él quien, siendo nombrado tesorero de la Acrópolis, robó a ese lugar los premios de victoria que nuestros antepasados arrebataron a los bárbaros, el trono con pies de plata, y la cimitarra de Mardonio, que valía ciento cincuenta dracmas? Pero estas hazañas eran tan manifiestas que eran conocidas por todos.

Plutarco, Temístocles 13, nos habla de dos versiones:

Ἅμα δ᾿ ἡμέρ Ξέρξης μὲν ἄνω καθῆστο, τὸν στόλον ἐποπτεύων καὶ τὴν παράταξιν, ὡς μὲν Φανόδημός (ΦΓρΗ 325 Φ 24) φησιν ὑπὲρ τὸ ῾Ηράκλειον, βραχεῖ πόρῳ διείργεται τῆς ᾿Αττικῆς νῆσος, ὡς δ᾿ ᾿Ακεστόδωρος (ΦΗΓ ΙΙ `464) ἐν μεθορίᾳ τῆς Μεγαρίδος ὑπὲρ τῶν καλουμένων Κεράτων, χρυσοῦν δίφρον θέμενος καὶ γραμματεῖς πολλοὺς παραστησάμενος, ὧν ἔργον ἦν ἀπογράφεσθαι τὰ κατὰ τὴν μάχην πραττόμενα.

XIII.- Jerjes al mismo rayar del día se puso a contemplar la armada y su formación, según Fanodemo, desde encima del templo de Heracles, que es por donde la isla de Salamina dista del Ática corto trecho; pero, según Aquestodoro, desde los lindes de Mégara sobre los llamados Cornijales, habiendo hecho allí traer un sitial de oro, y teniendo junto a si muchos amanuenses, cuyo destino era ir anotando lo que fuese ocurriendo en la batalla.

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Un resumen, breve pero completo, se puede hallar aquí:

Probablemente la de Heródoto sea la tradición original, que se mantuvo hasta dar en el sencillo comentario de Justino (II, 12, 22): interea rex velut spectator pugnae navium in litore remanet (mientras tanto el rey como un espectador de la batalla permanece en la costa con una parte de las naves). Sin embargo, el cuadro de Jerjes sobre una altura resultaba más atractivo y es el que sin duda aparece ya en Éforo (360 a. C.), a juzgar por lo que de él derivó Aristodemo: según este último, Jerjes asistió a la batalla desde el monte Parneto. Probablemente en el relato de Fanodemo (siglo IV a. C.) hay una adición más: el rey está sentado sobre un trono de oro, como más tarde dice también Acestodoro, quien daba otro nombre y ubicación a la atalaya regia. En época de Demóstenes se podía precisar que aquel trono (ya no más áureo, sino simplemente ἀργυρόποδα) había estado guardado en la Acrópolis, junto con la espada de Mardonio, y se daba el nombre de quien había robado tan preciosas reliquias. Como Pausanias (Descripción de Grecia I, 27, 1) dice haber visto la espada de Mardonio (junto a otros despojos persas y el carro hecho por Dédalo), los comentaristas suponen que tal espada fue devuelta en época posterior a Demóstenes, suerte que no le cupo al precioso trono, que al parecer Heródoto nunca había tenido curiosidad por ver.

Éste es el texto de Pausanias:

ἀναθήματα δὲ ὁπόσα ἄξια λόγου, τῶν μὲν ἀρχαίων δίφρος ὀκλαδίας ἐστὶ Δαιδλου ποίημα, λφυρα δὲ ἀπὸ Μήδων Μασιστίου θώραξ, ὃς εἶχεν ἐν Πλαταιαῖς τὴν ἡγεμονίαν τῆς ἵππου, καὶ ἀκινκης Μαρδονίου λεγόμενος εἶναι.

En cuanto a las ofrendas dignas de mención (está hablando del templo de Atenea Políade), entre las antiguas hay un asiento plegable, que es obra de Dédalo; del botín tomado a los medos, la coraza de Masistio, que tuvo en Platea el mando de la caballería, y una daga que se dice que era de Mardonio.

La traducción es de María Cruz Herrero Ingelmo, en Gredos.

 Sólo nos queda ofrecer dos fragmentos del Libro VIII de las Historias de Heródoto, sobre la batalla de Salamina;

84 1 ἐνθαῦτα ἀνῆγον τὰς νέας ἁπάσας Ἕλληνες, ἀναγομένοισι δέ σφι αὐτίκα ἐπεκέατο οἱ βάρβαροι. οἱ μὲν δὴ ἄλλοι Ἕλληνες ἐπὶ πρύμνην ἀνεκρούοντο καὶ ὤκελλον τὰς νέας, Ἀμεινίης δὲ Παλληνεὺς ἀνὴρ Ἀθηναῖος ἐξαναχθεὶς νηὶ ἐμβάλλει συμπλακείσης δὲ τῆς νεὸς καὶ οὐ δυναμένων ἀπαλλαγῆναι, οὕτω δὴ οἱ ἄλλοι Ἀμεινίῃ βοηθέοντες συνέμισγον. 2 Ἀθηναῖοι μὲν οὕτω λέγουσι τῆς ναυμαχίης γενέσθαι τὴν ἀρχήν, Αἰγινῆται δὲ τὴν κατὰ τοὺς Αἰακίδας ἀποδημήσασαν ἐς Αἴγιναν, ταύτην εἶναι τὴν ἄρξασαν. λέγεται δὲ καὶ τάδε, ὡς φάσμα σφι γυναικὸς ἐφάνη, φανεῖσαν δὲ διακελεύσασθαι ὥστε καὶ ἅπαν ἀκοῦσαι τὸ τῶν Ἑλλήνων στρατόπεδον, ὀνειδίσασαν πρότερον τάδε, “ὦ δαιμόνιοι, μέχρι κόσου ἔτι πρύμνην ἀνακρούεσθε; ”

86 1 περὶ μέν νυν τούτους οὕτω εἶχε· τὸ δὲ πλῆθος τῶν νεῶν ἐν τῇ Σαλαμῖνι ἐκεραΐζετο, αἳ μὲν ὑπ᾽ Ἀθηναίων διαφθειρόμεναι αἳ δὲ ὑπ᾽ Αἰγινητέων. ἅτε γὰρ τῶν μὲν Ἑλλήνων σὺν κόσμῳ ναυμαχεόντων καὶ κατὰ τάξιν, τῶν δὲ βαρβάρων οὔτε τεταγμένων ἔτι οὔτε σὺν νόῳ ποιεόντων οὐδέν, ἔμελλε τοιοῦτό σφι συνοίσεσθαι οἷόν περ ἀπέβη. καίτοι ἦσάν γε καὶ ἐγένοντο ταύτην τὴν ἡμέρην μακρῷ ἀμείνονες αὐτοὶ ἑωυτῶν ἢ πρὸς Εὐβοίῃ, πᾶς τις προθυμεόμενος καὶ δειμαίνων Ξέρξην, ἐδόκεέ τε ἕκαστος ἑωυτὸν θεήσασθαι βασιλέα.

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LXXXIV. Al verlos mover los bárbaros, encaminaron al punto la proa hacia ellos; pero los griegos, suspendiendo los remos o remando hacia atrás, huían el abordaje e iban retirándose de popa hacia la playa, cuando Aminias Paleneo, uno de los capitanes atenienses, esforzando los remos embistió contra una nave enemiga, y clavando en ella el espolón, como no pudiese desprenderlo, acudieron a socorrerle los otros griegos y cerraron con los enemigos. Tal quieren los atenienses que fuese el principio del combate, si bien pretenden los de Egina que la galera que cerró ante todas con otra enemiga fue la que había ido a Egina en busca de los Eacidas. Corre aún otra voz; que se les apareció una fantasma en forma de mujer, la cual les animó de modo, que la vio toda la armada griega, dándoles primero en cara con esta reprensión: «¿Qué es lo que hacéis retirándoos así de popa sin cerrar con el enemigo?»

LXXXVI. Muchas fueron las naves que en Salamina quedaron destrozadas, unas por los atenienses y otras por los de Egina. Ni podía suceder otra cosa peleando con orden los griegos cada uno en su puesto y lugar, y habiendo al contrario entrado en el choque los bárbaros, no bien formados todavía, y sin hacer después cosa con arreglo ni concierto. Menester es, con todo, confesar que sacaron éstos en la función de aquel día toda su fuerza y habilidad, y se mostraron de mucho superiores a sí mismos y más valientes que en las batallas dadas cerca de Eubea, queriendo cada uno distinguirse particularmente, temiendo lo que diría Jerjes, o imaginándose que tenían allí presente al rey que les estaba mirando.

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 Y unos textos referidos a esa batalla sacados de aquí:

La táctica de combate naval consistía en embestir las naves enemigas con un espolón de acero que los barcos llevaban en la proa. La intención era partir en dos el navío rival y hundirlo. Pero si no se conseguía ese propósito, se producía un abordaje y un posterior combate cuerpo a cuerpo. Cada trirreme griega llevaba a bordo un cuerpo de asalto formado por unos cincuenta hoplitas (nombre que recibían los guerreros atenienses y espartanos).

Esas eran las noticias que Jerjes estaba deseando escuchar, por lo que ordenó atacar cuanto antes a los griegos. El soberano desoyó así los consejos de su más prudente aliada, la reina Artemisia, quien le aconsejaba exactamente lo contrario: “Espera, Jerjes, no ataques aún. Cuanto más esperes, más cundirá el desánimo entre tus enemigos”, le repetía una y otra vez. Pero el rey, viendo la victoria al alcance de su mano, no le hizo caso.

Cinco horas violentas

Temístocles concentró su flota en el golfo Sarónico, en cuyo centro se encuentra la isla de Salamina, que lo divide en dos canales. Según el relato del dramaturgo Esquilo, quien combatió en la batalla, la flota griega no llegaba a los 400 barcos, mientras que la persa superaba los 1.000; aunque los historiadores modernos rebajan esa cifra a 800.

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La táctica habitual de combate naval en aquel tiempo consistía en embestir a las naves enemigas para que la infantería que viajaba en los barcos las abordara. Así, los griegos atacaron brutalmente a la primera línea de la flota persa, formada por las naves de sus aliados fenicios. La maniobra fue un éxito. Los barcos griegos, como si fueran una cuña, penetraron entre la flota persa y la dividieron en dos. Además, al ser tan numerosos, los barcos persas prácticamente no podían maniobrar sin colisionar entre sí.

Esquilo, que luchó en la batalla, relató cómo los hombres caían al mar y se ahogaban al ser golpeados por los remos de los barcos

El combate fue breve, pero sangriento. Según relata Esquilo, duró apenas cinco horas. Las cubiertas de los barcos se convirtieron en pequeños campos de batalla donde los infantes de ambos ejércitos luchaban cuerpo a cuerpo. “Decenas de hombres de ambos bandos caían al mar y morían ahogados, golpeados sin piedad por los remos de las naves enemigas”, relató el autor al describir esta terrible escena.

 

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Mitos huertanos y playeros (III)

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VanLootriunfodegalatea

El triunfo de Galatea (1720; 90 x 160 cm; ólea sobre lienzo) de Jean-Baptiste Van Loo. Museo del Hermitage de San Petersburgo

Finalizamos nuestras fuentes sobre Galatea, a propósito del entrador del mismo nombre que vimos en una de las calles que conforman la marjalería de Castellón y lo hacemos con Luciano de Samosata que nos presenta a Galatea conversando con su madre Doris en el primero de los Diálogos Marinos.

ΕΝΑΛΙΟΙ ΔΙΑΛΟΓΟΙ ΔΩΡΙΔΟΣ ΚΑΙ ΓΑΛΑΤΕΙΑΣ

ΔΩΡΙΣ Καλὸν ἐραστήν, Γαλάτεια, τὸν Σικελὸν τοῦτον ποιμένα φασὶν ἐπιμεμηνέναι σοί.

ΓΑΛΑΤΕΙΑ Μὴ σκῶπτε, Δωρί· Ποσειδῶνος γὰρ υἱός ἐστιν, ὁποῖος ἂν .

ΔΩΡΙΣ Τί οὖν; εἰ καὶ τοῦ Διὸς αὐτοῦ παῖς ὢν ἄγριος οὕτως καὶ λάσιος ἐφαίνετο καί, τὸ πάντων ἀμορφότατον, μονόφθαλμος, οἴει τὸ γένος ἄν τι ὀνῆσαι αὐτὸν πρὸς τὴν μορφήν;

ΓΑΛΑΤΕΙΑ Οὐδὲ τὸ λάσιον αὐτοῦ καί, ὡς φῄς, ἄγριον ἄμορφόν ἐστινάνδρῶδες γὰρ τε ὀφθαλμὸς ἐπιπρέπει τῷ μετώπῳ οὐδὲν ἐνδεέστερον ὁρῶν · εἰ δύἦσαν.

