Seguimos con el comentario de los versos 232 a 250 del poema Hero y Leandro, de Museo el Gramático. Hemos dedicados dos capítulos a glosar, con ejemplos de otros autores el verso 233 sobre el insomnio de Leandro, provocado por su amor hacia Hero. Este asunto del insomnio lo hemos relacionado, gracias a las notas de José Guilleromo Montes Cala, en su edición de Gredos, con autores como Apolonio de Rodas (Argonáuticas III, 744 ss.; 1191 ss.), Teócrito (Idilio II, 38 ss.), Meleagro (Antología Palatina V, 152 y 166), Ovidio (Heroidas XVIII, 25 ss.), Aquiles Tacio (Leucipa y Clitofonte I, 6, 2-4) y Platón (Fedro, 251).
Seguimos ahora con la nota al verso 241
- (También él se quemaba = συνεκαίετο= 241). Cf., para esta metáfora ígnea del amor, Ovidio, Heroidas XVIII, 85 ss.
Ut procul adspexi lumen, “meus ignis in illo est:
illa meum,” dixi, “litora lumen habent.”
Et subito lassis vires rediere lacertis,
visaque quam fuerat mollior unda mihi.
Frigora ne possim gelidi sentire profundi,
qui calet in cupido pectore, praestat amor.
Quo magis accedo propioraque litora fiunt,
quoque minus restat, plus libet ire mihi.
Cum vero possum cerni quoque, protinus Addis
spectatrix animos, ut valeamque facis.
Nunc etiam nando dominae placuisse laboro,
atque oculis iacto bracchia nostra tuis.
Cuando contemplé a lo lejos la luz, dije: “Mi fuego está en ella; mi luz esas riberas la poseen”. Y de pronto a mis agotados brazos volvieron las fuerzas y me pareció más dócil que antes el agua. Que no sienta el frío del helado abismo lo logra el amor que arde en mi corazón apasionado. Cuanto más me aproximo y más cercana se hace la ribera, y cuanto menos queda, más placer siento en avanzar. Mas cuando puedes también verme, inmediatamente acreces al mirarme mis fuerzas y haces que me encuentre bien. En ese momento me esfuerzo en agradar a mi dueña, incluso al nadar, y a tus ojos lanzo mis brazos.
La traducción es de Francisca Moya del Baño, en CSIC (Alma Mater).
La combustión “sincronizada” de una lámpara y del fuego del amor es un motivo ya atestiguado en la novela y la epigramática:
Aquí tenemos Teágenes y Cariclea VII, 9, 4 de Heliodoro:
Καὶ ἁπλῶς εἰς μανίαν λοιπὸν ἐλάνθανεν ὁ ἔρως ὑποφερόμενος, ἕως δή τις πρεσβῦτις ὄνομα Κυβέλη τῶν θαλαμηπόλων καὶ συνήθως τὰ ἐρωτικὰ τῇ Ἀρσάκῃ διακονουμένων εἰσδραμοῦσα εἰς τὸν θάλαμον, ἔλαθε γὰρ αὐτὴν οὐδ´ ὁτιοῦν τῶν γινομένων ἅτε λύχνου φαίνοντος καὶ οἷον συνεξάπτοντος τῇ Ἀρσάκῃ τὸν ἔρωτα.
En definitiva, el amor que había sobrevenido iba a convertirse en auténtica locura de un modo insensible, si no hubiera sido porque una vieja llamada Cíbele, una antigua doncella que habitualmente era cómplice en las intrigas amorosas de Ársace, entró corriendo en la alcoba y vio absolutamente todo lo que allí dentro sucedía, gracias a la luz de un candil encendido que unido al amoroso fuego de Ársace parecía ilumiNar la estancia entera.
La traducción es de Emilio Crespo Güemes, en Gredos.
Y ahora Antología Palatina V, 279 (Paulo Silenciario):
ΠΑΥΛΟΥ ΣΙΛΕΝΤΙΑΡΙΟΥ
Δηθύνει Κλεόφαντις· ὁ δὲ τρίτος ἄρχεται ἤδη
λύχνος ὑποκλάζειν ἦκα μαραινόμενος.
αἴθε δὲ καὶ κραδίης πυρσὸς συναπέσβετο λύχνῳ
μηδέ μ᾿ ὑπ᾿ ἀγρύπνοις δηρὸν ἔκαιε πόθοις.
ἆ πόσα τὴν Κυθέρειαν ἐπώμοσεν ἕσπερος ἥξειν·
ἀλλ᾿ οὔτ᾿ ἀνθρώπων φείδεται οὔτε θεῶν.
PAULO SILENCIARIO
Cleofantis se demora. Ya ya el tercer candil comienza a extinguirse, apagándose poco a poco. ¡Ojalá el fuego de mi corazón se extinga con la lámpara, y no me consuma por más tiempo, presa de los deseos y privado de sueño! ¡Cuántas veces prometió que la Citerea vendría al atardecer! Pero no trata con consideración ni a los hombres ni a los dioses.
