Sibila pérsica, fresco de Miguel Ángel. Capilla Sixtina. Palacio Vaticano
Finalizamos, en este último capítulo de esta serie de artículos sibilinos, lo que dice Suidas sobre las Sibilas:
ὅτι Σίβυλλαι γεγόνασιν ἐν διαφόροις τόποις καὶ χρόνοις τὸν ἀριθμὸν δέκα. πρώτη οὖν ἡ Xαλδαία ἡ καὶ Περσίς, ἡ κυρίῳ ὀνόματι καλουμένη Σαμβήθη. δευτέρα ἡ Λίβυσσα. τρίτη Δελφίς, ἡ ἐν Δελφοῖς τεχθεῖσα. Τετάρτη ᾿Ιταλική, ἡ ἐν Κιμμερίᾳ τῆς ᾿Ιταλίας. πέμπτη ᾿Ερυθραία, ἡ περὶ τοῦ Τρωϊκοῦ προειρηκυῖα πολέμου. ἕκτη Σαμία, ἡ κυρίῳ ὀνόματι καλουμένη Φυτώ· περὶ ἧς ἔγραψεν ῾Ερατοσθένης. ἑβδόμη ἡ Κυμαία, ἡ καὶ ᾿Αμαλθία, ἡ καὶ ῾Ιεροφίλη. ὀγδόη ῾Ελλησποντία, τεχθεῖσα ἐν κώμῃ Μαρμισσῷ, περὶ τὴν πολίχνην Γεργίτιον, αἳ τῆς ἐνορίας ποτὲ Τρῳάδος ἐτύγχανον, ἐν καιροῖς Σόλωνος καὶ Κύρου. ἐνάτη Φρυγία. Δεκάτη ἡ Τιγουρτία, ὀνόματι ᾿Αβουναία.
Hay que decir que ha habido Sibilas en diferentes lugares y épocas en número de diez. La primera, pues, fue la Sibila Caldea, también conocida como persa, cuyo nombre propio era Sambete. La segunda, la Libia. La tercera, la Délfica, la nacida en Delfos.
La cuarta, la Itálica, la nacida en Cimeria de Italia. La quinta la Eritrea, la cual profetizó sobre la guerra de Troya. La sexta, la Samia, cuyo nombre propio era Fito, sobre la que escribió Eratóstenes. La séptima, la de Cumas, también llamada Amaltea y Herófila. La octava, la del Helesponto, nacida en la aldea de Marmiso, cerca de la ciudadela de Gergis que estaba entonces en el territorio de la Tróade, en la época de Solón y Ciro. La novena, la Frigia. La décima, la Tiburtina, de nombre Albunea.
La Sibila de Cumas (Amaltea) quemando sus libros ante Tarquinio. Retrato medieval
φασὶ δὲ ὡς ἡ Κυμαία ἐννέα βιβλία χρησμῶν ἰδίων προσεκόμισε Ταρκυνίῳ Πρίσκῳ τῷ τηνικαῦτα βασιλεύοντι τῶν ῾Ρωμαίων· καὶ τούτου μὴ προσηκαμένου, ἔκαυσε βιβλία β.
ὅτι Σίβυλλα ῾Ρωμαϊκὴ λέξις ἐστίν, ἑρμηνευομένη προφῆτις, ἤγουν μάντις· ὅθεν ἑνὶ ὀνόματι αἱ θήλειαι μάντιδες ὠνομάσθησαν. Σίβυλλαι τοίνυν, ὡς πολλοὶ ἔγραψαν, γεγόνασιν ἐν διαφόροις τόποις καὶ χρόνοις τὸν ἀριθμὸν ι.
Dicen que la de Cumas llevó nueve libros de sus propios oráculos a Tarquinio Prisco, que era entonces el rey de los romanos y, como éste no los aceptó, quemó dos libros.
Sibila es una palabra romana, interpretada como “profetisa” o “adivina”, por lo que las mujeres adivinas eran llamadas por este único nombre. Las Sibilas, pues, como muchos han escrito, han existido en diferentes lugares y épocas en número de diez.
Las Doce Sibilas del taller de Zurbarán (1650). Colección privada
Hasta aquí lo que dice Suidas sobre las Sibilas.
Y creemos que el mejor final de la serie es ofrecer, como completo resumen, lo que dice Pierre Grimal en su Diccionario de Mitología Griega y Romana en la entrada Sibila:
Sibila es, esencialmente, el nombre de una sacerdotisa encargada de enunciar los oráculos de Apolo. Existe gran número de leyendas acerca de “la” o “las” Sibilas. Según ciertas tradiciones, la primera Sibila era una joven de este nombre, hija del troyano Dárdano y Neso, hija ésta de Teucro. Dotada del don profético, había gozado de una gran reputación de adivina, y se daba el nombre de SibiIa en general a todas las profetisas.
Otra tradición pretendía que la primera de todas las Sibilas, desde el punto de vista cronológico, no era esta troyana, sino una hija de Zeus y Lamia -hija ésta de Posidón-, a quien los Libios pusieron el nombre·de Sibila y que en su tiempo formulaba oráculos.