ΔΩΡΙΣ ῎Εοικας, Γαλάτεια, οὐκ ἐραστὴν ἀλλἐρώμενον ἔχειν τὸν Πολύφημον, οἷα ἐπαινεῖς αὐτόνΓΑΛΑΤΕΙΑ Οὐκ ἐρώμενον, ἀλλὰ τὸ πἀνυ ὀνειδιστικὸν τοῦτο οὐ φέρω ὑμῶν, καί μοι δοκεῖτε ὑπὸ φθόνου αὐτὸ ποιεῖν, ὅτι ποιμαίνων ποτὲ ἀπὸ τῆς σκοπῆς παιζούσας ἡμᾶς ἰδὼν ἐπὶ τῆς ἠϊόνος ἐν τοῖς πρόποσι τῆς Αἴτνης, καθ μεταξὺ τοῦ ὄρους καὶ τῆς θαλάσσης αἰγιαλὸς ἀπομηκύνεται, ὑμᾶς μὲν οὐδὲ προσέβλεψεν, ἐγὼ δὲ ἐξ ἁπασῶν καλλίστη ἔδοξα, καὶ μόνῃ ἐμοὶ ἐπεῖχε τὸν ὀφθαλμόν. ταῦτα ὑμᾶς ἀνιᾷ· δεῖγμα γὰρ, ὡς ἀμείνων εἰμὶ καὶ ἀξιέραστος, ὑμεῖς δὲ παρώφθητε

ΓΑΛΑΤΕΙΑ Εἰ ποιμένι καὶ ἐνδεεῖ τὴν ὄψιν καλὴ ἔδοξας, ἐπίφθονος οἴει γεγονέναι; καίτοι τί ἄλλο ἐν σοὶ ἐπαινέσαι εἶχεν τὸ λευκὸν μόνον; καὶ τοῦτο, οἶμαι, ὅτι συνήθης ἐστὶ τυρῷ καὶ γάλακτι· πάντα οὖν τὰ ὅμοια τούτοις ἡγεῖται καλάἐπεὶ τά γε ἄλλα ὁπόταν ἐθελήσῃς μαθεῖν, οἵα τυγχάνεις οὖσα τὴν ὄψιν, ἀπὸ πέτρας τινός, εἴ ποτε γαλήνη εἴη, ἐπικύψασα ἐς τὸ ὕδωρ ἰδὲ σεαυτὴν οὐδὲν ἄλλο χροίαν λευκὴν ἀκριβῶς· οὐκ ἐπαινεῖται δὲ τοῦτο, ἢν μὴ ἐπιπρέπῃ αὐτῷ καὶ τὸ ἐρύθημα.

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Acis y Galatea (óleo sobre lienzo 68 x 84 cm; colección privada) de Antoine Coypel

ΓΑΛΑΤΕΙΑ Καὶ μὴν ἐγὼ μὲν ἀκράτως λευκὴ ὅμως ἐραστὴν ἔχω κἂν τοῦτον, ὑμῶν δὲ οὐκ ἔστιν ἥντινα ποιμὴν ναύτης πορθμεὺς ἐπαινεῖ· δέ γε Πολύφημος τά τε ἄλλα καὶ μουσικός ἐστι.

ΔΩΡΙΣ Σιώπα, Γαλάτεια· ἠκούσαμεν αὐτοῦ ἀδοντος ὁπότε ἐκώμασε πρῴην ἐπὶ σέ· ᾿Αφροδίτη φίλη, ὄνον ἄν τις ὀγκᾶσθαι ἔδοξεν. καὶ αὐτὴ δὲ πηκτὶς οἵα; κρανίον ἐλάφου γυμνὸν τῶν σαρκῶν, καὶ τὰ μὲν κέρατα πήχεις ὥσπερ ἦσαν, ζυγώσας δὲ αὐτὰ καὶ ἐνάψας τὰ νεῦρα, οὐδὲ κολλάβοις περιστρέψας, ἐμελῴδει ἄμουσόν τι καὶ ἀπῳδόν, ἄλλο μὲν αὐτὸς βοῶν, ἄλλο δὲ λύρα ὑπήχει, ὥστε οὐδὲ κατέχειν τὸν γέλωτα ἐδυνάμεθα ἐπὶ τῷ ἐρωτικῷ ἐκείνῳ ᾄσματι· μὲν γὰρ ᾿Ηχὼ οὐδὲ ἀποκρίνεσθαι αὐτῷ ἤθελεν οὕτω λάλος οὖσα βρυχομένῳ, ἀλλᾐσχύνετο, εἰ φανείη μιμουμένη τραχεῖαν ᾠδὴν καὶ καταγέλαστον. ἔφερεν δὲ ἐπέραστος ἐν ταῖς ἀγκάλαις ἀθυρμἀτιον ἄρκτου σκύλακα τὸ λὰσιον αὐτῷ προσεοικότα. τίς οὐκ ἂν φθονήσειέ σοι, Γαλάτεια, τοιούτου ἐραστοῦ;

ΓΑΛΑΤΕΙΑ Οὐκοῦν σύ, Δωρί, δεῖξον ἡμῖν τὸν σεαυτῆς, καλλίω δῆλον ὅτι ὄντα καὶ ᾠδικώτερον καὶ κιθαρίζειν ἄμεινον ἐπιστάμενον.

ΔΩΡΙΣ ᾿Αλλἀ ἐραστὴς μὲν οὐδεὶς ἔστι μοι οὐδὲ σεμνύνομαι ἐπέραστος εἶναι· τοιοῦτος δὲ οἷος Κύκλωψ ἐστί, κινάβρας ἀπόζων ὥσπερ τράγος, ὠμοβόρος, ὥς φασι, καὶ σιτούμενος τοὺς ἐπιδημοῦντας τῶν ξένων, σοὶ γένοιτο καὶ πάντοτε σὺ ἀντερῴης αὐτοῦ.

 

Stella,JacqueselTriunfodeGalatea

El triunfo de Galatea (1650; 110 x 98 cm; óleo sobre lienzo) de Jacques Stella. J Paul Getty Museum de Los Ángeles

Doris. ¡Hermoso enamorado, Galatea, es ese pastor siciliano, que dicen que está loco por ti.

Galatea. No te burles de él, Doris, ya que es hijo de Posidón, cualquiera que sea su aspecto.

Doris. ¿Y qué? Aunque fuera hijo del propio Zeus, con ese aspecto tan salvaje y peludo y, lo más feo de todo, con un solo ojo, ¿tú crees que su linaje le favorecería para tener mejor aspecto?

Galatea. Ni su aspecto peludo y selvático al que te refieres lo afean, ya que eso es varonil, y su único ojo se adapta muy bien a su frente, puesto que no ve menos que si tuviera los dos.

Doris. A juzgar por los elogios que haces de él, me parece que tienes a Polifemo más como amado que como amante.

Galatea. No lo tengo como amado, pero no puedo tolerar vuestra crítica exagerada, y creo que obráis así por envidia, porque al encontrarse en cierta ocasión apacentando sus rebaños y vernos desde su atalaya cuando jugábamos en la playa, al pie del Etna, donde se extiende el litoral entre el monte y el mar, en vosotras ni se fijó siquiera, y yo, en cambio, le parecí la más hermosa de todas y sólo en mí puso su único ojo. Esto es lo que os molesta, porque es una prueba de que soy mejor y más digna de ser amada, mientras que a vosotras ni os consideró dignas de una mirada.

Doris. ¿Ya te crees digna de envidia porque pareciste hermosa a un pastor, que encima está defectuoso de la vista? Y por cierto, ¿qué otra cosa pudo elogiar en ti sino tu blancura? Y eso, me parece a mí, porque está acostumbrado al queso y a la leche, y por ello considera hermoso todo lo que se les parece. Por lo demás, cuando quieras saber tu aspecto, mírate en el mar desde una roca saliente, en un momento de calma, y verás que no tienes otra cosa que una piel completamente blanca, cosa que no se aprecia si no la acompaña también el color rosado.

Galatea. Y sin embargo, yo, que soy completamente blanca, tengo al menos este amante, mientras que vosotras no tenéis ni pastor, ni marinero, ni barquero que os alabe. Además, Polifemo es también músico.

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El cíclope (1898; óleo sobre tabla; 65 x 51 cm) de Odilon RedonMuseo Kröller-Muller, Otterlo.

Doris. Calla, Galatea, que ya le oímos cantar cuando vino a darte la serenata a tu puerta recientemente. ¡Querida Afrodita! Daba la impresión de un burro rebuznando. ¿Y qué clase de lira tenía? Una calavera de ciervo monda y lironda, donde las astas hacían el papel de brazos, las había unido y había tendido las cuerdas, sin tensarlas, con una clavija, con lo que producía un sonido desafinado y sin arte; mientras él daba gritos por una parte, la lira le contestaba por otro, de modo que no podíamos contener la risa ante aquel canto amoroso. Ni la propia Eco, que es tan charlatana, tenía ganas de contestar a sus bramidos, sino que tenía vergüenza de dar la impresión de imitar una canción tan tosca y ridícula. Aquel amante apasionado llevaba en brazos como un juguete un osito que se parecía a él por lo peludo que era. ¿Quién podría no envidiarte, Galatea, por un amante como ése?

Galatea. Muy bien, Doris, muéstranos entonces al tuyo, que sin duda es más hermoso, más hábil para cantar y sabe tocar mejor la lira.

Doris. Es que yo no tengo ningún amante ni presumo de ser atractiva. Pero un amante como el Cíclope, que apesta a podre como un macho cabrío, que come carne cruda, según dicen, y devora a los huéspedes que le visitan, quédatelo para ti y corresponde a su amor.

 La traducción es de Juan Zaragoza Botella en Alianza Editorial (1269)

Para más información sobre Galatea y Polifemo remitimos a nuestra serie De un ojo ilustra el orbe de su frente.

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El triunfo de Galatea (anónimo, ca. 1800; 100 x 76; óleo sobre cobre). Museo Nacional de Colombia en Bogotá


Musik ist eine heilige Kunst (XV)

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El compositor muniqués Richard Strauss

Estábamos analizando el final de Ariadne auf Naxos de Richard Strauss.

Baco le pregunta si es ella la diosa de la isla y las ninfas sus criadas, o si es otra Circe que trnasforma a los extranjeros en animales. Ella lo niega y lo confunde con el señor del negro navío, Hermes.

 En el vídeo siguiente el texto de este artículo se inicia en 6′ 45″

BACCHUS (sehr jung und mit sehr zarter Stimme)

Du schönes Wesen! Bist du die Göttin dieser Insel? Ist diese Höhle dein Palast? Sind diese deine Dienerinnen? Singst du am Webstuhl Zauberlieder? Nimmst du den Fremdling da hinein und liegst mit ihm beim Mahl und tränkest du ihn da mit einem Zaubertrank? Und ach, wer dir sich gibt, verwandelst du ihn auch? Weh! Bist du auch solch eine Zauberin?

ARIADNE

Ich weiß nicht, was du redest. Ist es, Herr, daß du mich prüfen willst? Mein Sinn ist wirr von vielem Liegen ohne Trost! Ich lebe hier und harre deiner, deiner harre ich seit Nächten, Tagen, seit wievielen, ach, ich weiß es nicht mehr!

El siguiente vídeo recoge el texto que sigue.

BACCHUS

Wie? Kennst du mich denn? Du hast mit einem Namen mich gegrüßt.

ARIADNE

Nein! Nein! Der bist du nicht, mein Sinn ist leicht verwirrt!

BACCHUS

Wer bin ich denn?

ARIADNE

Du bist der Herr über ein dunkles Schiff, das fährt den dunklen Pfad.

BACO (muy juvenil y con la más delicada voz)

¡Deliciosa criatura! ¿Eres tú la diosa de esta isla? ¿Es esa gruta tu palacio? ¿Son ésas tus servidoras? ¿Entonas desde tu trono mágicos cantos? ¿Recibes al extranjero ahí dentro y lo sientas en tu mesa proporcionándole filtros mágicos? Y, ay, quien a ti se entrega, ¿lo transformas después? ¡Dolor! ¿Eres tú tal vez otra hechicera?

ARIADNA

Yo no soy eso que dices. ¿Acaso eres, señor, mi juez? ¡Mi alma está confusa por tantas tristezas sin alivio! Aquí vivo y te espero, te espero noche y día. ¿Desde cuándo?… ¡No lo sé!

BACO

¿Cómo? ¿Acaso me conoces tú? Con un nombre me saludaste.

ARIADNA

¡No! ¡No! ¡Tú no eres él! ¡Mi alma está confusa!

BACO

¿Quién soy yo, pues?

ARIADNA

Tú eres el señor del oscuro navío, quien recorre la negra senda.

baco y ariadna Chrysler Museum

Se produce un doble equívoco con el navío y la bebida: Ariadna se refiere al de Hermes y Dioniso al suyo propio. Respecto a la bebida, Ariadna se pregunta si el supuesto Hermes la transformará con su cetro, sus manos o una bebida de la que ha hablado. Dioniso se ha referido a la bebida que Circe le dio para transformarlo sin éxito.

BACCHUS

Ich bin der Herr über ein Schiff.

ARIADNE (plötzlich)

Nimm mich! Hinüber! Fort von hier mit diesem Herzen! Es ist zu nichts mehr nütze auf der Welt.