También en Antología Palatina, IX, 627 (Mariano Escolástico).
ΜΑΡΙΑΝΟΥ ΣXΟΛΑΣΤΙΚΟΥ
Τάδ᾿ ὑπὸ τὰς πλατάνους ἁπαλῷ τετρυμένος ὕπνῳ
εὗδεν ῎Ερως Νύμφαις λαμπάδα παρθέμενος.
Νύμφαι δ᾿ ἀλλήλῃσι· Τί μέλλομεν; αἴθε δὲ τούτῳ
σβέσσομεν, εἶπον, ὁμοῦ πῦρ κραδίης μερόπων.
Λαμπὰς δ᾿ ὡς ἔφλεξε καὶ ὕδατα, θερμὸν ἐκεῖθεν
Νύμφαι ᾿Ερωτιάδες λουτροχοεῦσιν ὕδωρ
MARIANO ESCOLÁSTICO
Las durmió bajo los plátanos consumido por un tierno sueño. Había proporcionado Eros una lámpara a las ninfas. Las Ninfas se dijeron unas a otras: “¿Qué vamos a hacer? ¡Ojalá apaguemos juntamente con él”, dijeron, “el fuego del corazón de los hombres!”. Y cuando la lámpara incendió incluso las aguas, las Ninfas de Eros vertieron en el baño un agua caliente.
2. (Tales palabras de consuelo = τοίοις μύθοις= 244). Este discurso de Leandro está obviamente inspirado en aquellos otros que Odiseo dirige a su corazón en Odisea V.
407 ss. (aquí 406-423):
καὶ τότ’ Ὀδυσσῆος λύτο γούνατα καὶ φίλον ἦτορ,
ὀχθήσας δ’ ἄρα εἶπε πρὸς ὃν μεγαλήτορα θυμόν·
«ὤ μοι, ἐπεὶ δὴ γαῖαν ἀελπέα δῶκεν ἰδέσθαι
Ζεύς, καὶ δὴ τόδε λαῖτμα διατμήξας ἐπέρησα,
ἔκβασις οὔ πῃ φαίνεθ’ ἁλὸς πολιοῖο θύραζε·
ἔκτοσθεν μὲν γὰρ πάγοι ὀξέες, ἀμφὶ δὲ κῦμα
βέβρυχεν ῥόθιον, λισσὴ δ’ ἀναδέδρομε πέτρη,
ἀγχιβαθὴς δὲ θάλασσα, καὶ οὔ πως ἔστι πόδεσσι
στήμεναι ἀμφοτέροισι καὶ ἐκφυγέειν κακότητα·
μή πώς μ’ ἐκβαίνοντα βάλῃ λίθακι ποτὶ πέτρῃ
κῦμα μέγ’ ἁρπάξαν· μελέη δέ μοι ἔσσεται ὁρμή.
εἰ δέ κ’ ἔτι προτέρω παρανήξομαι, ἤν που ἐφεύρω
ἠϊόνας τε παραπλῆγας λιμένας τε θαλάσσης,
δείδω μή μ’ ἐξαῦτις ἀναρπάξασα θύελλα
πόντον ἐπ’ ἰχθυόεντα φέρῃ βαρέα στενάχοντα,
ἠέ τί μοι καὶ κῆτος ἐπισσεύῃ μέγα δαίμων
ἐξ ἁλός, οἷά τε πολλὰ τρέφει κλυτὸς Ἀμφιτρίτη·
οἶδα γὰρ ὥς μοι ὀδώδυσται κλυτὸς ἐννοσίγαιος.»
Entonces desmayaron las rodillas y el corazón de Odiseo, y el héroe, gimiendo, a su magnánimo espíritu así le hablaba:
—¡Ay de mi! Después que Zeus me concedió que viese inesperada tierra, y acabe de surcar este abismo, ningún paraje descubro por donde consiga salir del espumoso mar. Por defuera hay agudos peñascos a cuyo alrededor braman las olas impetuosamente, y la roca se levanta lisa; y aquí es el mar tan hondo que no puedo afirmar los pies para librarme del mal. No sea que, cuando me disponga a salir, ingente ola me arrebate y de conmigo en el pétreo peñasco; y me salga en vano mi intento. Mas, si voy nadando, en busca de una playa o de un puerto de mar, temo que nuevamente me arrebate la tempestad y me lleve al ponto, abundante en peces, haciéndome proferir hondos suspiros; o que una deidad incite contra mi algún monstruo marino, como los que cría en gran abundancia la ilustre Anfitrite; pues sé que el ínclito dios que bate la tierra está enojado conmigo.
La traducción es de Luis Segalà i Estalella, tomada de Wikisource.