La segunda Sibila fue Herófila. Era oriunda de Marpeso, Tróade, hija de una ninfa y de un padre mortal. Había venido al mundo antes de la guerra de Troya, y había dicho que Tróade sería asolada por culpa de una mujer nacida en Esparta (Helena). En Delos existía·un himno que ella había compuesto en honor de Apolo, en el cual se llamaba “esposa legítima” del dios y a la vez su “hija”. Esta Sibila pasó la mayor parte de su vida·en Samos, pero también estuvo en Claro, Delos y Delfos. Llevaba consigo una piedra, sobre la cual se subía para profetizar. Murió en Tróade, pero su piedra se encontraba en Delfos, donde era mostrada en tiempos de Pausanias.
Sibila eritrea, fresco de Miguel Ángel. Capilla Sixtina. Palacio Vaticano
La más célebre de las Sibilas helénicas es la de Eritras, en Lidia. Su padre se llamaba Teodoro,·y su madre era una ninfa. Decíase que había nacido en una gruta del monte Córico.·Inmediatamente después de su nacimiento, creció de pronto y se puso a profetizar en versos. Muy joven aún, sus padres la consagraron, contra su voluntad, al templo de Apolo. Había vaticinado que sería muerta por·una flecha de su dios. Vivió, según dicen, nueve vidas humanas, de ciento diez años cada una.
Una tradición pretendía que esta Sibila de Eritras era la misma que la de Cumas, en·Campania, que desempeñó un papel importante en las leyendas romanas. Esta·Sibila italiana tan pronto era llamada Amaltea, como Demófila o Herófila. Formulaba sus oráculos en una gruta. Apolo le había concedido el privilegio de vivir tantos años como·granos de arena pudiese contener su mano, a condición de no regresar nunca a Eritras. Por esta razón se había instalado en Cumas. Pero habiéndole enviado los eritreos, por error, una carta cuyo sello era de tierra de su país, murió al ver este trozo de su patria. También se contaba que habiendo pedido una larga vida a Apolo, que la amaba y había prometido concederle la satisfacción del primer deseo que expresara, se había olvidado de pedirle al mismo tiempo la juventud. El dios se la ofreció a cambio de su virginidad, pero ella rehusó: Así, a medida que envejecía, iba volviéndose más y más menuda y seca, hasta que terminó pareciendo una cigarra, y la encerraron como un pájaro en una jaula, colgándola en el templo de Apolo de Cumas. Los niños le preguntaban. “Sibila, ¿qué quieres?”. Y ella, cansada de vivir, respondía: “Quiero morir”.
De la Sibila de Cumas se decía que había ido a Roma durante el reinado deTarquino el Soberbio, llevando hasta nueve colecciones de oráculos. Ofreció vendérselos al rey, pero éste rehusó por encontrar excesivo el precio. A·cada negativa, la Sibila quemaba tres de ellas. Al fin Tarquino compró las tres últimas y las depositó en el templo de Júpiter Capitolino. Cumplida su misión, la Sibila desapareció.
Durante la República, y hasta la época de Augusto, esos “libros sibilinos” ejercieron gran·influencia en la religión romana. Eran consultados en caso de desgracia, de un prodigio o de algún acontecimiento extraordinario. Se encontraban entonces en ellos prescripciones religiosas: introducción de un nuevo culto, sacrificio expiatorio, etc., destinados a salir·al paso·de la situación imprevista. Unos·magistrados especiales estaban encargados de la conservación y consulta de estos libros.
En la Eneida, Virgilio da a la Sibila de Cumas por guía a Eneas cuando su descenso a los Infiernos.
Existía otra Sibila de menos renombre, en Samos. Llamábase Fito.
Sibila de Cumas (1622), óleo sobre lienzo de 138 x 103 cm., de Domenichino. Museos Capitolinos, Sala de Santa Petronila, Roma
Sobre Herófila, dice Pierre Grimal:
Herófila es una de las Sibilas, la segunda en el orden cronológico. Había nacido en Tróade, de una ninfa y un padre mortal, un pastor del Ida llamado Teodoro. Su patria, con más precisión, era la ciudad de Marpeso. Sus primeros oráculos habían consistido en la predicción de que la ruina de Troya vendría de una mujer criada en Esparta – pues Herófila había nacido antes de la guerra de Troya-. Después había viajado por el mundo, visitando Claro, Samos, Delos, Delfos; en todas partes profetizaba subida en una piedra, que llevaba consigo. Murió en Tróade, y se enseñaba su tumba en el bosque de Apolo Esminteo.
Y hasta aquí esta serie dedicada a las Sibilas, y a ofrecer algunas fuentes clásica que hablan sobre ellas. Confiamos en que los artículos no hayan sido sibilinos, sino claros, precisos y diáfanos.
Sibila pérsica (1480-1490), grabado de 176 x 108 mm., de Francesco Rosselli. British Museum de Londres
Sibila europea (ca 1480-1490), grabado de 174 x 108 mm., de Francesco Rosselli. British Museum de Londres