BACCHUS (sanft)

So willst du mit mir gehen auf mein Schiff?

ARIADNE

Ich bin bereit, Du fragst? Ist es, daß du mich prüfen willst?

(Bacchus schüttelt den Kopf. Ariadne fährt mit unterdrückter Angst fort.)

Wie schaffst du die Verwandlung? Mit den Händen? Mit deinem Stab? Wie, oder ist’s ein Trank, den du zu trinken gibst? Du sprachst von einem Trank!

BACCHUS (in ihren Anblick versunken)

Sprach ich von einem Trank ich weiß nichts mehr.

ARIADNE

Ich weiß, so ist es dort, wohin du mich führest! Wer dort verweilet, der vergißt gar schnell! Das Wort, der Atemzug ist gleich dahin! Man ruht und ruht vom Ruhen wieder aus; denn dort ist keiner matt vom Weinen, er hat vergessen, was ihn schmerzen sollte: Nichts gilt, was hier gegolten hat, ich weiß.

(Sie schließt die Augen.)

Baco y Ariadna de Luca Giordano

BACO

Soy el señor… de un navío.

ARIADNA (bruscamente)

¡Condúceme al otro lado! ¡Quede lejos de aquí mi corazón! Ya no sirve para nada en este mundo.

BACO (dulce)

Así que ¿quieres partir conmigo en mi nave?

ARIADNA

Estoy dispuesta… ¿Lo dudas? ¿Acaso es que quieres probarme?

(Baco mueve la cabeza. Ariadna se agita con manifiesta angustia.)

¿Cómo lograrás la transformación? ¿Con tus manos? ¿Con tu cetro? ¿Tal vez con una bebida, que tú me servirás? ¡Tú hablaste antes de una bebida!

BACO (con ensoñación en sus ojos)

¿Hablaba yo de una bebida?… No lo recuerdo.

ARIADNA

¡Yo sé que, de alguna forma, eso sucede allí donde me conduces! ¡Quien allá llegue, el olvido lo obtendrá pronto! ¡La palabra y el aliento allí son lo mismo! Y de nuevo reposará y descansará en el silencio; pues allí ninguna fatiga hace llorar. Todos obtienen el olvido de aquello que les apenó. Nada será igual que aquí, lo sé.

(Ella cierra los ojos.)

Ahora Dioniso se presenta como el hijo de una mujer muerta entre llamas y vencedora de Circe. Poco a poco, ambos personajes van sintiéndose enamorados y mutuamente transformados, seducidos. Son nuevos seres redimidos.

Baco y Ariadna. Guido Reni

BACCHUS (tief erregt, unbewußt feierlich)

Bin ich ein Gott, schuf mich ein Gott, starb meine Mutter in Flammen dahin, als sich in Flammen mein Vater ihr zeigte, versagte der Circe Zauber an mir, weil ich gefeit bin, Balsam und Äther für sterbliches Blut in den Adern mir fließt. Hör mich, Wesen, das vor mir steht, hör mich, du, die sterben will: Dann sterben eher die ewigen Sterne, als daß du stürbest aus meinen Armen!

ARIADNE (vor der Kraft seiner Stimme ängstlich zurückweichend)

Das waren Zauberworte! Weh! So schnell! Nun gibt es kein Zurück. Gibst du Vergessenheit so zwischen Blick und Blick? Entfernt sich alles, von mir? Die Sonne? Die Sterne? Ich mir selber? Sind meine Schmerzen mir auf immer, immer genommen? Ach!

(verhauchend)

Bleibt nichts von Ariadne als ein Hauch?

(Sie sinkt nieder, Bacchus hält sie. Alles versinkt, während sich über den beiden ein Sternenhimmel spannt.)

BACCHUS

Ich sage dir, nun hebt sich erst das Leben an für dich und mich!

(Er küßt Ariadne, die sich ihm entwindet und sich unbewußt staunend umsieht.)

ARIADNE

Lag nicht die Welt auf meiner Brust? Hast du… Hast du sie fortgeblasen?

(Sie deutet kindlich furchtsam auf die Höhle.)

Da innen lag die arme Hündin an’ Boden gedrückt, auf kalten Nesseln mit Wurm und Assel und ärmer als sie.

BACCHUS

Nun steigt deiner Schmerzen innerste Lust in dein’ und meinem Herzen auf!

ARIADNE

Du Zauberer, du! Verwandler, du! Blickt nicht aus dem Schatten deines Mantels der Mutter Auge auf mich her? Ist so dein Schattenland! Also gesegnet! So unbedürftig der irdischen Welt?

BACCHUS

Du selber! Du bist unbedürftig, du meine Zauberin!

 

El encuentro de Baco y Ariadna

 

BACO (intensamente agitado, ceremonioso)

Soy un dios y un dios me creó. Murió mi madre entre las llamas después que mi padre, como llama, se le mostró. Falló la magia de Circe sobre mí, que soy inmune, pues bálsamo y éter, en lugar de sangre, corren por mis venas. ¡Escúchame, criatura, que estás ante mí, escúchame, tú, que quieres la muerte! ¡Antes morirán las eternas estrellas que tú entre mis brazos!

ARIADNA (ante la energía de su voz, angustiada retrocede)

¡Son palabras mágicas! ¡Ay de mí! ¡Tan pronto! Ya no se puede retroceder. ¿Das tú el olvido así, entre mirada y mirada? ¿Alejarás todo de mí? ¿El sol? ¿Las estrellas? ¿A mí misma? ¿Serán mis dolores para siempre alejados? ¡Ah!

(desolada)

¿No quedará de Ariadna ni el aliento?

(Ella desfallece, Baco la sostiene. Todo oscurece, mientras sobre ellos se extiende un manto estrellado.)

BACO

¡Yo te digo que ahora comienza la vida para ti y para mí!

(Besa a Ariadna, ella se separa de él y mira a su alrededor asombrada.)

ARIADNA

¿No estaba el mundo sobre mi pecho? ¿Eres tú?… ¿Eres tú quien me lo ha arrebatado?

(Ella señala cándida y tímida hacia la gruta.)

Allá dentro yacía yo en el suelo, como una perra, entre frías ortigas, lombrices y cucarachas y más pobre que ellas…

BACO

¡Pues ahora serán tus dolores un placer interior que se alce en nuestros corazones!

ARIADNA

¡Eres un hechicero! ¡Me transformas! ¿No ves entre la sombra de tu manto los ojos de la madre sobre mí? ¡Es tu reino de las sombras! ¡Me está llamando! ¡Libre de las necesidades terrenales!

BACO

¡Tú misma! ¡Tú eres libre de toda necesidad! ¡Tú, hechicera mía!

 

normankingariadnemet1988


Mitos huertanos y playeros (IV)

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Orion_constelacion_Hevelius

Y nos vamos de Galatea a Orión, ya que también tiene su entrador en la marjalería castellonense.

Sobre Orión nos dice Pierre Grimal en su Diccionario de Mitología Griega y Romana:

Orión es un gigante cazador, hijo de Euríale y Poseidón, o bien de Hirieo. También se le creía nacido de la Tierra, como casi todos los gigantes. De su padre Poseidón había recibido la facultad de andar por la superficie del mar. Era de una belleza extraordinaria, y estaba dotado de prodigiosa fuerza. Casó primero con Side, tan hermosa y orgullosa de su belleza que pretendía rivalizar con Hera, lo cual decidió a la diosa a precipitarla en el Tártaro. Privado de su esposa, Orión se trasladó a Quíos, tal vez llamado por Enopión, (οἶνος + πιών = “el que bebe vino”, puesto que pasa por ser el introductor del vino tinto en dicha isla), que le pidió le librase de las fieras que infestaban su isla. Allí, Orión se enamoró de Mérope, hija de Enopión, pero éste no consintió en el matrimonio. Al llegar a este punto discrepan las versiones; ora se dice que Orión, bebido, trató de violar a Mérope, ora que el propio Enopión lo embriagó. Sea lo que fuere, éste cegó a Orión, cuando dormía en la orilla. Orión se dirigió entonces al taller de Hefesto y, cogiendo un niño (llamado Cedalión) se lo cargó sobre los hombros y le pidió lo guiase siempre de cara a Levante. Orión recuperó inmediatamente la vista. Luego corrió a vengarse de Enopión, pero no pudo alcanzarlo, porque Hefesto había construido para él una cámara subterránea donde se refugió.

Entonces, la Aurora se enamoró de Orión y lo raptó, transportándolo a Delos. Orión fue muerto por Ártemis, ya porque la había desafiado descaradamente a lanzar el disco, ya porque había intentado violar a una de las doncellas de su séquito, la virgen hiperbórea Opis.

Pero la versión más difundida de la muerte de Orión es la siguiente: al tratar éste de violar a la propia Ártemis, la diosa le envió un escorpión, que le picó en el talón. En pago de este servicio, el animal fue convertido en constelación, y lo mismo le ocurrió a Orión. Por eso la constelación de Orión huye eternamente de la de Escorpión.

escorpiohevelius

Vamos con las fuentes sobre Orión.

 

Homero, en Ilíada XVIII, 486, cuando nos describe el escudo que Hefesto forja para Aquiles, dice:

Ἐν μὲν γαῖαν ἔτευξ᾿, ἐν δ᾿ οὐρανόν, ἐν δὲ θάλασσαν,

ἠέλιόν τ᾿ ἀκάμαντα σελήνην τε πλήθουσαν,

ἐν δὲ τὰ τείρεα πάντα, τά τ᾿ οὐρανὸς ἐστεφάνωται,

Πληϊάδας θ᾿ Ὑάδας τε τό τε σθένος Ὠρίωνος

Ἄρκτόν θ᾿, ἣν καὶ Ἄμαξαν ἐπίκλησιν καλέουσιν,

ἥ τ᾿ αὐτοῦ στρέφεται καί τ᾿ Ὠρίωνα δοκεύει,

οἴη δ᾿ ἄμμορός ἐστι λοετρῶν Ὠκεανοῖο.

Allí puso la tierra, el cielo, el mar, el sol infatigable y la luna llena; allí las estrellas que el cielo coronan, las Pléyades, las Híades, el robusto Orión y la Osa, llamada por sobrenombre el Carro, la cual gira siempre en el mismo sitio, mira a Orión y es la única que deja de bañarse en el Océano.

Horacio tiene una alusión a Orión en la oda 4 de su libro III:

testis mearum centimanus Gyas

sententiarum, notus et integrae

temptator Orion Dianae

virginea domitus sagitta.

Testigo de mis afirmaciones, Gias, el de las cien manos, y el famoso Orión, violador de la virgen Diana, reducido por una virgínea flecha.

 

Apolodoro, Biblioteca Mitológica I, 4, 3-5, nos ofrece información sobre Orión:

Ὠρίωνα δὲ Ἄρτεμις ἀπέκτεινεν ἐν Δήλῳ. τοῦτον γηγενῆ λέγουσιν ὑπερμεγέθη τὸ σῶμα··Φερεκύδης δὲ αὐτὸν Ποσειδῶνος καὶ Εὐρυάλης λέγει. ἐδωρήσατο δὲ αὐτῷ Ποσειδῶν διαβαίνειν τὴν θάλασσαν. οὗτος ἔγημε μὲν Σίδην, ἣν ἔρριψεν εἰς Ἅιδου περὶ μορφῆς ἐρίσασαν Ἥρα αὖθις δὲ ἐλθὼν εἰς Χίον Μερόπην τὴν Οἰνοπίωνος ἐμνηστεύσατο. μεθύσας δὲ Οἰνοπίων αὐτὸν κοιμώμενον ἐτύφλωσε καὶ παρὰ τοῖς αἰγιαλοῖς ἔρριψεν. ὁ δὲ ἐπὶ τὸ (Ἡφαίστου) χαλκεῖον ἐλθὼν καὶ ἁρπάσας παῖδα ἕνα, ἐπὶ τῶν ὤμων ἐπιθέμενος ἐκέλευσε ποδηγεῖν πρὸς τὰς ἀνατολάς. ἐκεῖ δὲ παραγενόμενος ἀνέβλεψεν ἐκκαεὶς ὑπὸ τῆς ἡλιακῆς ἀκτῖνος, καὶ διὰ ταχέων ἐπὶ τὸν Οἰνοπίωνα ἔσπευδεν. ἀλλὰ τῷ μὲν Ποσειδῶν ἡφαιστότευκτον ὑπὸ γῆν κατεσκεύασεν οἶκον, Ὠρίωνος δ᾿ Ἠὼς ἐρασθεῖσα ἥρπασε καὶ ἐκόμισεν εἰς Δῆλον·ἐποίει γὰρ αὐτὴν Ἀφροδίτη συνεχῶς ἐρᾶν, ὅτι Ἄρει συνευνάσθη. ὁ δ᾿ Ὠρίων, ὡς μὲν ἔνιοι λέγουσιν, ἀνῃρέθη δισκεύειν Ἄρτεμιν προκαλούμενος, ὡς δέ τινες, βιαζόμενος Ὦπιν μίαν τῶν ἐξ Ὑπερβορέων παραγενομένων παρθένων ὑπ᾿ Ἀρτέμιδος ἐτοξεύθη.

orionycedalion

El ciego Orión en busca de la salida del Sol, 1658 de Nicolas Poussin (1594–1665) Óleo sobre lienzo, 119.1 x 182.9 cm. MET Nueva York

Ártemis mató a Orión en Delos. Dicen que éste había nacido de la tierra y que fue de enorme corpulencia. En cambio Ferecides dice que fue hijo de Posidón y Euríalo. Posidón le concedió en don pasar caminando por el mar. Primero se casó con Side, a la que Hera arrojó al Hades por haber rivalizado con ella en belleza. Después fue a Quíos y pretendió a Mérope, la hija de Enopión. Pero Enopión lo emborrachó y ya dormido lo cegó arrojó a las playas. Partió aquél hacia la fragua de Hefesto y tomando un niño se lo puso sobre los hombros y le ordenó que lo guiase hacia oriente. Cuando hubo llegado allí recobró totalmente la vista por los rayos solares y, rápidamente, se precipitó contra Enopión, pero Posidón le había dispuesto una casa construida por Hefesto bajo tierra. Enamorada Eos de Orión, lo raptó y lo llevó a Delos. Pues Afrodita la hacía enamorarse sin interrupción porque se había unido a Ares. Orión, según dicen algunos, fue muerto al retar a Ártemis al lanzamiento de disco, pero según otros fue asaeteado por Ártemis al violentar a Opis, una de las doncellas que había venido de los Hiperbóreos.

