Jabalí (Sus scrofa), ejemplar del Museo de Ciencias Naturales del IES Ribalta de Castellón
Y vamos con el antepenúltimo capítulo de esta larga serie dedicada a los animales mitológicos del museo de Ciencias Naturales del instituto Francesc Ribalta de Castellón.
El primero es el jabalí, animal, por otra parte, muy abundante en zonas cercanas a nuestra capital, como el Desierto de las Palmas (donde apenas hace una semana nos tropezamos con dos que se metieron en la maleza cruzando la senda que seguíamos) o la Sierra de Espadán.
El nombre científico es Sus (cerdo, en latín; jabalí es aper, apri, la comida predilecta de Obélix; en griego es κάρπος) Scrofa (en latín, cerda de cría, y también cognomen romano que significa creda de ceda de cría; lo leemos en Cicerón, Cartas a Ático V, 4, 2: curandus autem hactenus ne quid ad senatum “consule!” aut “numera”!” nam de ceteri —sed tamen commode, quod cum Scrofa)
El jabalí está presente al menos en tres conocidos episodios mitológicos: la muerte de Adonis, la caza del jabalí del Erimanto, uno de los trabajos de Heracles y la caza del jabalí de Calidón.
Higino, en sus fábulas 172 y 173 nos habla del jabalí de Calidón:
172
Oeneus Porthaonis filius Aetoliae rex cum omnibus diis annua sacra fecisset et Dianam praeteriisset, ea irata aprum immani magnitudine qui agrum Calydonium uastaret misit. Tunc Meleager Oenei filius se pollicetur cum delectis Graeciae ducibus ad eum expugnandum iturum.
Eneo, hijo de Portaon, rey de Etolia, habia ofrecido cada año sacrificios a todos los dioses, pero había preterido a Diana. Ella, irritada, envío un jabalí de enorme tamaño para que devastara el campo calidonio. Entonces Meleagro, hijo de Eneo, prometió ir a luchar contra el junto con capitanes elegidos de Grecia.
173
Althaea Thestii filia ex Oeneo peperit Meleagrum. Ibi in regia dicitur titio ardens apparuisse.Huc Parcae uenerunt et Meleagrofata cecinerunt, eum tam diu uicturum quam diu is titio esset incolumis. Hunc Althaea in arca clausum diligenter seruauit. Interim ira Dianae, quia Oeneus sacra annua ei non fecerat, aprum mira magnitudine qui agrum Calydonium uastaret misit. Quem Meleager cum delectis iuuenibus Graeciae interfecit, pellemque eius ob uirtutem Atalante uirgini donauit, quam [Ideus] Plexippus [Lynceus]. Althaeae fratres eripere uoluerunt.
Altea, hija de Testio, concibió de Eneo a Meleagro. Se dice que por aquel tiempo aparecio en el palacio real un tizon incandescente. Las Parcas llegaron allí y vaticinaron a Meleagro su destino: él había de vivir tanto tiempo cuanto ese tizón estuviera intacto. Altea lo guardo cuidadosamente encerrado en un arcón. Entretanto Diana, airada porque Eneo no le había ofrecido los sacrificios anuales, envió un jabalí de extraordinario tamaño -para que asolara el campo calidonio. Meleagro, con unos jóvenes escogidos de Grecia, lo mato y concedió su piel a la doncella Atalanta por su arrojo. Ideo, Plexipo y Linceo, hermanos de Altea, se la quisieron arrebatar.
La caza del jabalí de Calidonia (1618) de Peter Paulus Rubens
Apolodoro en Biblioteca mitológica I, 8, 1 -3 nos habla de la caza de este jabalí:
Eneo, rey de Calidón, fue el primero que cultivó la vid, recibida de Dioniso. Casado con Altea, hija de Testio, engendró a Toxeo, a quien él mismo mató por haber saltado sobre el foso.
… Altea tuvo otro hijo de Eneo, Meleagro, que algunos creen engendrado por Ares. Cuentan que al cumplir siete días se presentaron las Moiras y declararon que Meleagro moriría cuando el tizón que ardía en el hogar se consumiese. Altea al oír esto, retiró el tizón y lo guardó en un arca. Meleagro, que creció invulnerable y valeroso, murió por la siguiente causa: habiendo ofrendado Eneo las primicias de los frutos anuales de la región a todos los dioses, se olvidó únicamente de Ártemis, y ella, irritada, envió un jabalí de fuerza y tamaño extraordinarios que arrasaba los sembrados y destruía los rebaños y las gentes que se encontraba. Para atacarlo, Eneo convocó a los más valerosos de la Hélade y prometió la piel como premio a quien le diera muerte. Los que acudieron a cazar el jabalí fueron éstos: Meleagro, hijo de Eneo, y Driante, hijo de Ares, ambos de Calidón; Idas y Linceo, hijos de Afareo, de Mesenia; Cástor y Pólux, hijos de Zeus y Leda, de Lacedemonia; Teseo, hijo de Egeo, de Atenas; Admeto, hijo de Feres, de Feras; Anceo y Cefeo, hijos de Licurgo, de Arcadia; Jasón, hijo de Esón, de Yolco; Ificles, hijo de Anfitrión, de Tebas; Pirítoo, hijo de Ixión, de Larisa; Peleo, hijo de Éaco, de Ftía; Telamón, hijo de Éaco, de Salamina; Euritión, hijo de Áctor, de Ftía; Atalanta, hija de Esqueneo, de Arcadia; Anfiarao, hijo de Oícles, de Argos; con éstos llegaron también los hijos de Testio.
El jabalí de Calidonia, dibujo de Gabriel Alonso
Cuando estuvieron reunidos, Eneo los agasajó durante nueve días, al décimo, Cefeo y Anceo y algunos otros desdeñaron salir con una mujer en busca del animal, pero Meleagro, que, a pesar de estar casado con Cleopatra, hija de Idas y Marpesa, quería tener hijos de Atalanta, los obligó a ir con ella. Cuando tuvieron rodeado al jabalí, éste mató a Hileo y a Anceo, mientras que Peleo involuntariamente atravesó con un venablo a Euritión.
Atalanta fue la primera en flechar al jabalí en el lomo, luego Anfiarao en un ojo; Meleagro alcanzándolo en el flanco lo remató, y entregó la piel a Atalanta. Los hijos de Testio no aceptaron que habiendo varones recibiera el premio una mujer, y se lo arrebataron con el pretexto de que les pertenecía por parentesco si Meleagro determinaba no cogerlo. Meleagro, encolerizado, mató a los hijos de Testio y devolvió la piel a Atalanta. Altea, entristecida por la pérdida de sus hermanos, encendió el tizón y Meleagro inmediatamente murió.
Otros dicen que Meleagro no murió de esta manera, sino que cuando los hijos de Testio se disputaban la piel porque Ificlo había sido el primero en herir al jabalí, estalló una guerra entre los Curetes y los calidonios; al salir Meleagro y dar muerte a algunos hijos de Testio, Altea lo maldijo y aquél, despechado, se quedó en casa; pero como los enemigos se acercaban ya a los muros y los ciudadanos imploraban su ayuda. Meleagro, convencido a duras penas por su esposa, salió y, después de matar al resto de los hijos de Testio, pereció en el combate; tras la muerte de Meleagro Altea y Cleopatra se ahorcaron y las mujeres que lloraban el cadáver fueron convertidas en aves.
La cacería de Meleagro (1658) de Charles Le Brun. Museo del Louvre, París