La traducción es de José Calderón Felices en Akal Clásica.

Virgilio, Eneida X 763, alude a Orión:

At vero ingentem quatiens Mezentius hastam

turbidus ingreditur campo. quam magnus Orion,

cum pedes incedit medii per maxima Nerei

tagna viam scindens, umero supereminet undas,

aut summis referens annosam montibus ornum

ingrediturque solo et caput inter nubila condit,

talis se vastis infert Mezentius armis.

Mecencio, por fin, blandiendo su enorme lanza, avanza por el campo como un torbellino. Grande como Orión cuando anda abriéndose camino por las aguas sin fondo de Nereo y saca el hombro de las olas o con añoso tronco que cogió en lo alto de los montes avanza por tierra ocultando su cabeza entre las nubes; tal se presenta Mecencio con vastas armas. (Traducción tomada de aquí)

relievemezcencio


Gluck, un renovador casi olvidado (y X)

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Y llegamos al final de esta serie dedicada a Gluck en la que hemos repasado su obra tal vez más conocida, Orfeo ed Euridice. En este largo artículo nos referiremos y ofreceremos ejemplos de las otras tres grandes óperas gluckianas: Alceste, Ifigenia en Áulide e Ifigenia en Táuride.

Dejábamos a Orfeo a punto de matarse por no poder soportar vivir sin Eurídice.

Pero el dios Amor, que ha oído sus lamentos, se le aparece acudiendo una vez más en su auxilio.

Enternecido por la gran pasión del joven cantor, el dios Amor devuelve la vida a Eurídice para que junto con Orfeo pueda disfrutar largos años de su amor en el mundo de los mortales. La ópera concluye con una gran sucesión de danzas.

Scena seconda

(Amore appare subito)

AMORE

(lo disarma)

Orfeo! che fai!

ORFEO

(con impeto e fuori di sé)

E chi sei tu che ardisci trattener

le dovute a’ miei casi ultime furie?

AMORE

Calma il furore, insano, e riconosci Amor!,

Amor che veglia il tuo destino

ORFEO

Oh di’, che impone a me?

AMORE

Mi desti prova di tua nobil fè;

più non sarai per gloria mia infelice.

Euridice ti rendo!

Essa risorga e sia congiunta a te.

(Euridice si alza, come svegliandosi da un profondo sonno)

kratzensteinorefeo

Orfeo y Eurídice (1806) de Christian Gottlieb Kratzenstein-Stub (1783 – 1816), Carlsberg Glyptotek, Copenhague

ORFEO

Ah mia diletta!

EURIDICE

Orfeo!

ORFEO

Grazia celeste!

(ad Amore)

O Dei, qual riconoscenza!

AMORE

Alcun non dubiti di me!

Avventurosi amanti,

tornate al mondo ancor!

Mille pene compensa amato amor!

Scena ultima

(Magnifico Tempio dedicato ad Amore. Amore, Orfeo ed Euridice, preceduti da numeroso drappello di Pastori e pastore che vengono a festeggiare il ritorno d’Euridice; e cominciano un allegro ballo, si interrompe da Orfeo, che intuona il seguente coro)

ORFEO

Trionfi Amore, e il mondo intero

Serva all impero della beltà.

Di sua catena talvolta amara

mai fu più cara la libertà.

PASTORI E PASTORE

Trionfi Amore, e il mondo intero

Serva all’impero della beltà,

e il mondo intero, ecc

AMORE

Talor dispera, talvolta affanna

D’una tiranna, la crudeltà.

Ma poi la pena oblia l’amante

Nel dolce istante della pietà!

EURIDICE

La gelosia strugge e divora;

Ma poi ristora la fedeltà.

E quel sospetto che il cor tormenta,

Alfin diventa Felicità.

PASTORE E PASTORI

Trionfi Amore, ecc

(le danze ricominciano)

Gavotta

Balletto

Minuetto

EURIDICE

Divo amore, son tue pene estasiante voluttà!

ORFEO

Son d’Amore le catene la più dolce libertà!

AMORE

Fa un sol de’miei desir

soavemente il cor languir!

Se il mio foco v’arde il seno,

tutto è raggio in ciel sereno,

sin il pianto è voluttà.

EURIDICE E ORFEO

Se il mio sguardo in te s’afissa,

questo sen, s’imparadisa!

AMORE, EURIDICE, ORFEO

De lo strazio di due cor,

fa un gioir amato Amor!

Balletto

Ciaconna

CORO

Trionfi Amore, e il mondo intero

Serva all impero della beltà.

FIN DE L’OPERA

Escena segunda

(Cupido aparece de repente.)

CUPIDO

(lo detiene)

Orfeo, ¿qué haces?

ORFEO

(con ímpetu y fuera de sí)

¿Y quién eres tú que osas detener

el último furor que me causan mis desgracias?

CUPIDO

¡Calma tu ira, insensato, y reconoce a Cupido!

Amor que vela por tu destino

ORFEO

Dime, ¿qué me exiges?

CUPIDO

Me has dado prueba de tu noble fe

Ya no serás

por mi gloria infeliz.

Te devuelvo a Eurídice,

¡Que resucite! y se reúna contigo.

(Eurídice se levanta como despertándose de un profundo sueño)

orfeowatts

Orfeo y Eurídice (1875) de  George Frederic Watts

ORFEO

¡Ah, amada mía!

EURÍDICE

¡Orfeo!

ORFEO

Gracia celeste

(A Cupido)

¡Oh dioses, cuán grande es mi gratitud!

CUPIDO

¡Que nadie dude de mi!

Afortunados amantes, regresad al mundo,

Mil penas compensa el amado amor

Escena última

(Grandioso templo dedicado al dios del Amor. Cupido, Orfeo y Eurídice, precedidos de un numeroso grupo de pastores y pastoras que vienen a festejar el regreso

de Eurídice; comienza un alegre baile, que es interrumpido por Orfeo que entona la canción)

ORFEO

Que triunfe el amor y que todo el mundo

sirva al imperio de la belleza.

De su cadena, a veces amarga,

nunca fue más querida la libertad.

PASTORES Y PASTORAS

Que triunfe el amor y todo el mundo

sirva al imperio de la belleza,

y que el mundo entero, etc.

CUPIDO

A veces desespera, a veces aflige,

la crueldad de una tiranía.

¡Pero el amante olvida sus penas!

en el dulce instante de la piedad

EURÍDICE

Los celos consumen y devoran;

pero luego vuelve la fidelidad.

Y aquella sospecha que atormenta al corazón

se convierte finalmente en felicidad.

PASTORES Y PASTORAS

Que triunfe el amor, etc.

(El baile vuelve a comenzar)

Gavotta

Balletto

Minuetto

EURIDICE

Divino amor son tus penas

extasiante voluptuosidad

ORFEO

Son las cadenas del amor la más dulce libertad

AMOR

Uno solo de mis deseos hace que

suavemente el corazón languidezca.

Si mi fuego arde en vuestro seno,

todo en el cielo sereno es luz e incluso el llanto es alegría

EURIDICE Y ORFEO

Si mi mirada queda en ti fija,

mi seno entra en el paraíso

AMORE, EURIDICE, ORFEO

De la desgracia de dos corazones

el amado Amor hace una sola alegría

Balletto

Ciaconna

CORO

Que triunfe el amor y que todo el mundo

sirva al imperio de la belleza.

FIN DE LA ÓPERA

Y finalizamos

Iphigénie en Aulide, representada en 1774, fue la primera obra que Gluck escribió para un texto en francés y, más aún, para un público francés, al que no trató con demasiado miramiento. Considerando que sus cantantes no estaban preparados, aplazó el ensayo general, al que hubiera tenido que asistir la Corte, posponiendo incluso la presencia del rey y la reina. Fue una orgullosa afirmación de la preeminencia del arte sobre la etiqueta. Ni el público ni los cortesanos tenían la costumbre de ser tratados con este rigor. A pesar de ello, esta Ifigenia fue un gran éxito. La obra atendía la voz de Diderot que esperaba que un día la Clitemnestra de Racine y su hija Ifigenia cantarían con esta misma nobleza melodiosa y esta melancolía inimitable que el poeta les había proporcionado.

Ciertamente el digno Bailli du Roullet no es, ni de lejos, Racine; y Racine se hubiera estremecido de horror (y mucho más su modelo Eurípides) ante el final feliz inicialmente previsto, la boda (con ballets, naturalmente; eso que Gluck con desdén denominaba cabriolas) de Ifigenia y Aquiles, haciendo altamente improbable la secuela de la historia, esa Ifigenia siempre virgen y consagrada a Diana, que, en Táuride, inspirará a Gluck otra obra maestra.

Por tanto el juicio público no es erróneo ni tiene apelación posible: se admiró a Sophie Arnould por haber interpretado el papel dramática y poéticamente mejor que el Théâtre Français en el texto de Racine. ¿Pero hubiera podido Racine poner en sus versos una poesía más ardorosa y fiera que aquella que el canto hace salir de los versos, no obstante evidentemente inferiores en calidad, que Du Rollet ha puesto en la boca de su heroína?

“Oui, sous le fer de Calchas lui-même,

Je vous dirai que je vous aime…”

O, más aún, en su adiós a Aquiles:

“N’oubliez pas qu’Iphigénie

Digne d’un moins funeste sort,

Pour vous seul chérissait la vie

Et vous aima jusqu’à la mort…”

Esta milagrosa confirmación que pueden dar, en el teatro lírico, el acento, la palabra, el gesto, y también esta celeste inspiración melódica que coloca al canto por encima del texto, pero con la condición de que sepa ser fiel a las palabras, es lo que el caballero Gluck innovó, genialmente, en París esta velada del 19 de abril de 1774. Fue su verdadera revolución. Con un sentido plenamente alemán del orden y la precisión, dio a cada una de sus obras el nombre genérico que le parecía conveniente.

Iphigénie en Tauride, más tarde, será “tragedia puesta en música”: prima le parole, evidentemente, y solamente dopo, la musica; pero l’Orfeo y la primera Alceste, italiana, las dos nacidas en Viena, serán “azione teatrale per musica” y “tragedia messa in musica”. Iphigénie en Aulide, la primera, inaugurará este zénit de Gluck (que marca también el nadir, el absoluto crepúsculo del género versallesco, que sobrevivía desde Lully y Rameau, y en adelante caducado): la “tragedia-ópera”.

Los dos términos están unidos, en igualdad. No hay motivo para preguntar cuál debería ocupar el puesto preeminente. Van juntos, unzertrennlich, como la Condesa dirá en Capriccio, de Richard Strauss, casi dos siglos después, como para indicar que la verdadera esencia del canto, y, en realidad, su única razón de existir es combinar texto y música hasta un punto donde ni siquiera el estricto análisis cartesiano en toda su insipidez tenga la más mínima oportunidad de buscar los componentes.

Tampoco se puede hacer ningún reproche a los buenos octosílabos de Bailli de ser inferiores a los sublimes alejandrinos de Racine: no son nada sin la música que les da, no sólo la capacidad de elevarse, sino un timbre de voz y unos colores, y es esta unión la que los podría comparar con Racine, ¡sin encontrarlos inferiores!

No se ha hecho justicia con Gluck al aplicar a su persona y su obra el término de “reformista”. Reformador, lo fue, es cierto, pero por la experiencia, por oportunismo teatral, como Verdi y Richard Strauss después fueron empiristas, tomando el teatro por aquello que es, la única manera realista de llevar a la práctica lo que se quiere hacer.

Decir reformista es imaginar una ideología autoritaria y una línea de actuación imperturbablemente mantenida. Pero Gluck no cesará nunca de cambiar de idea, adaptando su rumbo a las circunstancias. Educado en la música italiana, revelado tal vez a si mismo por su libretista vienés, Calzabigi (que era un sutil y perspicaz teórico), conocía bien el Singspiel burgués alemán, así como la ópera cómica francesa, por intermedio de Charles-Simon Favart, director de la Ópera Cómica de París. Gluck asistió a la primera representación de Judas Macabeo de Handel en Londres y el retrato del compositor anglo-alemán estaba permanentemente en su habitación.

 Fue un compositor que llegó tarde al mundo de la música y las modas, el primer verdadero músico europeo, atento al crepúsculo de la opera seria vaciada de su sustancia dramática como resultado de un constante refrito, y al agotamiento del género versallesco, desvirtuado de forma injustificada por el uso excesivo del ballet y condenado a pasar completamente de moda con la muerte de Luis XIV, el Rey Sol, pero aún más importante, el primer bailarín de su tiempo.

¿Qué buscaba Gluck? Sabemos que buscaba la belleza de la simplicidad, pero ello a través de las características esenciales del teatro: gesto y declamación. ¿Qué aseguró su éxito? Los personajes. Antes de él, la ópera había tratado sólo alegorías, cuyas tramas poco dramáticas podían ser cómoda y decorativamente suplidas por la danza: Orphée anuncia la llegada de la idea del destino. Es cierto que el personaje procedía de la mitología, pero está dotado de la elocuencia y la noble familiaridad del ser humano. Con Iphigénie en Aulide, la revolución fue completada, y no se había dado un solo golpe. En realidad, era simplemente un retorno (como son etimológicamente todas las revoluciones): un retorno a Racine, a su pasión y noble simplicidad, un regreso a la tragedia clásica como modelo para la ópera, desnudado de los adornos en los que había sido retenida como prisionera por el espíritu de Rameau. No había nada ideológico en esta reforma. Una forma particular de arte se había desangrado y esto ahora se reconocía.

Y como final, la obertura de Ifigenia en Áulide dirigida por Arturo Toscanini.


Musik ist eine heilige Kunst (y XVI)

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ariadnemet

Concluimos el breve repaso a la parte final de Ariadne auf Naxos.

Los dos nuevos amantes siguen en su ensimismamiento. Baco llama a Ariadna “hechicera mía”, después de haber vencido a la otra hechicera, Circe. Estamos cerca del éxtasis y un dosel, bajado del cielo, los cubre. El dulce coro de las ninfas aumenta la sensación de encontrarnos en una atmósfera mágica. Se prodeuce la transformación de ambos amantes (¿qué queda de Ariadna?, se pregunta la hija de Minos y abandonada de Teseo).

Por su parte, Zerbinetta, de cara al público, reafirma su propio credo: cada nuevo amante siempre se presenta como un dios, mientras los nuevos amantes se entregan al placer.

ARIADNE

Gibt es kein Hinüber? Sind wir schon da? Wie konnt’ es geschehen? Sind wir schon drüben? Auch meine Höhle, schön! Gewölbt über ein seliges Lager, einen heiligen Altar! Wie wunderbar verwandelst du!

BACCHUS

Du! Alles du! Ich bin ein anderer als ich war! Der Sinn des Gottes ist wach in mir, dein herrlich Wesen ganz zu fassen! Die Glieder reg’ ich in göttlicher Lust! Die Höhle da! Laß mich, die Höhle deiner Schmerzen, zieh’ ich zur tiefsten Lust um dich und mich!

(Ein Baldachin senkt sich von oben langsam über die beiden und umfüngt sie.)

Carraccitriunfo-baco-ariadna

NAJADE, DRYADE, ECHO

Töne, töne, süße Stimme, fremder Vogel, singe wieder, deine Klagen, sie beleben, uns entzücken solche Lieder!

ARIADNE (an Bacchus’ Arm)

Was hängt von mir in deinem Arm? O, was von mir, die ich vergehe, fingest du Geheimes mit deines Mundes Hauch? Was, was bleibt von Ariadne? Was bleibt, was bleibt von Ariadne? Laß meine Schmerzen nicht verloren sein!

(Zerbinetta tritt auf, weist mit dem Fächer über die Schulter auf Bacchus und Ariadne zurück und wiederholt mit spöttischem Triumph ihr Rondo.)

ZERBINETTA

Kommt der neue Gott gegangen, hingegeben sind wir stumm! Stumm!

(geht ab)

BACCHUS

Deiner hab’ ich um alles bedurft! Nun bin ich ein and’rer als ich war. Deiner hab’ ich um alles bedurft!

ARIADNE

Laß meine Schmerzen nicht verloren sein, bei dir laß Ariadne sein!

BACCHUS

Durch deine Schmerzen bin ich reich, nun reg‘ ich die Glieder in göttlicher Lust! Und eher sterben die ewigen Sterne, eh’ denn du stürbest aus meinem Arm.

(Der Baldachin schließt sich vollends.)

ARIADNA

¿No hay nada al otro lado? ¿Estamos ya allí? ¿Cómo puede haber sucedido? ¿Estamos ya al otro lado? ¡Incluso mi gruta es bella! ¡Cúpula bienaventurada, celestial altar! ¡Cuán maravillosamente lo transformas todo!

BACO

¡Tú! ¡Todo lo has hecho tú! ¡Yo soy distinto al que fui! ¡El espíritu de los dioses ha despertado en mí para descubrir tu magnífica esencia! ¡Mi cuerpo siente un placer divino! ¡La gruta! Déjame que de la gruta de tus penas obtenga un profundo placer para ti y para mí!

(Un dosel desciende desde lo alto, lentamente, sobre ellos.)

NÁYADE, DRÍADA, ECO

Suena, suena, dulce voz. Ave forastera, canta de nuevo. ¡Tu reclamo la resucita y a nosotras nos hechiza!

ARIADNA (en los brazos de Baco)

¿Qué tienen tus brazos para mí? Oh, ¿qué tienen para mí, que me desvanezco, atrapada por tu aliento? ¿Qué, qué queda de Ariadna? ¿Qué queda, qué queda de Ariadna? ¡Haz que mis tormentos no sean vanos!

(Zerbinetta aparece de entre bastidores señalando con su abanico, por encima de su hombro, a Baco y Ariadna repitiendo con irónico triunfo su rondó.)

Ariadne auf Naxos

ZERBINETTA

Cuando un nuevo dios aparece, ¡a él nos entregamos sin combate! ¡Nos entregamos!

(sale)

BACO

¡Tú eres todo lo que yo necesitaba! Ahora soy diferente de quien era. ¡Tú eres todo lo que yo necesitaba!

ARIADNA

Deja que mis sufrimientos no sean en vano, ¡permite a Ariadna estar contigo!

BACO

Por tus sufrimientos soy poderoso. ¡Ahora goza mi cuerpo del placer celestial! ¡Antes morirán las eternas estrellas que tú entre mis brazos!

(El dosel los cubre totalmente)

Para finalizar esta serie sobre la Ariadna en Naxos de Strauss en el año en que se cumple el 150 aniversario del nacimiento del compositor bávaro ofrecemos el capítulo La mestría de Strauss, presente en el librito que acompaña la versión que poseo y que publicó la editorial Altaya. En dicho libro dice que la redacción de textos se debe a Eugenia Camón y la asesoría a Ángel Carrascosa.

Aunque fuera acusada de lo contrario por la musicología más próxima a las corrientes vanguardistas, Ariadna en Naxos se diferencia considerablemente de El caballero de la rosa. En primera instancia, Ariadna se opone a su predecesora por las dimensiones del aparato orquestal, aquí reducidas al ámbito camerístico – nuevo homenjae al siglo XVIII -. Con tal sólo treinta y siete instrumento, Strauss subraya de manera genial las circunstancias sentimentales de los personajes. La sección de cuerda consta de dos cuartetos. Cada uno de estos ocho instrumentos cuenta con una parte individual, y con ello el compositor alcanza un espesor polifónico y expresivo inaudito en un conjunto tan pequeño. La sonoridad orquestal emerge con absoluta claridad y ausencia de artificio, alejándose d ela opulenta voluptuosidad de El caballero de la rosa. Algunos asombrosos efectos tímbricos, de una extrema delicadeza, explican sutilmente ciertos condicionantes dramáticos del argumento. Hasta René Leibowitz – “cachorro de la Nueva Escuela de Viena y director, ¡donde los haya!, de Strauss – no pudo acallar su admiración sobre este particular: La orquesta – diría – está tratada con un refinamiento extremo y lo mismo ocurre con la escritura vocal, de la que lo menos que se puede decir es que refleja un virtuosismo prácticamente desconocido hasta entonces”.

Con respecto a esa escritura vocal a la que se refería Leibowitz con encendidos elogios habría mucho que añadir. Strauss era un auténtico maestro en estas lides. Posiblemente – y quizá, con la única excepción de Puccini -, nadie como el muniqués llegó a escribir música para la voz humana con tanta sabiduría y tanta inspiración durante el turbulento siglo XX. El trío protagonista, formado por voces femeninas – como sucediera en El caballero de la rosa -, está construido, en sus aspectos teatrales y musicales, con suprema inteligencia. La sensualidad de Zerbinetta se opone drásticamente a la trascendencia de Ariadna y el compositor. Y de igual manera, la escritura vocal de Strauss define el carácter de cada uno de estos personajes; Zerbinetta posee una línea de canto muy ornamentada, en representación de la volubilidad y la frivolidad del personaje, mientras que riadna se expresa doliente e introspectivamente.

No se puede hablar de pasajes populares en una ópera tan apartada del gran público. Sin embargo, sí es cierto que el emocionante monólogo de Ariadna “Es gibt ein Reich, wo alles rein ist” ha sido incorporado a los programas de sus recitales por algunas de las grandes sopranos líricas y lírico-dramáticas alemanas. Lo mismo sucede con el aria de Zerbinetta (“Grossmächtige Prinzessin, wer verstünde nicht”), la pieza de soprano de coloratura más difícil del repertorio, un espectacular tour de forcé para la más ágil de las voces femeninas. Entre las otras muchas maravillas contenidas entre las páginas de Ariadna en Naxos cabe citar el subyugante preludio de la ópera y el incomparablemente bello dúo del personaje titular con Baco, en el tramo final de la partitura.

Algunos musicólogos han utilizado los adjetivos “severo” y “austero” para referirse al estilo compositivo de Strauss en Ariadna en Naxos. Estos especialistas han hallado en sus arcaicas melodías referencias al universo de Monteverdi. Lo que sí resulta indudable es que Ariadna se halla mucho más cerca de Mozart que de Wagner. La ópera es, sin ningún género de dudas, una de las más relevates y exquisitas del siglo XX.

Y hasta aquí este análisis de la estupenda ópera Ariadne auf Naxos, como homenaje a Richard Strauss, con motivo del 150 aniversario de su nacimiento en Munich el 11 de junio de 1864.



Mitos huertanos y playeros (V)

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orion1

Seguimos con las fuentes sobre Orión y vamos ahora con Higino que, en sus Astronomica II, 34, nos dice sobre Orión:

Orion.

Hunc Hesiodus Neptuni filium dicit, ex Euryale Minois filia natum; concessum autem ei ut supra fluctus curreret ut in terra, quemadmodum Iphiclo datum dicitur ut supra aristas curreret neque eas infringeret. Aristomachus autem dicit quemdam Hyriea fuisse Thebis, Pindarus autem in insula Chio. Hunc autem, cum Iouem et Mercurium hospitio recepisset, petisse ab his ut sibi aliquis liberorum nasceretur. Itaque quo facilius petitum inpetraret, bouem inmolasse et his pro epulis adposuisse. Quod cum fecisset, poposcisse Iouem et Mercurium quod corium de boue foret detractum et quod fecerant urinae in corium infudisse, et id sub terra poni iussisse. Ex quo postea natum puerum, quem Hyrieus e facto Vriona nomine appellaret; sed uenustate et consuetudine factum esse ut Orion uocaretur.

Hesíodo dice que es hijo de Neptuno, nacido de Euríale, hija de Minos. Le fue concedida la habilidad de correr sobre las olas como si estuviera en la tierra, tal como se dice que Ificlo podía correr sobre la mies y no quebrarla. Aristómaco dice que vivía un cierto Hirieo en Tebas – Píndaro lo sitúa en la isla de Quíos – que pidió a Jove y Mercurio, cuando lo visitaron, que pudiera tener un hijo. Para ganar su solicitud más fácilmente sacrificó un buey y se lo ofreció en un banquete. Cuando hubo hecho esto, Júpiter y Mercurio le pidieron que quitara la piel del buey, que echara en ella la orina que habían expulsado, y le pidieron que enterrara el cuero en el suelo. De éste, más tarde, nació un niño a quien Hirieo llama Urión por el suceso, aunque debido a su encanto y amabilidad pasó a ser llamado Orión.

 Hic dicitur Thebis Chium uenisse et ibi Oenopionis filiam Meropen per uinum cupiditate incensus conpressisse. Pro quo facto ab Oenopione excaecatus et de insula eiectus existimatur Lemnum ad Vulcanum peruenisse et ab eo quemdam ducem Cedaliona nomine accepisse. Quem collo ferens dicitur ad Solem uenisse et ab eo sanatus, ut se ulcisceretur, Chium reuertisse. Oenopiona autem a ciuibus sub terra custoditum esse.

Se dice que vino de Tebas a Quíos, y excitado en su pasión por el vino, atacó a Mérope, hija de Enopión. Por este hecho fue cegado por Enopión y expulsado de la isla se cree que llegó a Lemnos ante Vulcano, y recibió de él un guía llamado Cedalión. Se dice que llevándolo sobre sus hombros, llegó ante Helio, y cuando Helio lo sanó volvió a Quíos para vengarse. Sin embargo, Enopión, fue protegido por sus conciudadanos bajo tierra.

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Quem postquam se inuenire posse desperaret Orion, in insulam Cretam peruenisse, et ibi uenari coepisse cum Diana, et ei polliceri quae supra diximus, et ita ad sidera peruenisse. Nonnulli autem aiunt Oriona cum Oenopione prope nimia coniunctum amicitia uixisse, et quod ei uoluerit suum studium in uenando probare, Dianae quoque pollicitum quae supra diximus; et ita interfectum. Alii dicunt cum Callimacho, cum Dianae uim uoluerit adferre, ab ea sagittis esse confixum et ad sidera propter uenandi consimile studium deformatum.

Después que Orión desesperara de poder encontrar a Enopión, Orión llegó a Creta, y allí comenzó a cazar con Diana y se jactó ante ella de lo que ya hemos mencionado antes, y así llegó a las estrellas. Algunos dicen que Orión vivía con Enopión en una demasiado cercana intimidad, y con ganas de demostrarle su celo en la caza, se jactó también ante Diana de lo que hablamos anteriormente, y así fue muerto. Otros, junto con Calímaco, dicen que cuando quiso violentar a Diana, fue traspasado por sus flechas y llevado por las estrellas debido a su celo similar en la caza.

 Istrus autem dicit Oriona a Diana esse dilectum et paene factum ut ei nupsisse existimaretur. Quod cum Apollo aegre ferret et saepe eam obiurgans nihil egisset, natantis Orionis longe caput solum uideri conspicatus, contendit cum Diana eam non posse sagittam mittere ad id quod nigrum in mari uideretur. Quae se cum uellet in eo studio maxime artificem dici, sagitta missa caput Orionis traiecit. Itaque eum cum fluctus interfectum ad litus eiecisset et se eum Diana percussisse plurimum doleret, multis eius obitum prosecuta lacrimis, inter sidera statuisse existimatur. Sed quae post mortem eius Diana fecerit, in eius historiis dicemus.

Istro, sin embargo, dice que Diana amaba a Orión y se cree que estuvo a punto de casarse con él. Como Apolo soportaba esto a duras penas y como con regañarla con frecuencia no obtenía ningún resultado, al ver la cabeza de Orión que nadaba muy lejos, apostó con Diana que no podía golpear con sus flechas el objeto negro en el mar. Y como ella deseaba ser reconocida como una experta en esa habilidad, la flecha que disparó atravesó la cabeza de Orión. Así pues, cuando las olas trajeron su cuerpo muerto a la orilla, y Diana se lamentara en extremo por haberlo golpeado, y su muerte le hizo derramar muchas lágrimas, se dice que lo colocó entre las constelaciones. Pero lo que hizo Diana después de su muerte, lo contaremos en las historias sobre ella.

catasterismosedicionesclasicas

El mito del Escorpión y Orión es quizás la leyenda más famosa relacionada con la mitología celeste y, como vemos, su origen se remonta al menos hasta la primera descripción de las constelaciones clásicas. La forma de esta constelación recuerda realmente a la de un escorpión, por lo que es muy llamativa, especialmente debido al considerable brillo de sus estrellas principales, destacando la roja Antares. Tan llamativa fue para los griegos que la extendieron hasta la vecina, y débil, constelación de Libra, por lo que ésta sería conocida alternativamente en la antigüedad como Las Pinzas. De este hecho se hacía eco Eratóstenes al hablar sobre Escorpio:

Οὗτος διὰ τὸ μέγεθος εἰς δύο δωδεκατημόρια διαιρεῖται·καὶ τὸ μὲν ἐπέχουσιν αἱ χηλαί, θάτερον δὲ τὸ σῶμα καὶ τὸ κέντρον. τοῦτον, φασίν, ἐποίησεν Ἂρτεμις ἀναδοθῆναι ἐκ τῆς κολώνης τῆς Χίου νήσου, καὶ τὸν Ὠρίωνα πλῆξαι, καὶ οὕτως ἀποθανεῖν, ἐπειδὴ ἐν κυνηγεσίῳ ἀκόσμως αὐτὴν ἐβιάσατο·ὃν Ζεὺς ἐν τοῖς λαμπροῖς ἔθηκε τῶν ἄστρων, ἵν᾿ εἰδῶσιν οἱ ἐπιγινόμενοι ἄνθρωποι τὴν ἰσχύν τε αὐτοῦ καὶ τὴν δύναμιν.

῎Εχει δὲ ἀστέρας ἐφ᾿ ἑκατέρας χηλῆς β, ὧν εἰσιν οἱ μὲν πρῶτοι μεγάλοι, οἱ δὲ δεύτεροι ἀμαυροί, ἐπὶ δὲ τοῦ μετώπου λαμπροὺς γ, ὧν ὁ μέσος λαμπρότατος, ἐπὶ τῆς ῥάχεως λαμπροὺς γ, ἐπὶ τῆς κοιλίας β, ἐπὶ τῆς κέρκου ε, ἐπὶ τοῦ κέντρου β·προηγεῖται μὲν ἐν αὐτοῖς πάντων φαιδρότερος ὢν ὁ ἐπὶ τῆς βορείας χηλῆς λαμπρὸς ἀστήρ··τοὺς πάντας ιθ.

 Esta constelación, debido a su descomunal tamaño, ocupa dos zonas del Zodiaco: sus pinzas abarcan una zona, y su cuerpo y el aguijón la segunda. Se dice que la diosa Ártemis lo hizo surgir de una colina de la isla de Quíos para que picara a Orión hasta hacerlo morir, porque éste había osado violarla durante una cacería. Sin embargo, Zeus lo elevó al cielo entre las más brillantes constelaciones a fin de que las generaciones venidera conocieran su fuerza y poder. En cada pinza tiene dos estrellas, muy brillantes las delanteras y más apagadas las de atrás; sobre la frente hay tres brillantes -la más intensa de las tres, la del medio, un poco hacia atrás-, dos sobre el vientre, cinco en la cola y dos en el aguijón. De entre todas sobresale por su brillo intenso una que hay sobre la pinza orientada al norte. Suman en total diecinueve.

La traducción es de Antonio Guzmán Guerra, en Alianza Editorial, Clásicos de Grecia y Roma (BT8219)

orion-escorpio


Mitos huertanos y playeros (VI)

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eratostenesmitologiafirmamento

Vamos concluyendo ya las fuentes sobre Orión. Ahora le toca el turno de nuevo a Eratóstenes y sus Catasterismos, 32:

Τοῦτον Ἡσίοδός φησιν Εὐρυάλης τῆς Μίνωος καὶ Ποσειδῶνος εἶναι, δοθῆναι δὲ αὐτῷ δωρεὰν ὥστε ἐπὶ τῶν κυμάτων πορεύεσθαι καθάπερ ἐπὶ τῆς γῆς. ἐλθόντα δὲ αὐτὸν εἰς Χίον Μερόπην τὴν Οἰνοπίωνος βιάσασθαι οἰνωθέντα, γνόντα δὲ τὸν Οἰνοπίωνα καὶ χαλεπῶς ἐνεγκόντα τὴν ὕβριν ἐκτυφλῶσαι αὐτὸν καὶ ἐκ τῆς χώρας ἐκβαλεῖν· ἐλθόντα δὲ εἰς Λῆμνον ἀλητεύοντα Ἡφαίστῳ συμμῖξαι, ὃς αὐτὸν ἐλεήσας δίδωσιν αὐτῷ Κηδαλίωνα τὸν αὑτοῦ [οἰκεῖον] οἰκέτην, ὅπως ὁδηγῇ [καὶ ἡγῆται αὐτοῦ]· ὃν λαβὼν ἐπὶ τῶν ὤμων ἔφερε σημαίνοντα τὰς ὁδούς· ἐλθὼν δ’ ἐπὶ τὰς ἀνατολὰς καὶ ῾Ηλίῳ συμμίξας δοκεῖ ὑγιασθῆναι καὶ οὕτως ἐπὶ τὸν Οἰνοπίωνα ἐλθεῖν πάλιν, τιμωρίαν αὐτῷ ἐπιθήσων· ὁ δὲ ὑπὸ τῶν πολιτῶν ὑπὸ γῆν ἐκέκρυπτο.

Ἀπελπίσας δὲ τὴν ἐκείνου ζήτησιν ἀπῆλθεν εἰς Κρήτην καὶ περὶ τὰς θήρας διῆγε κυνηγετῶν τῆς Ἀρτέμιδος παρούσης καὶ τῆς Λητοῦς, καὶ δοκεῖ ἀπειλήσασθαι ὡς πᾶν θηρίον ἀνελεῖν τῶν ἐπὶ τῆς γῆς γιγνομένων· κυμωθεῖσα δὲ αὐτῷ <ἡ> Γῆ ἀνῆκε σκορπίον εὐμεγέθη, ὑφ’ οὗ τῷ κέντρῳ πληγεὶς ἀπώλετο· ὅθεν διὰ τὴν αὐτοῦ ἀνδρίαν ἐν τοῖς ἄστροις αὐτὸν ἔθηκεν ὁ Ζεὺς ὑπὸ Ἀρτέμιδος καὶ Λητοῦς ἀξιωθεὶς, ὁμοίως καὶ τὸ θηρίον τοῦ εἶναι μνημόσυνον [καὶ] τῆς πράξεως. ἄλλοι δέ φασιν αὐξηθέντα τοῦτον ἐρασθῆναι τῆς Ἀρτέμιδος, τὴν δὲ τὸν σκορπίον ἀνενεγκεῖν κατ’ αὐτοῦ, ὑφ’ οὗ κρουσθέντα ἀποθανεῖν, τοὺς δὲ Θεοὺς ἐλεήσαντας αὐτὸν ἐν οὐρανῷ καταστερίσαι καὶ τὸ θηρίον εἰς μνημόσυνον τῆς πράξεως.

Ἔχει δ’ ἀστέρας ἐπὶ μὲν τῆς κεφαλῆς γ ἀμαυρούς, ἐφ’ ἑκατέρῳ ὤμῳ λαμπρὸν α, ἐπὶ τοῦ δεξιοῦ ἀγκῶνος <ἀμαυρὸν> α, ἐπ’ ἄκρας χειρὸς <ὁμοίως ἀμαυρὸν> α [ἀμαυροὺς β], ἐπὶ τῆς ζώνης γ, ἐπὶ τοῦ ἐγχειριδίου γ λαμπρούς, ἐφ’ ἑκατέρῳ γόνατι λαμπρὸν α, ἐφ’ ἑκατέρῳ ποδὶ ὁμοίως λαμπρὸν α· <τοὺς πάντας ιζ>.

OrionNebulosa

Cuenta Hesíodo que era hijo de Euríale, la hija del rey Minos, y de Posidón, y que gozaba del don de caminar sobre las olas al igual que sobre la tierra. Un día marchó  a la isla de Quíos y, borracho, violó a la hija de Enopión, de nombre Mérope. Al enterarse de ello Enopión, se enfureció ante tal atrevimiento, lo dejó ciego y lo expulsó de su país. Al llegar desterrado a Lemnos, Hefesto se compadeció  de él y le asignó como lazarillo a su propio esclavo, Cedalión.

Lo tomó consigo y lo llevaba sobre sus hombros a fin de que le indicara el camino. Se dirigió hacia el oriente y estuvo con Helio, quien al parecer le curó la ceguera. Pretendió regresar adonde Enopión para vengarse de él, pero sus conciudadanos le escondieron bajo tierra. Sin esperanzas de poderlo encontrar, se marchó a Creta y se dedicaba a ir de cacería con Ártemis y Leto. Parece que profirió en tono jactancioso que daría muerte a cualquier animal que sobre la Tierra viviera. Ante ello, la Tierra, irritada, hizo que apareciera un gigantesco escorpión que le picó con su aguijón y lo mató. A partir de entonces Zeus lo elevó al firmamento en recompensa por su valor y a instancia de las diosas Ártemis y Leto, al igual que hizo con el escorpión, como recuerdo de lo sucedido.

Otros cuentan que cuando Orión estaba en su plenitud se enamoró de Ártemis y que fue ésta la que hizo aparecer contra él el escorpión, y que al ser atacado por el animal, murió. Luego los dioses, compadecidos de él, lo elevaron al firmamento al igual que al escorpión, en recuerdo del suceso.

Tiene tres estrellas en la cabeza, poco visibles, una brillante sobre cada hombro, una sin brillo en el codo derecho, otra igualmente sin brillo en el extremo de la mano, tres en la cintura, tres de escaso brillo en el puñal, una brillante sobre cada rodilla y una igualmente brillante en cada pie. Suman un total de diecisiete.

Notas:

  1. Orión aparece en el horizonte del cielo por el oeste, mientras que su adversario Escorpio lo hace por el este. Por otra parte, Orión parece ir persiguiendo a las pléyades, a las que sin embargo nunca podrá dar alcance.
  2. Enopión fue hijo de la princesa cretense Ariadna (bien con Teseo, bien con el propio dios Dioniso) y reinó en la isla de Quíos, famosa por sus vinos. El nombre Enopión significa “bebedor de vino”.

 

fastos-ovidio

Los Fastos de Ovidio, Libro V 493-545, también nos hablan de Orión.

Quorum si mediis Boeotum Oriona quaeres;

falsus eris. Signi causa canenda mihi.

Jupiter, et, lato qui regnat in aequore, frater

carpebant socias, Mercuriusque, vias.

Tempus erat, quo versa jugo referuntur aratra.

Et pronum saturae lac bibit agnus ovis.

Forte senex Hyrieus, angusti cultor agelli,

hos videt, exiguam stabat ut ante casam.

Atque ita, longa via est nec tempora longa supersunt,

dixit, et hospitibus janua nostra patet.

Addidit et vultum verbis, iterumque rogavit.

En medio de los cuales, si buscas a Orión beocio, te engañas. El nacimiento de este signo lo diré yo. Júpiter y su hermano, que reina en el vasto mar, y Mercurio caminaban en compañía. Era el tiempo en el que se llevan en el yugo vueltos los arados; y el cordero mama la leche, que corre de la oveja harta. Acaso el viejo Hirieo, cultivador de un corto campecillo, ve a éstos, como estaba ante la pequeña casería. Y dijo así: “largo es el camino y queda poco tiempo. Y nuestra puerta está abierta para los huéspedes”. Y añadió el semblante a las palabras: y por segunda vez les rogó.

Parent promissis, dissimulantque deos.

Tecta senis subeunt, nigro deformia fumo.

Ignis in hesterno stipite parvus erat;

Ipse genu nixus flammas exsuscitat aura,

Et promit quassas comminuitque faces.

Stant calices. minor inde fabas, olus alter habebat,

Et fumant testu pressus uterque suo.

Convienen con las promesas y disimulan ser dioses. Entran en la casa del viejo, deforme con el humo negro: había poco fuego en un tronco del día antecedente. Él, puesta en el suelo la rodilla, resucita con el soplo las llamas. Y trae unas teas quebradas, y las desmenuza. Había unas ollas: la menor tenía habas, la otra legumbres; y una y otra echan humo cubiertas con sus tapaderas.

Orioncolor

Dumque mora est, tremula dat vina rubentia dextra.

Accipit aequoreus pocula prima deus.

Quae simul exhausit, Da, nunc bibat ordine, dixit,

Jupiter. Audito palluit ille Jove.

Ut rediit animus, cultorem pauperis agri

Immolat, et magno torret in igne bovem;

Quaeque puer quondam primis diffuderat annis,

Promit fumoso condita vina cado.

Entre tanto, les da vino rubio con la diestra trémula. El dios marino toma la primera bebida. Y luego que la apuró dijo: “da ahora para que Júpiter beba por su orden”. Él se puso amarillo, oído a Júpiter. Luego que volvió en sí, sacrifica a un cultivador del pobre campo (un buey); y asa el buey en un gran fuego. Y saca un vino guardado en una cuba humosa, al cual, siendo niño, lo había antiguamente echado en los primeros años.


Mitos huertanos y playeros (VII)

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En este capítulo finalizamos las fuentes sobre Orión con el final del texto de los Fastos ovidianos.

Nec mora: flumineam lino celantibus ulvam,

Sic quoque non altis, incubuere toris.

Nunc dape, nunc posito mensae nituere Lyaeo.

Terra rubens crater, pocula fagus erant.

Verba fuere Jovis: Si quid fert impetus, opta:

Omne feres. Placidi verba fuere senis:

Cara fuit conjux, prima mihi cara juventa

cognita. Nunc ubi sit, quaeritis: urna tegit.

Huic ego juratus, vobis in verba vocatis,

conjugio dixi sola fruere meo.

Et dixi, et servo, sed enim diversa voluntas

Est mihi: nec conjux, sed pater esse volo.

Y sin dilación se sentaron en unos bancos, que cubrían con lienzo unas ovas del río, pero no muy altos. Brillaron las mesas ya con las comidas, ya con el puesto vino. El jarro era de tierra colorada y el vaso de haya. Las palabras de Júpiter fueron: “Si quieres algo, pídelo. Todo lo conseguirás”. Las voces el humilde viejo fueron: ”Conocí a mi mujer amada, cuidado de mi primera juventud. Si preguntas dónde está ahora, la cubre la urna. Yo, con juramento, y llamándoos por testigos a vosotros, he dicho a ésta: “sola tú gozarás de mi compañía”. Y lo dije y lo guardo, pero yo tengo diversa voluntad. No quiero ser marido, pero deseo ser padre.

Annuerant omnes: omnes ad terga juvenci

constiterant. Pudor est ulteriora loqui.

Tum superinjecta texere madentia terra.

Jamque decem menses, et puer ortus erat.

Hunc Hyrieus, quia sic genitus, vocat Uriona.

perdidit antiquum littera prima sonum.

Concediéronlo todos, pusiéronse en pie ante el cuero del buey; tengo vergüenza de decir lo demás. Además de esto cubrieron la piel humedecida echándole tierra. Ya llegaron los diez meses y había nacido un niño. Hirieo llama a éste Urión. porque así fue engendrado. La primera letra perdió el antiguo sonido (U en O).

 

DianasobreelcadaverdeOrion

Sobre este pasaje es interesante este artículo y el texto al que remite.

Creverat immensum: comitem sibi Delia sumpsit.

Ille deae custos, ille satelles erat.

Verba movent iras non circumspecta deorum.

Quam nequeam, dixit, vincere, nulla fera est.

Scorpion immisit Tellus. Fuit impetus illi

curva gemelliparae spicula ferre deae.

Había crecido inmensamente; Delia (Ártemis-Diana) lo tomó por compañera, él fue guarda de la diosa, él fue su guarda, armado. Las palabras descomedidas mueven la ira de los dioses. “Ninguna fiera hay”, dijo, “que no pueda vencer”. La tierra produjo un escorpión, él solicitó clavar los corvos aguijones a la diosa (Leto), que parió a los gemelos (Apolo y Ártemis).

Obstitit Orion. Latona nitentibus astros

Addidit, et, Meriti praemia, dixit, habe.

Sed quid et Orion, et cetera sidera mundo

Cedere festinant, noxque coarctat iter?

Estorbólo Orión. Latona lo añadió a los resplandecientes astros, y dijo: “Ten el premio de tu mérito”. Pero ¿por qué Orión y las demás estrellas se dan prisa a exceder el mundo y la noche abrevia el camino?

 

La traducción es de Diego Suárez de Figueroa, que hemos adaptado del castellano antiguo.

entradoraries

Continuamos nuestro paseo por la marjalería y nos encontramos otro entrador mítico y astrológico: Aries. En otro de nuestros paseos, este playero, vimos unos apartamentos Aries y una tienda de alimentación, justo al lado de los anteriores, también llamada Aries.

Aries:

Eratóstenes, Catasterismos XIX:

Κριοῦ

Οὗτος ὁ Φρίξον διακομίσας καὶ Ἓλλην· ἄφθιτος δὲ ὢν ἐδόθη αὐτοῖς ὑπὸ Νεφέλης τῆς μητρός· εἶχε δὲ χρυσῆν δοράν, ὡς Ἡσίοδος καὶ Φερεκύδης εἰρήκασιν· διακομίζων δ᾿ αὐτοὺς κατὰ τὸ στενώτατον τοῦ πελάγους, τοῦ ἀπ᾿ ἐκείνης κληθέντος Ἑλλησπόντου, ἔῥῥιψεν αὐτὴν [καὶ τὸ κέρας ἀπολέσας].

Ποσειδῶν δὲ σώσας τὴν Ἓλλην καὶ μιχθεὶς ἐγέννησεν ἐξ αὐτῆς παῖδα ὀνόματι Παίωνα, τὸν δὲ Φρίξον εἰς τὸν Εὔξεινον πόντον σωθέντα πρὸς Αἰήτην διεκόμισεν· ᾧ καὶ ἐκδὺς ἔδωκε τὴν χρυσῆν δοράν, ὅπως μνημόσυνον ἔχῃ· αὐτὸς δὲ εἰς τὰ ἄστρα ἀπῆλθεν· ὅθεν ἀμαυρότερον φαίνεται.

Ἔχει δὲ ἀστέρας ἐπὶ τῆς κεφαλῆς α, ἐπὶ τῶν μυκτήρων γ, ἐπὶ τοῦ τραχήλου β, <ἐπ᾿> ἄκρου ἐμπροσθίου ποδὸς λαμπρὸν α, <ἐπὶ> ῥάχεως δ, <ἐπὶ> κέρκου α, ὑπὸ τὴν κοιλίαν γ, ἐπὶ τοῦ ἰσχίου α, ἐπ᾿ἄκρου ὀπισθίου ποδὸς α· τοὺς πάντας ιζ.

 

frixoy carnero

Fue el carnero que transportó a Frixo y Hele. Se trataba de un animal inmortal, regalado a los dos niños por su madre, Néfele. Según narran tanto Hesíodo como Ferécides, su lana era de oro. Cuando los llevaba por los aires, dejó caer a Hele sobre la zona más estrecha del mar, que recibió de ella el nombre de Helesponto (mar de Hele), al tiempo que se la cayó uno de sus cuernos. El dios Posidón salvó a la joven y se unió a ella, con la que tuvo un hijo llamado Peón. El carnero, por su parte, transportó a salvo a Frixo hasta el Ponto Euxino (Mar hospitalario), a casa de Eetes, a quien regaló el vellocino de oro como recuerdo. El carnero ascendió así al cielo, y por eso es una constelación de brillo tenue. Lleva una estrella sobre la cabeza, tres en el hocico, dos en la cerviz, una brillante en el extremo de la pezuña delantera, cuatro en el lomo, una en la cola, tres bajo el vientre, una en la cadera y otra finalmente en el extremo de la pezuña trasera. Suman un total de diecisiete.

La traducción es e Antonio Guzmán Guerra en Alianza Editorial, Clásicos de Grecia y Roma (BT8219)

Frixo y su hermana Hele escapaban, en efecto, del odio de su madrastra Ino, hija de Cadmo, el fundador de Tebas, la segunda esposa de su padre Atamante, que había repudiado a su primera esposa Néfele; volaban a lomos de un carnero alado de vellón de oro. Hele se mareó y cayó al mar mientras Frixo llegaba felizmente a tierra. El carnero fue sacrificado a Zeus y su vellocino de oro quedó transformado en un precioso talismán que atrajo más tarde el interés de los Argonautas.

 

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Arato, en Fenómenos (224-232) escribe sobre el Carnero o Aries:

Αὐτοῦ καὶ Κριοῖο θοώταταί εἰσι κέλευθοι, ὅς ῥά τε καὶ μήκιστα διωκόμενος περὶ κύκλα οὐδὲν ἀφαυρότερον τροχάει Κυνοσουρίδος Ἄρκτου. Αὐτὸς μὲν νωθὴς καὶ ἀνάστερος οἷα σελήνηι σκέψασθαι, ζώνηι δ᾿ ἂν ὅμως ἐπιτεκμήραιο 230 Ἀνδρομέδης· ὀλίγον γὰρ ὑπ᾿ αὐτὴν ἐστήρικται, μεσσόθι δὲ τρίβει μέγαν οὐρανόν, ἧχί περ ἄκραι Χηλαὶ καὶ ζώνη περιτέλλεται Ὠρίωνος.

 

Allí están también los vertiginosos caminos del Carnero, que, lanzándose a través de círculos enormes, no corre más lento que la Osa Cinosura. Es tenue y oscuro al mirarlo con la luna, pero a pesar de eso lo podrías descubrir gracias a la cintura de Andrómeda; pues está fijo un poco debajo de ella y pisa en la mitad del cielo inmenso, precisamente donde giran las puntas de las Pinzas y la cintura de Orión.


Mitos huertanos y playeros (VIII)

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AriesAratea

Dejamos la serie de mitos huertanos y playeros con las fuentes sobre Aries, y, más en concreto, con un texto de los Fenómenos de Arato. Pues bien, Germánico tradujo el texto de Arato al latín.

Sobre esta obra podemos leer aquí:

La tradición manuscrita ha preservado hasta la actualidad una paráfrasis o versión suya en hexámetros latinos de los Phænomena de Arato (siglo III a C.), tratado sobre los fenómenos celestes.

Su poema consta de 725 versos con el título de Aratea, en homenaje al astrónomo griego. Su obra debió de ser escrita después del 14 d. C., año de la muerte de Octavio Augusto, pues el verso 558 contiene un apóstrofe a este emperador. Germánico tradujo un tanto adaptado a su propio pensamiento y a los nuevos conocimientos de su tiempo los Phænomena de Arato. En este aspecto de actualización científica, se ayudó de los descubrimientos astronómicos del alejandrino Hiparco de Nicea (170-125 a. C.). El poeta latino aporta nuevos pasajes, inexistentes en Arato, como los mitos astrales de la Osa Mayor, Orión, Argo o la Corona Austral, así como la descripción del Zodiaco (versos 351-564). Una versión latina del poema de Arato ya había sido realizada por la musa de Cicerón. El orador latino había sido un traductor razonablemente fiel, pero Germánico escribió con otro espíritu, bajo el Principado. Y así, por ejemplo, Arato y Cicerón comienzan por invocar a Júpiter o Zeus como soberano de los fenómenos celestes, entre otros poderes. Germánico, en cambio, se dirige a su padre adoptivo Tiberio como divinidad garante de la paz universal. Esta invocación es conforme a la ideología del Principado, presupuesto inaceptable para el republicano Cicerón. Otra fuente utilizada por Germánico es el poema didáctico Astronomica de su coetáneo Marco Manilio.

Al proemio de Aratea sigue una relación de las constelaciones del norte y del sur del cielo, de los círculos celestes y de los sincronismos de apariciones y puestas astrales.

fenomenosdearato

He aquí ya el texto en hexámetros:

Inde subest Aries, qui longe maxima currens

Orbe suo spatia ad finem non tardius Vrsa 225

Peruenit et quanto breuiore Lycaonis Arctos

Axem actu torquet, tanto pernicior ille

Distantis cornu properat contingere metas.

Clara nec est illi facies nec sidera possunt,

Officiat si Luna, sua uirtute nitere. 230

Sed quaerendus erit zonae regione micantis

Andromedae; terit hic medii diuortia mundi,

Vt Chelae, candens ut balteus Orionis.

 

A continuación se encuentra Aries, que, recorriendo en su órbita hasta el fin el trayecto más largo con mucho, (225) llega a su meta no más tarde que la Osa, y, mientras que la Osa de Licaón gira en torno al eje con un trayecto muy corto, de forma análoga se apresta él a alcanzar muy rápidamente con su cuerno los distantes extremos [del firmamento]. Su apariencia no es brillante y sus estrellas no pueden (230) resplandecer con vigor propio si se interpone la luna. No obstante, deberás buscarlo por la zona del brillante ceñidor de Andrómeda: aquí roza la línea que marca la mitad del mundo, como las Pinzas, como el brillante cinturón de Orión.

El carnero que transportó a Frixo y Hele, más tarde el Vellocino de Oro y la constelación de Aries, está presente en el Toisón de Oro, insignia de la orden del mismo nombre.

La insignia tiene su origen en la Edad Media como un reconocimiento a los caballeros que mejor representasen el ideal de la caballería, aunque con el paso de los siglos se ha convertido en un reconocimiento diplomático. Creado en 1430 por el duque Felipe el Bueno de Borgoña con motivo de su matrimonio con Isabel de Portugal, en principio su objeto era la defensa de la religión católica. Que el rey de Arabia Saudí y el emperador de Japón, entre otras personalidades, sean portadores del Toisón muestra que este principio original se ha perdido. El nombre de la Orden se refiere al mito griego del vellocino de oro, regalo de los dioses, que colmaba de prosperidad a su dueño. Evoca, como ejemplo heroico de valor el que demostraron Jasón y los argonautas, de los que formaba parte Hércules, para repatriar a Grecia el precioso talismán cuya imagen cuelga de los collares. Como particularidad, el título es personal: los portadores deben asegurarse de que, tras su muerte, sus herederos retornen a la casa otorgante el collar. A partir del siglo XVIII, la orden del Toisón de Oro tiene dos ramas, la austríaca y la española.

Toisondeoro

Durante su reinado, el actual rey de España Don Juan Carlos de Borbón, concedió el Toisón a diferentes figuras:

Concedidas en 1964

Carlos de Borbón, príncipe de las Dos Sicilias, Duque de Calabria, Constantino II, rey de Grecia.

Concedidas en 1977

Nicolás Cotoner y Cotoner, Marqués de Mondéjar, Torcuato Fernández-Miranda y Hevia, Duque de Fernández Miranda.

Concedidas en 1981

Felipe de Borbon y Grecia, Príncipe de Asturias, José María Pemán, poeta.

JOSE MARIA PEMAN

Concedidas en 1983

Carlos Gustavo, Rey de Suecia, Jean I, Gran Duque de Luxemburgo.

Concedidas en 1984

Olav V, Rey de Noruega.

Concedidas en 1985

Akihito, emperador de Japón, Hussein, Rey de Jordania, Beatriz I, Reina de los Países Bajos, Margarita II, la Reina de Dinamarca.

Concedidas en 1988

Elizabeth II, Reina de Gran Bretaña.

Concedidas en 1993

Beltrán Osorio y Díez de Rivera, Duque de Alburquerque.

Concedidas en 1994

Albert II, Rey de los belgas.

Concedidas en 1996

Harald V, Rey de Noruega.

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Concedidas en 2004

Simeón Sajonia-Coburgo, Rey y ex primer ministro búlgaro.

Concedidas en 2006

Bhumibol Adulvadei, Rey de Thailandia

Concedidas en 2007

Enrique I de Luxemburgo, Gran Duque, Abdalá Bin Abdelaziz Al-Saud, Rey de Arabia Saudita y Guardián de los Santos Lugares.

Adolfo Suarez Illana, Presidente del Gobierno de España

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Concedidas en 2010

Francisco Javier Solana Madariaga, ex ministro y ex Secretario General de la OTAN.

Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes y ex director de la Real Academia Española de la Lengua

Concedidas en 2011

Nicolás Sarkozy, presidente de la República de Francia.

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Concedidas en 2014

Enrique Valentín Iglesias García, economista, político y escritor uruguayo de origen español.

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¿Un museo mitológico? (I)

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Tengo la suerte de trabajar en uno de los institutos históricos de España, el IES Francesc Ribalta, que en enero de 2017 cumplirá 100 años de su nueva ubicación, aunque el centro es más antiguo. Aquí ofrezco unos breves datos de su ya larga historia.

EL Instituto se fundó en 1846 con la denominación de Instituto Provincial de Segunda Enseñanza y estaba situado en el edificio del antiguo convento de las Monjas Clarisas en la calle Mayor, (actual Plaza Santa Clara) siendo el primero Director Don Fermín Gil Gómez, catedrático de Latinidad y de Retórica y Poética. Después, durante toda la etapa isabelina hasta el inicio de la Restauración, se alternaron como directores Domingo Herrero y Francisco Llorca representando ambos el vaivén de la política nacional entre liberales (el primero) y conservadores (el segundo), siendo Domingo Herrero por otra parte uno de los ilustres alcaldes de Castellón durante aquella época. Domingo Herrero Sebastián, que tiene una calle y un colegio dedicados en nuestra ciudad, se licenció en Derecho y en Filosofía y Letras, con capacidad para optar al Profesorado de Matemáticas y Geografía e Historia, asignaturas que tuvo a su cargo desde 1846 hasta 1892 en el instituto de Santa Clara, del que fue Secretario y Director. Por Real Orden de 15 de septiembre de 1846 había sido nombrado en primer lugar como catedrático interino, recién cumplidos los 25 años.

Domingo Herrero y Polo

Con el tiempo, su figura fue agigantándose no solamente en el centro de enseñanzas medias, sino en el ámbito político y social de la ciudad. Fue vocal y vicepresidente de la Junta Permanente de Estadística, presidente de la Junta Provincial de Educación Pública, miembro destacado de la Junta de Agricultura, Industria y Comercio y presidente del Casino Antiguo, alternando con otros personajes, culminando todo ello con el nombramiento de Alcalde-Presidente del Ayuntamiento.

Hecha la digresión sobre Domingo Herrero, seguimos con la historia del centro. En 1879-80 se hizo la primera instalación del Observatorio meteorológico siendo su impulsor y el primer encargado el catedrático de Física y Química Francisco Llorca, que era también director del centro; después de unos pocos años dejó de funcionar, hasta el año 1911 cuando volvió a ponerse en marcha. En el nuevo edificio de la avenida Rey Don Jaime se continuó este servicio a partir de 1921 hasta el año 1975 en el que cesó definitivamente su funcionamiento. No obstante, actualmente, y gracias a un profesor ya jubilado y un grupo de entusiastas alumnos el observatorio sigue en funcionamiento e, incluso a petición de los alumnos, ha sido adecentado y remozado.

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Retrato de Amalio Gimeno en el despacho de dirección

Una figura política destacable relacionada con nuestro centro es el cartagenero Don Amalio Gimeno y Cabañas (1852-1936), médico, científico y político.

Fue ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes entre el 6 de julio y el 4 de diciembre de 1906 en un gabinete presidido por José López Domínguez lo que le permitió impulsar la fundación, en 1907, de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Esta misma cartera ministerial volvería a desempeñarla entre el 3 de abril de 1911 y el 12 de marzo de 1912, en esta ocasión en el gobierno de José Canalejas.

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Retrato de José Canalejas en el despacho de dirección

En esta segunda ocasión en que fue de nuevo ministro de instrucción pública en 1911, consiguió Gimeno para Castellón la construcción del monumental edificio situado en la actual Avenida Jaime I, donde se instalaron el Instituto Provincial de Enseñanza y las Escuelas Normal de Maestras y de Artes y Oficios, que se inauguró en enero de 1917 con una espectacular dotación de material científico. En la actualidad alberga al Instituto Ribalta de enseñanza secundaria, que conserva de forma ejemplar su patrimonio histórico-científico gracias a la dilatada labor, en extremo profesional aunque desinteresada, de sus profesores.

En Castellón su nombre sustituyó en 1912 al anterior de calle del Pany de les Creus, la actual Avenida Jaime I, en cuyo número 35 se ubica nuestro instituto, aunque hoy la calle de Amalio Gimeno se ubica en el Sequiol, en el extremo sur de la ciudad. También Cartagena conserva una calle con su nombre, a diferencia de Valencia, que le ha borrado absolutamente hasta hoy en día. Gimeno mereció el retrato que se conserva en la galería de ilustres de la Universidad de Valencia (1909), el que se expone desde 1917 en el despacho de dirección del Instituto Ribalta de Castellón y, desde luego, fue lo bastante importante para que le retratara Sorolla en 1919: un conocido lienzo que se incorporó en 1982 al Museo de Bellas Artes de Valencia. Emilio Aliaga Romagosa, profesor de dibujo en el Instituto hoy llamado Ribalta de Castellón fue el autor del retrato al óleo (¿1917?) que se conserva en el despacho de la dirección desde la inauguración del centro. Junto al de Gimeno se conserva otro retrato de Don José Canalejas, que fue presidente del Consejo de Ministros entre el 9 de febrero de 1910 y el 12 de noviembre de 1912, época en la que se consiguió su ministro de Instrucción, Amalio Gimeno, la construcción del instituto.

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En 1901 al reformarse la organización de los Institutos, se convirtieron en Institutos Generales y Técnicos, y quedaron incorporados a éstos las Escuelas Normales que continuaron hasta el año 1914, y además la enseñanza técnica de la Agricultura, Industria, Comercio, Bellas Artes y, incluso, estudios nocturnos para obreros.

Otro servicio importante que empezó a incorporarse en el instituto a partir de 1848, fue la Biblioteca Provincial, con fondo del Convento de Capuchinos de Castellón, de San Pascual de Vila-real y de la Cartuja de Val de Crist de Altura que pudieron salvarse después de estar almacenados sin ningún orden ni control en el Convento de San Agustín. En un principio estaba encargado de la Biblioteca un catedrático del centro, el primero de los cuales fue Antonio Fornés Toro, de Geografía-Historia, pero a partir de 1862 se hizo ya cargo el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios, siendo algunos conocidos como Juan Antonio Balbàs Cruz (llegado en 1866 como ayudante de tercera y que luego fue concejal en el consistorio de 1869 a 1871, creador de la Sociedad de Fomento Agrícola Castellonense y Cronista de la Ciudad en 1881) o Lluis Revest i Corzo, insigne poeta de la ciudad, uno de los fundadores de la Sociedad Castellonense de Cultura, archivero municipal y también Cronista Oficial de la ciudad.

En 1910, a partir de la Biblioteca Provincial, se formó la Biblioteca del Claustro en otro recinto del Instituto y se hicieron cargo de ella diferentes profesores del Instituto.

Desde finales del siglo XIX, a medida que aumentaba el número de alumnos y otro tipo de estudios, como se ha mencionado antes, se vio en la necesidad de reformar el viejo edificio, cosa que se hizo a partir de 1895 hasta 1905. No obstante, se continuó pensando en la necesidad de construir un nuevo edificio.

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